Mis voces

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A mi padre se le ocurrió llamarme Déborah por que le pareció lindo.
Dice que gracias al cielo soy normal, lo que no sabe es que soy todo lo contrario, escucho voces dialogando entre sí desde hace mucho tiempo.

Ésto me intrigó en un principio, pensé en decirle a mis padres pero no estoy tan carente de lógica; investigué que las voces representan parte de tu subconsciente, recuerdos vacíos que residen en la mente de la gente.

Pero en mi caso es diferente, cuando logro concentrarme escucho con claridad lo que dicen, dudo que sean voces de esquizofrenia por que a veces dicen palabras que no conozco.

Mi papá me gritó:
  - Devi, ¿qué haces?.
- ¡nada papá!, escribo en mi diario sobre el chico que me gusta.
  - está bien, pero si se droga lo castro con un cortauñas ¿ok? No quiero que se reproduzca en dado caso.
- ¡no! ¡¡Si se droga lo castro yo!!
  - ¡esa es mi hija!
- ¿Estamos jugando verdad?...
  - sí, claro hija...

Hay veces que no sé qué tan en serio habla mi padre así que opté por no preguntar.

Me separé de mi padre un momento para salir con un amigo y desahogar mis inquietudes sobre "nuestro secreto", sólo él sabe sobre "el libro".

- ayer por la noche mis voces se escucharon más claras que nunca, me conduje hacia la sala en la planta baja desde mi habitación a media noche... Mi padre estaba sentado en el sillón y le pregunté qué habia pasado, me dijo que nada, disimulando sus zapatos sucios y su ropa inadecuada para la hora que era.
  - sabes, a veces me asusta...

Mi padre nos interrumpió y me dijo que pasara a la casa, tuve que despedir a mi amigo. Mientras caminaba hacia el pórtico me sentí cómo si fuera un asesino que se dirige a un juicio, y a cada paso sentía cómo si tuviera unas pesas encadenadas, sabía que mi padre había escuchado lo que le conté a mi amigo, de algo podía estar segura: lo que seguía no era nada bueno.

A penas pude llegar al pórtico viva asfixiada por la presión, sentía que con tan sólo pasar saliva me delataría yo sola, así que la guardé en la boca.

Habló mi papá.
  - ¿a qué venía tu amigo?
- sólo quería hablarme de que su novia lo cortó y el muy infeliz quiere regresar con ella.
  - ...

Justo en ése momento escuché a mi mamá estacionando su coche, podían pasar dos cosas:
La primera era que mi papá no le contara sus sospechas y se lo guardara para cuando pudiera hablar conmigo a solas. En ese caso tendría lo que quedaba de la tarde para pensar qué le diré en cuanto tenga tiempo para la plática prometida.
La segunda opción era que se lo contara, esa sería la peor opción, no podría analizar que decir si me atacan de dos direcciónes diferentes.

Sólo me encerré en mi abitacion con Bunbury a todo volumen esperando lo que tuviera que pasar, bajé a la sala por un poco de agua para quitarme el nudo de la garganta que me quedó por guardar la saliva y sólo ví a mis padres sentados en el sillón para dos personas, convenientemente está situado en línea recta al sillón individual, poco a poco ésto parecía más un juicio, antes de beber mi vaso de agua me llamaron a la sala, sólo dijeron mi nombre una vez.

Ya no era mi papá "el castrador de drogadictos" era mi papá a la ofensiva en todo su esplendor y apogeo, tenía que igualar el grado de seriedad de alguna forma.

El maldito casi nudo en la garganta regresó justo antes de que pudiera beber mi vaso de agua.

No tuve más opción que dirigirme a la sala para ponerme a disposición de la plática de mis padres.

Fingí que todo estaba bien con una sonrisa obtenida de un chiste que recordé forzosamente y me senté en el sillón individual mirando a mis padres de frente, inmediatamente descarté posibles motivos, entre menos quedaran más probabilidad había de que fuera por lo que escuchó mi papá.

- antes de empezar, no estoy embarazada, no consumo drogas, no tengo novio, mis calificaciones están estables y ya sé de dónde vienen los bebés; prosigan a comenzar...

Entonces mi papá sólo me lanzó una mirada que sentía que podía atravesar todas las paredes de la casa, y sin decir una sola palabra mi madre puso "el libro" sobre la mesa que hay en medio de ambos sillones. Nunca tuve la oportunidad de verlo tan de cerca.

-- ¿quieres abrirlo?- dijo con gentileza mi madre, estaba tan aliviada que incluso se me quitó por completo el nudo de la garganta...

- ¡Claro que sí¡
--¿y que esperas?
-...!!

No pude resistirme a su concentimiento  y por su puesto arrojé mis manos sobre el libro cómo si fuera algo que debiera hacer, para mí mala suerte no era el caso ,no tenía portada, sólo era un libro antiguo forrado con cuero y en cuanto lo toqué pude escuchar mis voces con tanta claridad que me asusté.

Podía escuchar a las personas a las que se supone correspondían las voces tan cerca que casi podía percibir su presencia en la distancia, pasando por a lado mío.

Pero en cuanto lo abrí en una página al azar las voces dejaron de parecer de humanos, ni siquiera parecían voces, era cómo escuchar a una multitud de animales.

Los monstruos de Déborah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora