¿Venganza?

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— ¿Qué soñaste? — pregunté impresionada por su confesión.

— Yo... La verdad me apena decirlo, Sakura — respondió mientras aún acariciaba mi mano —  te diré que fué algo muy erótico, para serte sincero y sé que está mal, eres la esposa de mi hijo pero...

— ¿Pero?

— Necesito saber ¿Tú qué soñaste?

— Me temo que debo confesar que soñé  algo similar al tuyo — confesé al sentir mis mejillas enrojecerse.

— Sakura... — pronunció pasando su mano a forma de caricia por mi brazo hasta llegar a mi hombro, en ese momento se inclinó hacia mi viéndome a los ojos y yo casi sentía que me perdía en la intensidad de los suyos.

— Pero debió ser por lo que descubrí anoche — dije poniéndome de pie  dando dos pasos y viendo hacia otro lado.

— ¿Qué dices? — se puso de pie avanzando hasta que nuestras cercanías se hicieron demasiado cortas estando detrás mío — ¿Te refieres a que el sueño fué un error?

— No — volteé a verlo — hace unas horas descubrí que tu hijo me ha engañado desde hace tres años con otra mujer — me giré hacia otro lado — me dolió saberlo, pero ese sueño...— sentí como tocó mis hombros detrás mío, por lo cuál me giré nuevamente para verle a los ojos — ese sueño me hizo olvidar el dolor en cuanto desperté — terminé de decir mientras apoyaba mis manos en su pecho.

— Nuestros sueños no fueron una coincidencia, Sakura — rodeó mi cintura con sus brazos — lo siento por mi hijo, pero no puedo resistirlo más — acercó su rostro al mío y rozó levemente la punta de su nariz con la mía — voy a besarte ahora y no sé si me contendré después de esto...

— No lo hagas... — susurré.

En ese momento me besó con tal delicadeza y pasión que me volví una total adicta a sus labios y su dulce sabor, me cargó entre sus brazos llevándome consigo hasta su sala, me recostó para después acomodarse encima mío, me vió de una manera tan distinta a la que jamás alguien me haya visto y acarició con sus dedos índice y anular mi mejilla mientras yo lo abraza rodeando su espalda con un brazo al tiempo que mi mano libre se perdía en sus cabellos. En momentos mi mente me hacía recobrar la conciencia de que mis actos eran indebidos, que Minato no solo era mi suegro, si no el Hokage de ésta aldea, pensaba en separarme de él para ir a casa pero en serio disfrutaba cada beso y caricia suya, me sentía mal de pensar que ahora estaba haciendo lo mismo que Naruto me hace a mí, y simplemente no podía evitarlo, tal vez lo estaba entendiendo...

— Ahh!... Minato... Esto... Ésto está mal — comentaba ante sus exitantes toques.

— Lo sé... — murmuró mientras besaba mi cuello — pero no quiero detenerme — dijo deslizando su mano por mi abdomen hasta llegar a mi entrepierna y acariciar suavemente mi pubis — abre las piernas, hermosa — siguió los besos hasta mi oído — quiero tocarte...

Obedecí su petición y así lo hice, acarició mi intimidad sin apartar mis bragas dándose cuenta de mi evidente exitación, mis manos viajaban recorriendo su espalda hasta llegar a su cinturón y recorrerlo llegando a la evilla para desabrocharlo, abrí su bragueta y bajé su pantalón un poco, en ese momento sentí lo duro de su miembro rozando mi abdomen bajo para después atreverme a hacer algo que nunca antes me había atrevido a hacer con Naruto. Tomé su miembro aún oculto por el boxer desde la base para comenzar a estimularlo lento e intenso, él dejó escapar su aliento cerrando sus ojos y comenzó a mover sus caderas por inercia, yo apreté un poco mi agarre, lo que ocasionó que el soltara un leve gemido, por primera vez escuché el gemido de un hombre, su placer me llenó de satisfacción al igual que exitacion en ese momento y lo único que deseaba ahora era hacerlo sentir más placer.
Él apoyó una mano el respaldo del sillón y otra en el apoyo de éste, pegó su intimidad con la mía mientras aún lo sostenía para después seguir sus movimientos de cadera de manera mas intensa, podía sentir como sus testículos tocaban dando un leve roce en mi intimidad, Minato daba leves jadeos ocultando su rostro en mi cuello, me abrazó fuerte, apartó mi mano para bajar su boxer y me pidió seguir, volví a tomar su miembro totalmente endurecido y empecé a estimularlo mientras él bajó su mano a mi intimidad, apartó las bragas y con su dedo medio estimuló suave y consecutivamente mi centro. Ambos giramos quedando acostados de lado, frente a frente mientras seguíamos, me acercó a él y besó mis labios apasionadamente para aumentar el ritmo de sus estimulaciones y yo hice lo mismo, despues de un rato él unió su frente a la mía dejando salir jadeos de placer y entre éstos mi nombre de forma entrecortada, pronto sentí sus fluidos en mi mano manchando el vestido de paso y un estremecimiento en mi entrepierna, mis gemidos se volvieron agudos y a medida que aumentaban, él aceleraba los movimientos de sus dedos y me abrazaba fuerte hasta que sentí mis fluidos mojando mi pierna y de paso su mano completamente. Llevó su mano hasta la altura de sus labios para aspirar su aroma e introducir los dedos en su boca, cerró sus ojos disfrutando el sabor de mis fluidos y después me abrazó pegandóme  a él para quedar sentados, yo encima de sus piernas.

El Sabor de lo ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora