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— ¿Quieres ser mi novia?

Con un brillos en los ojos la chica acepto gustosa, abalanzándose a los brazos de Akabane que gustoso lo aceptó. Aquel día ambos prometieron estar juntos hasta que su amor se acabase, con el sol poniéndose detrás de ellos ambos sonrieron. Se sentían felices, en especial Okuda.

Agarrados de las manos ambos caminaban de vuelta a sus casas, el pelirrojo dejó en casa a su ahora novia. Con manos en los bolsillos caminó a casa, después de dos meses de salir ambos se habían por fin hecho una pareja oficial. Estaba feliz pero aún había algo molestándolo, un sentimiento que no se iba.

Ciertamente se cuestiono múltiple veces algo que le estuvo atormentando desde que comenzó a tener citas con Manami, ¿Qué era lo que sentía hacía ella? No sabía como llamar a aquel sentimiento, jamás experimento a aquel que llamaban amor, ni siquiera por parte de sus propios padres.

Un mes pasó y ciertamente no se sentía diferente, Excepto por una cosa. Por alguna razón se sentía culpable, como si estuviera haciendo algo mal de forma inconsciente. 

"Un mes"  Repitió en su mente, Karma y Okuda llevan dos meses saliendo y un mes de novios. Enterró su cabeza entre sus brazos, ambos apoyados en su asiento. 

Kayano que estaba sentada a su lado, solo podía darle apoyo moral como buena amiga que era.

— Nagisa-Kun ¿Cómo estas hoy? ¿Has comido algo?– Sí, Nagisa había desarrollado el habito de no comer en el último mes. Con un movimiento de cabeza negativo Kayano miro triste a su amigo, buscó entre sus cosas hasta que logró encontrar una bolsa de papas– Tienes que comer algo– Dijo extendiendo le la pequeña bolsa,

— Kayano-Chan no es necesario que te preocupes tanto por mi.

— Nagisa-Kun por favor.

Sin muchos ánimos se levantó de su asiento, tambaleándose un poco. No quería discutir con su amiga. Aún quedaban unos minutos para que empezara la clase, le daría algo de tiempo para dar una vuelta.

La puerta se abrió, haciendo que parara su andar. Su cuerpo se congeló y no dio respuesta cuando su cerebro le pedía que saliera corriendo.

Karma y Okuda estaban agarrados de la mano, ella riendo de alguna cosa que el pelirrojo dijo y él solo sonriendo, una escena muy bonita para muchos. Para todos menos él. 

Esa fue la gota que derramó el vaso.

Sus ojos zafiros llenos de lagrimas en cuanto sintieron el dolor insoportable de su garganta, pequeños gotas de sangre empezaron a caer de sus labios hasta que pétalos de un hermoso color rosa cayeron de su boca, tan hermosos y delicados pero a la vez grotesco al ver que estaban manchados de sangre.

Sus compañeros se alarmaron al ver la escena, los gritos alarmaron a los profesores. 

Nagisa terminó cayendo al suelo en un pequeño charco de sangre y con petales de sakura a su alrededor. Lo último que escuchó fue como sus compañeros le llamaban.

— ¡Nagisa!

El azulino fue llevado de emergencias al hospital, nadie entendía que pasaba, bueno, solo una persona.

Después de una hora en el hospital ninguno de los alumnos y profesores había recibido noticias del joven adolescente haciendo que se preocupara aún más. Incluso la madre del chico ya había llegado, había estado preguntado a los doctores y enfermeras como se encontraba su pequeño hijo.

Hasta que al fin había aparecido un doctor.

— Doctor, ¿Qué le pasó a Nagisa?– Preguntó un muy preocupado Karma.

Tanto la madre como su mejor amiga sabían la respuesta a aquella pregunta pero no habían informado nada a ninguno de ellos.

— Me temo que el paciente Shiota padece de la enfermedad de Hanahaki Disease.

— ¿Qué es eso?– Preguntó el pulpo amarillo disfrazado de humano.

— Hanahaki Disease es una enfermedad nacida del amor unilateral, donde el paciente lanza y tose pétalos de flores cuando sufre un amor unilateral. Las flores que aparecen el corazón y pulmones de la persona enamorada represente el gran dolor que sufre dicha persona por no ser correspondido por su amado o amada, haciéndole victima de una gran ansiedad, produciéndole dificultad de inhalación de oxígeno.

Y aquello cayó como balde de agua fría a toda la clase, Karma quedó en silencio, esto no podía estar pasando...

— ¿E-Existe alguna cura– Preguntó Nakamura nerviosa por los acontecimientos.

— Si la hay, existen dos forma de que el paciente se cure.

La primera es cuando la persona que ama la víctima de vuelva sus afectos, haciendo que así el amor ya no sea irreconocible. Es decir desaparecerán las flores y raíces en su interior y así la víctima es curada de la enfermedad.

La segunda forma es quirúrgicamente, eliminar las raíces y las flores, al igual que los sentimientos del paciente, Pero al hacer esto el paciente ya no podrá amar a la persona que alguna vez amó, a veces esto también elimina la capacidad de la víctima para volver a amar.

Y todos guardaron silencio.

— ¿Puedo pasar a verlo– Preguntó la mujer anhelando abrazar a su pequeño.

— Sí, los demás también pueden verlo. Pero solo uno o dos personas a la vez, la habitación es la 43. Con su permiso– Con una breve reverencia se retiró.

La mujer inmediatamente se apresuró a la habitación indicada para poder ver a su hijo. Los demás esperaron expectantes a la salida de la mujer para poder hablar con su compañero.

Veinte minutos después la mujer salió llorando desconsolada, limpió sus lagrimas al acercarse a los alumnos y miró a Akabane.

— Karma-Kun, Nagisa quiere verte.

Karma miró el pasillo por donde había venido la mujer y asintió, caminó con pasó firme a la habitación del chico, pero se congeló en cuanto llegó a la puerta, respiró profundo y abrió la puerta.

Y allí lo vio, su cabellos suelto que caía en sus hombros, sus ojos perdidos en la ventana que se encontraba en su lado derecho. Una mirada vacía que incluso a él mismo le daba miedo, la cabeza de menor estatura se movió ligeramente a verlo, una sonrisa cansada se formo en sus labios.

Aquel sentimiento que tenía creció mucho más, se sentía culpable por no notarlo antes, por no haber notado el dolor de su compañero de clases. ¿De verdad él es el más inteligente de la clase?

— Nagisa, ¿Por qué no me dijiste nada?– Cuestionó mientras tomaba asiento a su lado.

— Ya lo sabes...

— Nagisa responde mi pregunta, ¿Por qué no me contaste nada?

Jugó un poco con sus cabello con nerviosismo, inseguro de lo que iba a decir– No quería preocuparte.

— ¿Preocuparme?, ¡Nagisa, ¿Cómo vas a decir eso? ¿Creíste que si no me lo decía no me iba a enterar igualmente? Te estas muriendo– Toda la calma se había ido a la mierda después de la declaración del pelirrojo.

De forma inconsciente sus ojos habían empezado a lagrimear, le frustraba saber que su mejor amigo le ocultaba una cosa como esa.

— ¿Quién?

— No puedo decirte.

— ¡Maldita sea Nagisa! Dime quien es.

Un silencio insoportable se estableció en la habitación.

— Tu...– Fue tan bajo que Karma ni siquiera sabía si lo había imaginado

— ¿Qué?

Una lloradita y a dormir, ¿Quién me acompaña?

Les agradezco la paciencia que me tuvieron para esperarme estos seis meses, también les deseo un

Feliz año nuevo atrasado

¡Gracias por tomarse el tiempo de leer!

Petalos Del Corazón 《Karmagisa》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora