Chapter 2

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Se mantuvieron así unos segundos. El capitán y la chica mirándose el uno a otro y el renito pasando su mirada de uno a otro sin saber qué hacer. La atmosfera era cada vez más incómoda y tensa, así que Chopper se decidió por la acción más fácil y segura.

-Bueno, adiós Nami. Nos vemos luego - balbuceó para después salir de allí lo más rápidamente que le permitieron sus cortas patitas. Pero los otros dos parecieron no escucharle, simplemente se siguieron mirando.

-¿Ya estás bien? - habló finalmente Luffy, rompiendo el silencio sin quitar su expresión seria.

Nami se limitó a asentir. Se sentía acobardada y cohibida. Odiaba cuando él actuaba así. Cuando se ponía tan serio y le miraba con esa expresión indescifrable. No podía saber qué era lo que le estaba pasando por la cabeza y no sabía cómo actuar. Tenía que decir algo para romper esa atmósfera tan incómoda.

Pero Luffy se adelanto y, antes de que a la chica se le ocurriera algo coherente que decir, la empujó dentro de su cuarto, cerró la puerta tras de si de un portazo y se abalanzó sobre ella para besarla ferozmente, agarrándola por la cintura y la espalda firmemente cortando cualquier posible vía de escape.

Ella se sorprendió, pero no tardó en corresponderle con la misma fiereza rodeando con sus brazos el cuello del capitán para hacer el beso más profundo.

Se siguieron besando de la misma forma desesperada hasta que ya no les quedó aire y se tuvieron que separar jadeantes. Se mantuvieron así unos segundos, abrazados, con las frentes juntas, mirándose fijamente el uno al otro mientras recuperaban el aliento.

-¡Maldita sea Nami! - exclamó finalmente Luffy dando rienda suelta a su enfado, sin soltar en ningún momento el agarre que mantenía sobre la chica -. ¿Tienes idea del miedo que pase cuando ese maldito de Shiki te secuestro, cuando te alejó de mi lado y no sabía dónde estabas o si te volvería a ver? ¡Fue un maldito infierno! Pero lo peor de todo fue cuando tú te fuiste por voluntad propia con él dejándonos ese ridículo mensaje. ¿Qué era eso de que no podíamos derrotarle y que nos fuéramos sin ti? ¡Cómo te atreviste tan siquiera a insinuar que ibas a dejarme para ser la navegante de ese infeliz! Yo no necesito que me protejas, puedo cuidarme yo solito. No quiero que te sacrifiques por mí, porque se supone que soy yo el que tengo que protegerte a ti. Así que ni pienses hacer algo parecido otra vez porque, además de que no voy a permitir que haya próxima vez, no dudaré en atarte a mi espalda para mantenerte conmigo si es necesario. ¡Nadie te va a alejar jamás de mí, porque tú vas a ser la próxima reina de los piratas junto conmigo! ¡Tú eres mía!

Nami se quedó en shock por todo lo que había dicho. Pero antes de que la diera tiempo tan siquiera a procesarlo Luffy volvió a besarla intensamente, haciendo que las pocas ideas que había conseguido unir en su cabeza se evaporaran para simplemente aferrarse a él y corresponderle. Después de un rato Nami sintió que la empezaban a temblar peligrosamente las piernas. Luffy la besaba con tanta necesidad y hambre que le estaba haciendo desfallecer. Llegó un momento en el que pensó que se iba a caer, pero el firme agarre de Luffy no lo permitió y la cogió en brazos para dejarla sobre la cama y después posicionarse él encima de ella sin dejar de besarla.

Esa no era la primera vez que Nami intimaba con su capitán. De hecho hacía ya unas semanas que mantenían esa relación de pequeños encuentros pasionales juntos a espaldas del resto de sus nakamas para evitar explicaciones embarazosas. Luffy siempre se había mostrado tierno y cariñoso con ella, y las primeras veces su inocencia e ignorancia hicieron que ella fuera la que llevase la iniciativa. Pero en esta ocasión no había nada de inocencia en sus besos y caricias. Era todo pasión, deseo contenido. Su furia se podía percibir en cada una de sus desesperadas caricias. Pero eso más que intimidarla estaba encendiéndola más.

Ella ahogó un gemido en la boca de Luffy cuando este introdujo una mano debajo de su camiseta y estrujó rudamente uno de sus senos, los cuales estaban libres de sujetador. Él soltó un leve gemido de satisfacción, celebrando la ausencia de esa molesta prenda cuando su mano entro en contacto directo con el suave seno de su navegante. Jugó un rato con ellos, aún debajo de la camiseta, hasta que eso no le pareció suficiente y despojó a la navegante de la prenda en un rápido movimiento para después abalanzarse a uno de sus senos, mordisqueándolo y lamiéndolo como si se tratara del mayor de los manjares.

Nami trató de aprovechar que tenía la boca libre para recuperar el aliento; pero no lo conseguía, ya que al instante que inhalaba lo debía soltar en un fuerte gemido debido a las intensas sensaciones que le otorgaba su capitán, que ahora había comenzado a succionar rudamente de uno de sus pezones. La estaba volviendo loca, ni tan siquiera conseguía mantener los ojos abiertos. Aún así hizo un esfuerzo por abrirlos, y fue entonces, cuando en medio de la bruma de placer, pudo distinguir que Luffy aún llevaba su famoso sombrero de paja puesto. Esto le extrañó, ya que normalmente ya debería estar perdido en algún rincón de la cama o directamente tirado por el suelo. Ella frunció levemente el ceño. No le gustaba que lo llevara puesto cuando hacían el amor, ya que le impedía ver su cara. Estiró una de sus manos para quitárselo, pero él no se lo permitió. Al instante que ella agarró el sombrero y se dio cuenta de su intenciones, obligó a Nami a apartar la mano de él y luego se lo acomodó mejor en la cabeza, como queriéndose asegurarse de que no se fuera a caer por accidente.

-Luffy... - empezó a hablar Nami, tratando de manifestar su molestia.

No te alejaran de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora