Prologo

321 22 5
                                    

Me senté en una roca mientras esperaba que papá terminara de colocar las trampas de caza y comencé a arrojar pequeñas piedras a un hueco dentro de un árbol. Me gustaba visitar el bosque, a veces si prestabas atención con algo de suerte podías escuchar el trinar de algunas aves, me gustaba oírlas e imitarlas, mi padre decía que fácilmente si no fuera humana podría ser confundida con ellas pero yo siempre dudaba.

Recuerdo que aquella vez un trinar diferente llego a mis oídos y no pude ignorarlo, parecía una respuesta a los míos.

— ¿Hay alguien?—Pregunte y observe por todas partes sin embargo nadie se asomaba; el miedo aumentaba más al no escuchar una respuesta.

— ¡Papa!— grite y después de unos minutos logre escuchar el sonido de sus botas al impactar contra la nieve mientras corría hacia mí.

— ¿Qué pasa? ¿Estás bien?— Pregunto sujetándome por ambos hombros y revisando cada centímetro de mi cuerpo.

—Nos están observando— murmure y mi padre se arrodillo frente a mí para decirme lo que con su mirada me insinuaba que era más que obvio.

—Nadie en Vitre se atreve a entrar aquí, Ellie— suspiro cansado.

—No creo que haya sido alguien del pueblo, papá— le explique y él solo envolvió mis manos con las suyas.

—Vamos Ellie,  no existe humano que no conozca el…— le interrumpí.

—Es que tampoco creo que sea humano—sus manos se tensaron alrededor de mis manos.

—Emmons…—murmure y detrás de él, en la lejanía un destello gris me hiso jurarme a mi misma que jamás regresaría.

Promesa que nunca pude cumplir pues desde ese día algo me decía

‘‘Tú perteneces aquí’’.

NativeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora