Arreglo sus maletas dispuesta a que el cambio en ella sea radical, tomó el primer taxi y marcho en su casa, aquel lugar cálido donde su padre le contaba historias de su época, y su madre le llenaba la cabeza con historias de amor entre su padre y ella. Ella vió en sus padres un amor único y puro, fue hija única con padres, ellos tenían una granja de la cual subsitían, a ella le encantaba el campo eso sin duda alguna, pero sus padres querian para ella algo mejor que una vida de campesina como la de ellos, procuraron trabajar muy duro para costearle una carrera universitaria. Ella no era una ingrata claro que la aprovecho, pero se habia olvidado de ellos; no era lo mismo mandar dinero cada seis meses o cuando le alcanzaba, Ernesto tres años atrás habia perdido el trabajo, claro según el buscaba y nada, hacia trabajos pero siempre salía con la excusa de que ese trabajo no era para el, pero hace un año que de plano solo salía para sus cursos de fin de semana y se la pasaba en proyecto en su computadora, mantenía la casa sucia, ropa y más, cuando ella llegaba cansada del trabajo tenia que limpiar el desorden de casa, lavar platos y pensar que Ernesto tenía hambre, siempre él, cansada y rendida por su matrimonio fallido, cerro los ojos y recordo los abrazos de su mamá, y el inigualable olor de los buñuelos calientitos recien bañados con dulce miel, si esa era su madre, una mujer de caracter fuerte, pero muy dulce, le indicó al taxi el camino que seguiría, necesitaba dormir, estaba cansada de llorar por el, ¿en serio el valía la pena? ¿las lágrimas que ella botaba por el eran necesarias? no era la primer mujer engañada, y tampoco seria la última, en este mundo había muchos Ernestos, mentirosos y traicioneros.
Por fin, 5 horas de viaje y a lo lejos podía apreciar la esencia del lugar, habia cambiado en ciertas cosas, como que habia una tienda nueva, un hospital, y un restaurante, ella queria eso, un restaurante o una tienda de postres con la receta de su madre, pero eso habia quedado en el olvido cuando se caso. El aire fresco llego a sus pulmones, en su pueblo aun no estaba el tráfico y la mala calidad del aire, como el de la cuidad, la gente pedaleaba tranquilamente en su bicicleta y andaba a pie. El taxi corrió un poco más, y ahi estaba la casa de sus padres, el taxi se detuvo y sonrío, a lo lejos diviso a su padre, el andaba en los corrales alimentando las gallinas, su casa se veia un poco mas deteriorada, pero se sentía en casa. Pago el taxi y bajo sus maletas, camino hacia la puerta y toco.
—Adelante- gritó su madre dentro de la casa.
Ella empujo la puerta y el olor a café con canela inundo sus fosas nasales, pudo notar el fogón con leña encendida y encima un comal con tortillas de maiz.
—¡Hola mami!— la saludo y corrió a abrazarla muy fuerte.
— ¡Hola mi niña hermosa! — sonrío su madre y le devolvió el abrazo dejando un lado su trabajo.—mi niña, te manchare la ropa— dijo ella preocupada.
—mami no tiene importancia, si— dijo ella feliz—solo abrazame, deja a un lado si me la mancharas o no, necesito tu abrazo.
—claro mi niña— su mamá le beso la frente— tiene hambre mi niña, estoy haciendo unas tortillas, hay café aquí—señaló la mesa—y tengo huevos con chile, recién hechos, tu padre esta críando las gallinas, — dijo.
—claro mami, pero mejor esperare a mi papá—le respondió.— ¿te puedo ayudar con las tortilas si quieres mami?— preguntó
—por supuesto mi niña— ¿y dime a que has venido? soy tu madre y te conozco muy bien, no creas que no eh notado en tus ojitos tristeza, y que has estado llorando, mi corazon no me miente, y menos mi fogón, las leñas chispearon anunciando visita, y mira te tengo aqui hija. Si no me quieres contestar no te preocupes, sabes que aqui estamos tu papá y yo, para apoyarte en todo, y escucharte cuando tu quieras hablar.
—mami Ernesto me engaño— le dijo de golpe, a su madre no podía ocultarle nada.
—tranquila hija, primero habla a tu padre a comer, que ha de tener hambre, ademas se alegrara mucho de ver a su niña, otra vez de vuelta a casa. Ya luego hablamos con calma, el huevito se enfría y el café igual, acuerdate que las penas con pan son buena, y tengo pan recién horneado en la mesa.
— ya voy mami— ella salió a buscar a su padre, esa era su madre, una mujer que si tenia problemas siempre lo tomaba de la mejor manera, o les buscaba solución. Esa era su madre, por eso la amaba.
—¡papá!— grito y corrió, brinco la cerca y fue a abrazarlo.
—mi niña— sonrío su papá y le extendió sus brazos para recibirla.— ¿cuando llegaste? ¿a que hora?
—acabo de llegar papá, mamá me dijo que la comida esta lista y que vayamos a comer.
—vamos, ya conoces a tu madre si no vamos saldra a gritarnos molesta, ella no ha cambiado nada su caractér, mas cuando se molesta, sabes que molesta parece el chamuco—dijo fingiendo miedo.
—papá,— río— si te escucha ma, te dara con la chancla, y por lo que veo ya no eres tan joven para correr y esquivarlo como matrix— se burló ella.
—pues no sere tan rapido, pero no se queja, todavia podemos buscarte tu hermanito— la abrazó y le güiño el ojo, caminaron en la casa.
—¡papá! —exclamo ella— por dios no digas esas cosas— se tapo el rostro, mamá y tú ya ni deberían pensar en eso.
—mi hija la edad no es impedimento, ademas llevas 10 años de casada con Ernesto, morire y no vere a mis nietos mi niña.
—De eso queria hablar papá, eh dejado a Ernesto— dijo nerviosa.
—mi niña, no te preocupes, eres joven aún, y acuerdate no todos los hombres son infieles, solo es infiel aquel que te falló. Pero basta de charla o tu madre llegara con su chancla.
—¡gracias papá! —se limpia el rostro, ya que una lágrima traicionera salió de ella.— tú eres mi heróe papá.
—Y tú mi princesa, que más amo......
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La manzana de la discordia
Short StoryDespues de 10 años de casada Valery descubre que su marido le es infiel, a raíz de eso ella se da cuenta que todo el amor que sentía por su esposo no era nadamas que costumbre. Pero poco a poco ella descubrirá que solo se necesitaba a ella misma.