Capítulo 7: Baile, gemido, sangre

28 3 0
                                    

Acompañé a la abuela a su extraña cabaña, con la cabeza baja. Los habitantes no dejaban de mirarme con una extraña mezcla de desconfianza y miedo. ¿Tanto pavor causaban mis ropas de militar? Salimos por una puerta trasera y pude comprobar que la aldea se extendía un poco más. La misteriosa señora me invitó a cruzar los extensos puentes colgantes que cruzaban el lugar. Llegamos a una casa con un aspecto más cuidado que las chozas anteriores. La abuela me llevó a una especie de plataforma circular. Se sentó en el suelo, y me hizo una seña para que la acompañase. Su piel estaba estropeada como las páginas de los libros que solía encontrar bajo el agua, y su mirada ejercía una presión mayor que la del propio océano.

- ¿Sabes por qué te he traído hasta aquí? -preguntó tranquila.

- ¿Tengo cara de saberlo?. -respondí nerviosa.

El ambiente comenzó a coger un tono hostil de repente. La abuela tenía su mano oculta en la espalda, escondiendo algo. Sentí algo detrás de mí, pesado y macabro. Como si una manada de bestias estuvieran esperando para cazarme. La señora continuaba mirándome, impasible.

- Tu vida terminará aquí. No pensaba que caerías tan fácilmente en el engaño. -añadió sonriendo.

Me levanté rápidamente para recorrer mis pasos de vuelta, pero un gran grupo de personas armadas con arpones y cuchillos me estaban esperando. Todos me miraban con resentimiento, cómo si yo fuera la causante de todos sus males. Retrocedí un par de pasos, intentando buscar la manera de salir de ahí. Aquel pueblo de locos intentaba matarme, probablemente por como traté a los pescadores que intentaron secuestrarme. Uno de los hombres se abalanzó hacia mí con un remo en sus manos, pero al intentar golpearme esquivé el golpe y le pateé en la cara. El golpe pareció no afectarle en absoluto, y contraatacó atizándome con el remo. Caí al suelo mientras notaba mi sangre deslizarse por mi frente. Me levanté a duras penas, para sentir algo hundiéndose en mi espalda. Algo punzante y letal, llegado de repente. La abuela me lanzó un cuchillo que clavó cerca de mi hombro. Desesperada, corrí al borde de la plataforma y salté de cabeza. Caí sobre una embarcación, golpeándome la espalda y el alma. ¿Por qué me estaban haciendo esto? Tras mucho esfuerzo conseguí arrancar el motor, y salí disparada de allí.

- ¡Se está riendo de nosotros! ¡Lo sabéis, estamos preparados para todo! -gritó la anciana en la lejanía.

Unos segundos después ya tenía un grupo de embarcaciones mucho más rápidas y grandes que la mía siguiéndome. Lanzaron un arpón que impactó de lleno en mi barca, consiguiendo frenar mi avance. Me rodearon entre todos, preparando sus armas para dispararme en cualquier momento. Abatida me puse de rodillas, negando con la cabeza. Mis lágrimas comenzaron a resbalar por mi cara.

- ¡Está llorando! ¡Que no os confunda con sus trucos! -gritó un hombre desde su embarcación. Su sonrisa de satisfacción al ver mi cuerpo tembloroso me llenó de rabia e impotencia. Me incorporé rápidamente, tapando mi cara con mis manos. En mi mente solamente aparecía la imagen de una tormenta, una lluvia que caía sin piedad sobre el océano. Respiré violentamente y al destapar mi cara noté como mi piel se erizaba, a la vez que el agua de mi alrededor se movía violentamente. Salté hacia el hombre que se rio de mí escasos segundos atrás, hundiendo mi barca en el proceso. Tras un parpadeo tenía a aquel hombre delante de mí. Sentí cómo al mover mi pierna ligeramente, golpeé tan fuerte su cabeza que salió volando junto a gran parte de su torso hacia el ancho mar. Caí sobre la cubierta, inmóvil e incapaz de hacer nada más. A duras penas podía mantenerme consciente. Los marineros que se encontraban cerca de la escena retrocedieron asustados, gritando de terror.

- ¡Esa es su naturaleza!

Lo di todo por perdido, pero reuní las pocas fuerzas que me quedaban para hacer una última cosa.

re:CreationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora