✧ 31 Luces Que Iluminaron El Cielo ✧ [Fictubre 2020] [Multifandom]

18- Juicio [TPN]

Temática: Juicio
Fandom: The Promised Neverland
Ship: Noremma
Cantidad de palabras:  888

ALERTA DE SPOILER:
Si aún no terminas el manga de The Promised Neverland será mejor que no leas esto. Hay spoilers del final.

Sus pies descalzos rechinan al apoyarse sobre la vieja madera que cubre el suelo. Todos menos él y alguien más están afuera celebrando, incluso Ray. Él por su parte ya se había ido a dormir hace rato, pero terminó levantándose al ver por la ventana que la estrella del show ya no se encontraba afuera.  Enciende la luz del pasillo, toca la puerta con suavidad, no quiere asustar a la persona que se encuentra dentro.

Se oye un débil y frágil "pase" desde el interior de la pequeña habitación. Norman suspira y abre la puerta procurando no hacer tanto ruido, no lo logra; la puerta rechina y se pone nervioso. La luz está apagada, ve un bulto en la cama y enseguida deduce que se trata de la misma persona que susurró aquella palabra que pareció perderse entre la oscuridad.

— Hola, cariño. ¿Cómo estás? — pregunta con una ligera sonrisa en su rostro.

— ¿A todos les dices cariño?— interviene, extrañada.

— No, solo a ti — responde con seguridad.

— ¿Por qué?

— Porque siempre quise llamarte así. Te quería, te quiero — rectifica tratando de buscar aquellos ojos verdes como hermosas piedras llenas de vida que lo hipnotizan en toques de recuerdos y melancolía.

Finalmente los encuentra, los recuerdos le asaltan uno tras otro. Aunque pareciera loco, extrañaba su vida en el orfanato, extrañaba jugar con Emma y los demás a las escondidas. Extrañaba el roce del césped con sus delicados pies descalzos e incluso extrañaba ver a Ray sentado debajo del árbol, leyendo pacíficamente sin que nadie lo interrumpiera. Aún conservaba esa extraña añoranza de querer vivir en aquella mentira, porque eso era; una mentira en la que había vivido 11 años de su vida.

Pero Emma parpadea y aquel cierre de ojos lo trae de vuelta a la realidad. Su mente estaba abatida, ya no quería pensar. Se lamentaba el no haber disfrutado tanto sus risas de niño como hubiese querido. Observa a la pelinaranja un par de segundos, su rostro está lleno de dudas y preguntas que le gustaría contestar. Pero es mucho para ella y prefiere contar de a poco, porque sabe que en el fondo ella sigue siendo la misma Emma de la que se había enamorado.

— En fin, ¿Cómo te encuentras, pequeña solitaria?— bromea con su estatura — ¿No estás disfrutando de tu fiesta de bienvenida? — interroga acariciando su mano en la inquietante oscuridad.

— No lo sé, ¿Norman? ¿Ese era tu nombre? — susurra tratando de no ofender al peliblanco, pero lo único que consigue es un tinte de tristeza en los azules ojos del muchacho.

— Sí, Emma; yo soy Norman — afirma luchando consigo mismo para no derrumbarse — traté de hablar contigo allá abajo.

¿Qué había hecho en su vida pasada para ser juzgado de esta forma? ¿Qué delitos había cometido? Quizá había cometido un genocidio masivo; pero era por el bien de todos. Pensó que tal vez toda su tontería por exterminar a los demonios terminó costándole la memoria a su querida Emma. Estaba condenado a juicio por sus actos pero ¿Qué culpa tiene ella de pertenecer a su vida y a su corazón?

En parte le alegraba que aquellos iris verdes no recordaran las atrocidades que había cometido. Pero por otro lado no soporta la idea de haber perdido tantos años a su lado, piensa en ella y no puede perdonarse. Rompe en llanto frente a la persona que más le había apoyado porque no lo soporta, se estaba ahogando de la impotencia y del remordimiento. Emma lo abraza pidiendo que se calme, le explica que no se irá a ninguna parte y que hará todo lo posible por volver a recordarlos.

— Ciertamente detesto ver lo que hiciste, detesto tu sacrificio. Hubiese preferido morir a sentir este vacío— dijo sin pensar en sus palabras.

— Yo también siento lo mismo, creo que por algo hice lo que hice, pero tengo miedo de no saber; saber no es lo mío. Aún así, me alegro haberlo hecho, porque me han explicado que así pude salvarlos a todos — murmura, deja de hablar por unos minutos tratando de escuchar la música del jardín. Su sonrisa aumenta y sus ojos brillan  —. Quiero bailar contigo.

Ella toma su mano y se levanta de la cama de un salto que provocó que Norman perdiera el equilibrio. Ambos bajan en pijamas, descalzos y despeinados. Corren por el pasillo, bajan las escaleras y salen al patio, nadie de los que estan presentes quiso interrumpir.

  La pelinaranja coloca sus manos sobre los hombros de Norman y él apoya sus delgadas manos en la cintura de Emma. Ambos bailan torpemente en la neblina con la música cada vez más lejana de sus oídos, sus pies descalzos parecen ser inmunes al frío; porque Emma baila, baila contenta y llena de vida. Después de tantas adversidades Norman piensa que quizá y solo quizá que, si sus pies no sentían el frío, sus corazones eran inmunes al olvido.

Ay gente, perdonen los separadores Norray, cuando tenga tiempo haré unos separadores Noremma decentes. :(

Fuera de eso, estoy practicando con este tipo de narración, el día 24 también será así. Está mucho mejor escrito que este one shot. Cuídense.