Chapter 4

14K 616 225
                                    

Después de eso Nami se sintió desvanecer y debió de quedarse dormida; ya que la próxima vez que abrió los ojos se encontró recostada sobre el pecho de Luffy desnuda bajo las sábanas, y por los destellos de luz que entraban por la ventana debería de estar a punto de amanecer.

Se sentía completamente agotada, y no era de extrañar después de la sesión sexo más intensa de su vida, así que se acurrucó en el pecho de su capitán tratando de volver a conciliar el sueño. Pero la mano de él acariciado su espalda le alertó de que su acompañante también estaba despierto, así que hizo un esfuerzo por volver a abrir los ojos y levantar la cabeza para mirarle y se encontró con su gran y brillante sonrisa. Ella se la devolvió gustosa y permitió que él le diera un dulce y casto beso de buenos días.

-¿Qué tal estás? - le preguntó Luffy con un leve tinte de preocupación en su voz.

-Perfectamente. Solo un poco cansada - respondió ella sorprendida por su tono.

-Has dormido mucho. Estaba preocupado de haberte forzado mucho justo después de que te hayas recuperado - se explicó él abrazándola aún más estrechamente -. Estuve a punto de llamar a Chooper para que te revisara, pero creí más apropiado dejarte dormir.

-Hiciste bien. Estoy perfectamente - se apresuró en asegurar nuevamente ella -. Es normal que después de algo tan intenso quedara extenuada, pero todo es cuestión de practicar más y acostumbrarse. Yo no soy un monstruo super resistente como tú - añadió con tono burlón.

-Entonces, ¿tendremos que entrenar como Zoro? - preguntó Luffy con un rostro de concentración y confusión que la hizo sonreír.

-Sí, algo así - afirmó ella divertida -. De todos modos es bueno que no avisaras a Chooper. Si él se hubiese enterado de lo que hicimos, a estas horas ya se lo habría contado a todo el barco y tendríamos que dar un montón de explicaciones embarazosas. - En ese momento sintió a Luffy tensarse, y cuando levantó la vista vio que estaba rehuyendo su mirada. Eso disparó todas las alarmas de la navegante - Luffy. ¿Hay algo que debería saber? - preguntó aparentemente en tono tranquilo enderezándose en su pecho; pero a él no se le escapó la leve amenaza en su voz, lo que hizo que se pusiera más nervioso.

-Bueno... La verdad es que...

-Habla ya - exigió exasperada por su vacilación.

-Seguramente, ellos ya lo sepan - soltó finalmente de forma atropellada.

-¿Qué has dicho? - explotó ella, esta vez con una clara expresión amenazante -. ¿Qué rayos has hecho mientras dormía, Luffy? - exigió saber.

-No fue culpa mía - trató de justificarse, pero la expresión de ella le advirtió que era mejor que fuera directamente al grano -. Como nos saltamos la hora de la cena Sanji debió venir a traerte algo de comer. Pero el caso es que entró y nos vio y...

-¿Qué? - le interrumpió ella roja como un tomate a la vez que se tapaba con las sábanas hasta el cuello repentinamente azorada al pensar en lo que ese pervertido pudo ver.

-No vio nada, yo ya nos había tapado - se apresuró a aclarar él, deduciendo el motivo de su repentino azoramiento -. Nos debió de ver juntos en la cama y sacó conclusiones. Fueron sus gritos de loco lo que me despertaron, y cuando me quise dar cuenta de lo que pasaba él ya estaba saliendo por la puerta berreando como un loco.

-¿De verdad que no vio nada? - insistió ella. Aunque nunca había sido pudorosa a la hora de llevar un biquini o prendas realmente reveladoras no le agradaba la idea de que otro hombre la hubiese visto completamente desnuda y en una situación tan íntima.

-Si hubiese sido así yo no estaría ahora aquí contigo, sino dándole su merecido a ese cocinero por ver algo que es solamente mío - respondió en un tono tan serio que a ella ya no le quedó ninguna duda al respecto.

Aún no se acostumbraba a ese lado tan posesivo de su capitán, pero la verdad era que le encantaba verle ponerse así por ella. De hecho le encendía tanto que su enojo se apagó por completo y no pudo resistirse a regalarle un beso que él respondió sorprendido por el repentino cambio pero gustoso.

-Bueno, ya no tiene remedio - habló ella cuando se separaron del beso -. Pero me da dolor de cabeza el solo pensar la cantidad de explicaciones que tendremos que dar.

-No tenemos por qué hacerlo. Les decimos que estamos juntos y ya está. - aseguró Luffy de lo más tranquilo -. Además esto tiene sus ventajas - añadió a la vez que afianzaba su abrazo sobre la navegante y una sonrisa pícara surcaba su rostro - Ahora podré besarte o tocarte cada vez que quiera, sin importar el momento o el lugar.

Él recorrió con sus manos la espalda de la navegante causándole escalofríos hasta llegar a su trasero que agarró con ambas manos haciendo que ella gimiera.

-Tienes razón - reconoció Nami divertida y excitada por la nueva actitud sexy y pervertida de su capitán. Aunque a ese juego podían jugar dos y ella no pensaba perder. - Si lo pienso bien, casi todo son ventajas - habló mientras recorría con una mano los formados pectorales y abdominales de su capitán, arañando levemente los contornos con las uñas para después terminar agarrando firmemente su ya semierecto miembro.

-Claro que tengo razón, después de todo soy el capitán - sonrió prepotente y satisfecho de que ella aceptara su juego para después dirigir una mano a la intimidad de la navegante e introducir de golpe dos dedos en su húmeda cavidad. Ella no pudo evitar gemir y arquearse levemente contra él, ante lo que sonrió orgulloso. - Como capitán puedo hacer lo que quiera. Por ejemplo ordenar a mi navegante que se quede conmigo en esta habitación todo lo que queda de día.

Nami sonrió traviesamente, ante el claro doble sentido de sus palabras.

-Será un placer para mi cumplir sus ordenes, mi capitán - susurró coquetamente en su oído, siguiéndole el juego.

Luffy rió traviesamente para después de un sorpresivo movimiento invertir los papeles, de modo que ahora era él el que quedaba sobre la navegante. Ella se rió también y envolvió su cuello para besarle apasionadamente.

Mientras tanto, al otro lado de la puerta el resto de la tripulación de los Mugiwara escuchaban anonadados los gemidos y risitas provenientes de la habitación. Cuando Sangi había revolucionado todo el barco con sus gritos y llanto la noche anterior asegurando que había visto al capitán y a la navegante desnudos y juntos en la cama todos le habían tomado por loco. Toda la tripulación sabía que en las últimas semanas había mejorado la relación de esos dos, pero ninguno creyó que hubiesen avanzado tanto. A pesar de eso, ninguno se había atrevido a volver a atravesar esa puerta para comprobarlo. Pero después de lo que estaban oyendo, no les quedó la menor duda de que el cocinero estaba en lo cierto.

-Je, y parecía tonto - espetó Zoro divertido, rompiendo el silencio y alejándose de la puerta como si nada dispuesto a empezar su sesión de entrenamiento.

Todos los demás siguieron rápidamente su ejemplo, temerosos de que los que estaban en la habitación se percataran de que estaban espiando. Ya no necesitaban ni querían oír más.

Todos comenzaron sus tareas matutinas lo más lejos posible de esa habitación, aun conmocionados y con una expresión de sorpresa. Salvo por Robin que sonreía contenta mientras leía una novela y Sanji que lloraba desconsolado en la cocina mientras preparaba el desayuno. Al cocinero solo le consoló pensar que por lo menos aún le quedaba su querida Robin. Al menos por ahora. Hasta que el pobre se entere de que la pelinegra también mantiene una relación en secreto con cierto espadachín.

FIN

No te alejaran de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora