CAPÍTULO 9: VACACIONES, NO SE SUSPENDE POR LLUVIA.
La noche del viernes les costó dormir a los Sanabria. En parte, por la ansiedad de las tan esperadas vacaciones y en parte porque esa noche llovió copiosamente.
El mal recuerdo de las vacaciones del año anterior, pasadas por agua, aún estaba latente. Les quedaba el consuelo de pensar, mejor que llueva ahora que todavía no salimos de viaje.
El despertador sonó implacablemente a las 5 y 30 de la mañana. Leticia lo apagó y entreabriendo los ojos, miró a través de la ventana del dormitorio. Seguía lloviendo, pero con menor intensidad.
El cielo estaba encapotado. De momento el sol, literalmente, brillaba por su ausencia.
Los bolsos estaban armados desde la noche anterior, pero siempre quedan un montón de cosas por hacer. Como estaba lloviznando, optaron por dejar abierta la puerta trasera de la Mitsubishi Montero, para cargar todas las cosas. La idea era una vez que esté todo listo, abrir el garaje, subir todos y salir raudamente, o más rápido que un bombero, como solía decir Norberto.
El equipaje primario, por llamarlo de alguna manera, consta de una valija grande con la ropa del matrimonio, otra valija también grande, con la ropa de Roberto y Darío. Un bolso mediano con la ropa de Amalia y otro similar con la ropa de José y otros elementos varios que sólo él sabe.
A eso hay que agregarle un lote similar de bártulos varios, que luego iremos desmenuzando de a poco.
Lo primero es desayunar bien, porque después no se para hasta el mediodía.
Té con leche para todos, el resto varía a gusto del comensal. Hay una caja de cereal Kellogg, pan cortado en rodajas, un poco de manteca, dulce de leche y un pedacito de queso cremoso.
El que quiere pan tostado, se lo tiene que tostar. Leticia conoce a sus hijos y sabe que ninguno se va a poner a tostar pan a las 6 de la mañana.
Como están todos con sueño, el desayuno transcurre bastante más silencioso de lo habitual.
-Ma, ¿no venís a desayunar? - pregunta Roberto.
-No, si como antes de viajar, me da nauseas. Ya me tomé un Dramamine. Después me cebo unos mates durante el viaje. -
-Pregunto, ¿nadie más va a querer dulce de leche? -
-No Darío, comelo todo nomás- le contesta Amalia, que quedó a cargo del desayuno.
-Gurises, coman todo, las galletas de arroz de mamá también. Miren que antes de irnos desenchufamos la heladera, así que lo que sobra, se tira. - acota Norberto.
-Las galletas de arroz, parecen de telgopor y tienen gusto a telgopor- dice Darío mientras saca una de la bolsa. Por suerte, sólo quedan dos. Unta una con dulce de leche y mientras la saborea, comenta: seca, crujiente y con gusto a nada. Con dulce de leche zafa. A nadie les gusta las galletas de arroz, pero cada vez que van al súper, aparece una como por arte de magia.
Benito, el gato de la familia, se pasea entre las piernas de los comensales, esperando alguna miga de pan o trocito de queso. El nombre se lo puso Alicia, porque le recordaba al menor de los gatos de la serie Don gato y su pandilla.
-Uy, me olvidaba de este bicho. ¿Ya arreglaste todo con mi suegra?
-Sí, ella va a venir a la tardecita cuando baje el sol, a regar las plantas y de paso le da de comer al gato.
Leticia sigue con los detalles finales del equipaje. Aparte de las valijas van: una caja con juegos de mesa y algunos libros, una sombrilla para la playa y un par de lonas, la conservadora grande, la pelota de playa, un botiquín con medicamentos, bronceador y gel post solar, una bolsa enorme con las sábanas para todos, un neceser que comparte con Amalia y por último y no menos importante, una caja de vino Cabernet Sauvignon, Santa Julia y aperitivos varios.
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VACACIONES EN FAMILIA
HumorTRES HERMANOS DECIDEN PASAR JUNTOS LAS VACACIONES EN LA PLAYA, CON SUS RESPECTIVAS FAMILIAS. HISTORIA DE ENREDOS Y LOCURAS PARA SONREIR UN RATO