C I N C O

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El gran día había llegado, Eunhyuk estaba en el lugar acordado con lindo ramo de tulipanes en sus manos, estaba nervioso pero también feliz de tener la oportunidad de enmendar sus errores. Desde la llamada con Yesung no había dejado de sonreír y de suspirar, por fin había aceptado su enamoramiento y se sentía tan bien.

Emocionado decidió sentase a esperar en una de las pequeñas bancas fuera del lugar  para así cuando Yesung llegara entraran juntos, pero después de un rato Eunhyuk suspiró algo preocupado treinta minutos habían pasado y a apesar de saber que Yesung odiaba la impuntualidad no estaba del todo asustado, tal vez había tenido algún inconveniente en el camino, estaba pensando en llamarle o en enviarle un mensaje al número que ayer le había llamado suponiendo que ese era su nuevo número, pero no se le ocurrían las palabras adecuadas para enviar además de que no quería presionarlo.

Ya casi eran las siete en punto y aún no había rastro alguno de Yesung. Comenzaba a caer la fría noche así que Eunhyuk a regañadientes decidió entrar  tomando una mesa cerca de la puerta cristalina para que fuera visto rápidamente, no pidió nada del menú porque aún quería esperar a que el chico llegara para ambos ordenar, pues aunque el olor a café y galletas recién hechas lo estaban matando, se le hacía descortés empezar por su cuenta.

Dieron las ocho y media, no tenía llamadas ni mensajes, se había puesto a jugar con su móvil desde hace rato, y se estaba cansando de esperar, pero no quería irse, tal vez Yesung tenía cosas que hacer y después llegaría con él.

No pensaba quedar mal otra vez.

Pasadas las nueve de la noche, los empleados del lugar con una mirada apenada, le pidieron amablemente que se retirara pues ya era hora de cerrar y no podía quedarse más.

Al salir se quedó un rato más vagando cerca del lugar en caso de que un milagro ocurriera y que Yesung llegara por fin pero eso nunca pasó.

Minutos más tarde comenzó a llover y no quería creer que lo habían dejado plantado, no quería dejar las cosas así.

¿Había sido una trampa?

Sin más se dirigió a su casa resignado y con los ojos vidriosos sin importarle que la lluvia lo empapara. Cuando abrió la puerta no espero mucho para deshacerse de sus zapatos ahora arruinados por el agua, pero sobre todo no esperaba para nada que alguien lo estuviese esperando como si nada en su sala de estar.

Mucho menos que esa persona fuera Yesung.

Su única reacción fue dejar caer el ramo muerto que sus manos sostenían.

-C

💫ᴄᴏᴍᴏ ʟᴀ ᴘʀɪᴍᴇʀᴀ ᴠᴇᴢ💫 //yehyuk//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora