5.

862 135 36
                                    


Estoy hasta los cuernos

Pasaron los días donde Raúl solo salía a trabajar, hacer compras y regresar a con Vegetta. Lo único que ODIABA CON SU ALMA era que este invitara a sus dos amigos y él no podía decir nada ya que de inmediato se sentía mal por "hacer llorar a su demonio personal", pero también era "CULPA" de Raúl por gritarle. Aquel demonio le tocaba mucho los cojones de una manera desmedida.

La paciencia dura poco, pero la de Raúl se acabó cuando vio a lo que se suponía que era un hombre con rasgos femeninos desnudó en el sillón con Vegetta igualmente desnudó. La tentación por mirar aquellas partes y saber cómo eran los demonios haya abajo era inmensa, ¿o si quiera tendrían un género? Rápidamente al mirar se volteó con la cara completamente roja.

—¡Samuel De Luque, no me importa de donde hayas conocido a este hombre, pero sácalo y ambos vístanse!—los reprendió mirando a la pared aún incomodo. La mirada de Vegetta por primera vez no era ni empatía, ni tristeza ni nada que Raúl no conociera sobre su demonio, era una mirada asustadiza y hasta un punto parecía a nada de explotar.—Bi-Bien, los dejó acabar y...

—¿Sabes lo que acabas de hacer, humano deplorable?—preguntó el hombre de cabellos rojos como el fuego y ojos verdes esmeraldas que Raúl jamás había visto en una persona.—Interrumpiste nuestro ritual de apareamiento para crear un demonio de sangre pura. ¿Sabes lo mucho que cuesta eso?

—No, no se, ni quiero saber.—no sabía quien coño era aquel que profano su hogar sin permiso pero no por el momento no le agradaba.

El hombre de cabellos naranjas parecía realmente molesto y Raúl también estaba molesto, el único que parecía intimidado era Vegetta. Él como deber tenía que dar su vida por Raúl, pero también tenía que dar su vida por su rey, ¿por quien daría su vida si ese par se peleaba? Al parecer la pequeña conexión por parte de los dos desvestidos, el hombre de los ojos esmeraldas miro al chico que en aquellos momentos sus orbes eran de su color natural, o anormal para los mortales. Su miedo era reflejado por estos.

El hombre desnudó de los ojos esmeraldas carraspeó llamando la atención del ex mortal y del demonio.

—No deberíamos pelear, más vale prevenir la pérdida de un demonio.—dijo Lolito caminando hacia el humano.—¿En serio prefieres al humano que a mi, Veg? ¿Por que te viniste a este mundo putrefacto?

—¡Calla ahora!—ordenó Raúl evitando que Vegetta contestara a esas preguntas. Aparte, según Raúl, los demonios debían obedecer a los humanos. Aún no le quedaba claro, los de mayor categoría debían obedecerles, ¿no era así?

El otro demonio reía con ganas causando escalofríos en el esclavo y el amo.

Seguro a aquel demonio le faltaba una tuerca, no sabía por qué reía. Nada de lo que Raúl imaginara lo ayudaba ya que ese loco parecía no tener solución. Miro a Vegetta que se encontraba sobre sus rodillas y la mirada baja.

—¡¿Tu te atreves a darme órdenes a mi?!—pregunto supuestamente recuperando la compostura por reírse tanto.—Soy superior a los humanos, no deberías ni pensar en darme una orden que no cumpliré, ¿Veg no te enseño eso?—Raúl y Vegetta negaron al mismo tiempo.—Pues bien, al final son errores insignificantes, pero cuidado que si me llegas a dar una orden más te puedes ir al infierno, y no al humano... pero a decir verdad es mejor que vayas al de nosotros que al de... ustedes.—dijo mirando con indiferencia a Raúl.

(...)

Después de ya presentados Raúl y Lolito quien decidió tomar el alias Manuel Fernández para ocultar su verdadera identidad demoniaca. Por supuesto que justo en ese momento, el demonio categoría 0 se marchó a diseñar una casa o buscar un apartamento, crearse un trabajo, en pocas palabras: inventarse una vida en el mundo humano.

—Me lleva el diablo, Vegetta, no puedes invitar a tus amiguitos siempre que quieras, entiende, no es tu casa, es nuestra casa y ambos debemos de poner reglas.

Aquello sirvió para que Vegetta se desconectara del mundo, nuestra casa. Era la primera vez que el demonio se sentía en un hogar. Por más que su relación fuera esclavo-dueño aquello le gustaba.

—Estoy hasta la coronilla de que siempre me ignores, Vegetta, ¿que te pasa?

La felicidad solo aumentaba, Raúl se preocupaba de cierto modo por el. Y eso simplemente le emocionaba. Se calmó un poco para mirarlo normal.

—Perdón, estoy pensando en Lolito, se quedó mal...

—¿Los demonios se pueden embarazar?—preguntó Raúl ignorando por completo lo que Samuel le había dicho.

Dᴇᴀʟ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ Dᴇᴠɪʟ || Aᴜʀᴏɴɢᴇᴛᴛᴀ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora