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- Vale, cuidado con la puerta. - con cuidado la abre, mientras con su otra mano sujeta al rubio.
Hawks va a rastras, y si permanece con vida es gracias a Dabi.

- Es tu casa... - susurra.

- Es la mía. - repite sin darle importancia. - Cuidado... - susurra al tratar de cerrar la puerta. Tiene un brazo de Hawks en su cintura, y uno suyo propio rodeando sus hombros.
Cuando cierra la puerta, apoya al rubio en la pared.

Hoy es uno de esos pocos días en los que deciden salir y tomar algo. Por tomar algo podemos comprender que son una, dos, tal vez tres copas.
No cinco. Ni seis. Ni mucho menos un barril en una apuesta.
Dabi permanece mirándole, apoyado en la pared paralela del pasillo. Hawks tiene sus ojos color ámbar clavados en los suyos. Tiene las mejillas rojas, el pelo alborotado y la ropa desastrada. Está sonriendo. ¿Por qué sonríe? Y ahora se ríe... es gilipollas.

-Podríais ir controlando el beber.

-He ganado la apuesta. - sonríe y observa al azabache acercarse a él.

-Has vomitado al acabar.

-He ganado. - relame sus labios. Tiene la boca seca, y encima las palabras que pronuncia las arrastra. - Me he llevado vienti... viente... veinticin... veinticinco pavos... - el rubio ríe, a diferencia de Dabi, que permanece de pie delante suya, mirando sus ojos. La risa de Hawks es peor que un taladro. Se te mete en la cabeza y no sale. Es auténtico caramelo, como sus ojos. Resopla y echa hacia atrás su cabeza. - No siento la boca... - ríe una vez más.

- Vas muy ciego, Hawks.

- Ya bueno... - y con una sonrisa en la boca, tira de la tela de la camisa negra de Dabi. De no ser por que su fuerza en estos momentos es una mierda, el azabache habría terminado comiéndose la pared. Ahora está a pocos centímetros. - Pues...voy a practicar mi vista y mi puntería.... - Dabi empieza a saber que va a hacer cuando siente su aliento en su piel. El rubio, aún agarrando su camisa, dirige sus labios a diferentes partes de su cuerpo, concretamente la zona superior. Comienza en su cuello. - Esto... esto es tú... eh... ¿hombro? - su voz es torpe. Dabi bufa, con ahora su manos en sus hombros.

- Hawks... - murmulla. Sus labios se deslizan lentamente por su piel. Ahora una de sus manos, las que agarran su camisa, sube a su nuca. Y los labios del rubio suben, aún teniendo él mismo sus ojos cerrados.

-Esto... - ahora besa su mejilla, acercándose al pómulo y la zona de su oreja. Dabi siente su aliento en su oreja, y siente el calor de su cuerpo, y de su boca y sus labios. Cada vez se pega más a él, y no quiere eso. Ahora no por dios, mira que tiene momentos para elegir... - ¿Esto... es tu mejilla?...

-Hawks...

-Me estoy acercando, si. Estoy cerca-no, no lo estoy... - el azabache bufa y lo aleja de su rostro. Obvio está buscando sus labios, y encima a ciegas.

-Hawks. - el rubio ladea su cara. - A dormir. - sentencia.
Y cogiendo su cintura de nuevo le ayuda a llegar al sofá. El rubio se tumba y observa al azabache desfilar a alguna puerta.
Se me empieza a nublar todo. Tiene calor, el suficiente como para quedarse en casi bolas.
Pero no tiene fuerzas como para quitarse toda la ropa. Dabi aparece de nuevo con un vaso con agua.
-A dormir. - se gira de nuevo hacia un cajón, y tras agacharse, saca una manta que le tira encima. - Toma. Buenas noches.

-Pe...

-Buenas noches. - canturrea, saliendo de allí.

Que pesadilla. Hawks de normal llega a ser un incordio con ese descaro suyo y ese carisma. Pero tiene cierto límite, y hasta él a veces lo encuentra. Pero dios mío, borracho es una bandada de aves a por su presa.
No calla, no para, no deja de dar por el culo. Y menos le deja a él. La tensión entre ellos es más que clara, y el azabache trata de no prestarle atención, y más aún estando borracho. No, así no se hacen las cosas.

Después de pensar en a situación, en los labios cálidos de Hawks y en lo gilipollas que es, entierra su cuerpo entre las sábanas.
Son las 3 de la mañana, está muerto de sueño. Y tarda poco en caer rendido.

Lo único que en algún momento de la noche siente la puerta abrirse, con una luz suave entrando por ella. Una sombra amplia le tapa la poca luz que choca contra sus ojos. La sombra apaga la luz, y con cuidado y torpeza, entra en la cama de Dabi.

-Que coño haces, tío... - gruñe con la voz áspera y grave.

-Cállate... - susurra. Y con cuidado, se mete en su cama. Y allí mismo, en esas sábanas, esconde su cara. Dabi observa como cierra sus ojos, sin intercambiar más palabras con él.

Y claro, no le queda otra: junto un resoplido, hunde una mano en su cabello y le pega a él.

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[❤️ Nota de la autora para oír a sus lectorxs:
Si queréis segundas partes de algún One Shot de los publicados, comentarlo y lo tendreis.
Si tenéis alguna idea que os hace ilusión, comentarla y se pondrá en marcha. ❤️ ]

B U R N E D //DabiHawks One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora