Carta

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Cuando bajé las escaleras me encontré con mis padres parados en la entrada de la casa despidiendo a alguien, creería que era una visita y que pude sentir un poco de alivio.¿Pero quién demonios va a visitar a las 8:00am? Aparte no teníamos familia que nos visitara, todos estaban en el extranjero y nunca los había visto en persona, en fin, a pesar del escándalo que hice bajando las escaleras no se dieron cuenta de mi presencia. Les pregunté - ¿Quién era? - a lo que respondieron: - nadie hija, sólo un inspector.

Nunca he sabido que requeríamos eso en nuestra casa, así que les pregunté -¿Para qué?-, aprovechando que se veían nerviosos, mi mamá iba a contestar de no ser por que mi papá la interrumpió - pedimos una hipoteca - según yo estábamos bien en cuanto a economía familiar, y de repente van a hipotecar la casa.

Les dije antes de que pudieran interrumpir
- Soñé que morían.
  - Déborah ya vas a empezar, sabes que no nos importa lo que te pase respecto a esos temas, no queremos que nos vuelvas a hablar de eso, ¿Entiendes?
- ... El que va a empezar eres tú y si tanto se quejan pueden primero dignarse a escuchar.
  - ¡Déborah! Cállate la boca y vete a tu habitación, y no te molestes en bajar ni siquiera a comer hasta que pidas disculpas. ¡Lárgate!.

No lo podía soportar más, así que sólo me retiré a mi cuarto.

Es frustrante saber que puedes estar bien con tus papás sólo mientras mantengas un perfil establecido, cuando realmente quiero contarles algo que me interese tengo que mantener la boca cerrada y guardar mi emoción, por eso recurro a amigos, no tengo que preocuparme por quedar bien con gente de la que no dependo.

Mientras trataba de digerir su indiferencia escuché que abrieron la puerta silenciosamente, cómo un chico que llega a su casa a las cinco de la mañana para no despertar a sus padres, lo curioso aquí es que mis papás habían salido y no llegarían hasta dentro de una hora, me pasaron mil cosas por la mente pero me asomé por la ventana y ví a un tipo saliendo del pórtico de la casa con un portafolio negro, se dirigía hacia un auto sin matrícula situado enfrente de la casa del vecino, me pareció raro y se me tensaron los dientes por un segundo.

Definitivamente no era un ladrón, otra cosa rara que pasa desde mi platica sobre el libro con mis padres.

Ahora que lo pienso, han pasado muchas cosas raras desde ese momento, fue ayer pero aún así pude sentir un cambio radical en la conducta de mis padres.

Incluso lo anoté en mi diario:
"Me dijeron mucho en poco tiempo, cómo si quisieran evitar que sacara mis conclusiones por mí misma"

Luego, el "inspector", pero lo más relevante sin duda fue esa carta, estaba buscando condones para un amigo que me los pidió para usarlos con su novia, pero antes de dirigirme al cajón donde se supone podían estar pude observar sobre el buró un sobre de color negro que aparentaba ser importante, obviamente lo leí pero nunca habría imaginado lo que estaba escrito en él.

Era una carta, no recuerdo exactamente lo que decía, era una de esas cartas que parece contrato por los tecnicismos formales que usa en la redacción, aún recuerdo cómo regresó mi tic a la garganta mientras leía, salí corriendo de la habitación y me encerré en la mía, cerré las ventanas y oculté mi cuarto detrás de las cortinas y empecé a recitar mi poema para evitar llorar ante la desesperación y angustia que sentía.

- "Soy la voz de mi propia libertad,
soy quien decide lo que hago,
lo que pienso,
soy esclava de mí propia voluntad y mi causa soy yo.
Me soy fiel a mí misma y ese es mi lema y en éste yace mi valor y fuerza"

No logré calmarme lo suficiente cómo para evitar darle una patada a la puerta con todas mis fuerzas, mi pié atravesó la puerta, mi desesperación me cegaba y saqué mi pié de un tirón llevándome conmigo varias astillas, y sólo repetí mi poema hasta calmarme, cuando logré conseguir un poco de paz quise arreglar la puerta o por lo menos poner las piezas de ésta en su corresponde lugar.

Me sequé las lágrimas y metí mi mano al agujero de la puerta y me percaté de que a pesar que estaba pesada estaba hueca, en el agujero pude observar un pequeño cable que colgaba, me comenzé a preocupar aún más que por lo que decía la carta, deseé saber rezar para elevar una plegaria por que no fuera lo que creía que era, mis temores sólo se confirmaron cuando destrocé la puerta casi por completo para sacar el cable, en efecto, era una pequeñísima cámara oculta a simple vista.

Juntando ambos factores; la cámara y la carta no era nada bueno para mí, me sentí tan impotente ante la situación que deseé que se tratara sólo de un sueño, otra pesadilla cómo la de la muerte de mis padres y sólo eso.

Faltaban 15 minutos para que mis padres llegaran a la casa y tenía que salir de mi casa en ése tiempo. Me puse a pensar detenidamente las cosas;
Mis abuelos están muertos, mis otros abuelos están en el extranjero si es que acaso existen, no podía confiar en familiares de todos modos pero mi mente estaba tan impotente ante la situación que sólo pensaba cosas estúpidas, sólo tenía una opción, no podía huir de mi casa, así que tenía que ganar tiempo en lo que pensaba que hacer, le hablé a mi amigo para que me visitara  para tener tiempo de pensar, mis padres no harían nada si se interpone una persona entre ellos y yo.

Podrían ver que rompí la puerta y de seguro se darán cuenta de la cámara que descubrí.

Mucho de mi futuro en ése momento dependía de quién llegara primero, mis papás o mi amigo.

Los monstruos de Déborah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora