Iniciando la curva

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Todo era igual. Monótono. Rutinario. Como si alguien hubiera presionado copiar y pegar en todos los días de Lucy Williams, la adolescente con más sueños, proyectos, talentos y dulzura que alguien pudo haber visto. Pero también  la joven más tímida que se conoció. Definitivamente este sentimiento la paralizaba y era una de las razones que le impedían ser ella misma y mostrar al mundo sus cualidades, como tanto lo había deseado. Era esta una de las mayores culpables de que los deseos de Lucy, solo fueran deseos, congelados en ese término. De que se quedaran atrapados en su mente y nunca pudieran salir a la realidad con ella. 

Ese mediodía de octubre, noveno mes de clases, Lucy salía de su aula, exhausta, cansada por el largo día que había pasado. Soportando a las bromas de sus compañeros de curso que tanto la ofendían. <<¡Soñadora!>> <<¡deja de soñar y despierta!>> <<¡Alicia en el País de las Maravillas!>>, solían gritarle a traves del pasillo, haciendo que las palabras chocaran sobre ella como una pelota de fuego, hiriente. Lucy solía mirar para adelante evitándolos y abrazar los libros que llevaba entrelazados en sus manos, con fuerza, como si allí hallara alguna especie de regocijo. Pero en realidad eran solo los nervios que la invadían en ese momento. Las ganas de darse vuelta y pegarle en la cara a sus "amigos", tan "graciosos". Para ella, sus poesías y sus escritos no eran una broma, no eran solo pedazos de papel con letras grabadas en tinta sobre ellos, ¡eran mucho más que eso! Y le dolía muchísimo que sus compañeros no supieran entenderla y apreciarla por lo que era, sin pedir más. Además ella estaba segura de que si Billy Benson, Jake Mokefield, Lilly Thomson y Kate Diller (sus compañeros más molestos), escribiesen o hiciesen algo que no fuera deporte los comprendería e incluso se interesaría en leer sus obras. De hecho no los lastimaba por ser deportistas y tener gustos diferentes a ella, de lo contrario los felicitaba y los alentaba cuando lo necesitaban. Lástima que sus compañeros no eran buenos como en sus fantasías, FANTASIAS, siempre eso. ¡¿Acaso solo podían pasar cosas buenas en su mente?! Estaba harta de esa película de deseos fantasiosos, utópicos, porque ya dudaba de que esos idiotas crecieran. Todo en su vida era ESO: Fantasías, en un 85% UTÓPICAS.

Cuando al fin pisaba la vereda de la calle de su colegio, dejando atrás a Jake y Billy, oyó a lo lejos que alguien la llamaba:

-¡Lucy! ¡Lucy Williams! ¡Mirá aquí!

Lucy volteó sorprendida y curiosa de saber quien era. Pues era alguien que realmente nunca hubiera imaginado, alguien que no reconocía en lo más mínimo, pero que la atraía increíblemente, por lo que le costó articular una frase. Se quedó atrapada en esa mirada verdesus ojos se congelaron en los de ese chico que la había llamado por nombre y apellido, ¡¿como lo sabía si no se conocían?! O tal vez ella no lo recordaba. Sin importar lo que fuera dijo con timidez,como si saliera de un extraño caparazón invisible:

-Hola- sonrió- ¿de donde saliste?- Esta vez se rió, no porque la frase fuese tan graciosa, sino por  la espontaneidad con que dijo eso, a pesar de los nervios que la inundaban. El joven la acompañó en esa pequeña risa y respondió:

-Soy Jack. Jack Traiser. ¿Recuerdas el cumpleaños de tu amiga en la playa? Fue el sábado pasado.

-¡Sí! ¿De mi amiga Alison?

-¡Así es! Sé tu nombre y tu apellido porque recuerdo cuando te llamaron para retirar el premio de ese sorteo que ganaste. ¡Felicidades!

-¡Gracias, Jack! Esos auriculares son muy geniales...-echó una risa y subió la mirada hacia él-.

-¡Ya lo creo! Como sea, lindo cabello- Jack miró hacia abajo, denotando una expresión tímida. A partir de esto, Lucy comprendió que Jack no era un chico cualquiera. No era como todos. Grosero, mal educado, molesto y superficial. De hecho era muy atractivo, pero no lo sabía, y por ende no se jactaba de ello. Agradecida y emocionada por le cumplido, dijo:

-¡Muchas gracias! A mi me encanta esa remera.

-¡Uh, gracias! Es nueva, je...-Notablemente Jack sintió miedo de haber dicho lo equievocado, pero no...para Lucy todo lo que él dijera sería correcto.

-¡Es genial! Bueno...Ahora, tengo que volver a mi casa, mi familia me espera con el almuerzo, pero..fue un placer encontrarnos.

-Lo mismo digo, pero antes de que te vayas, ¿me pasarías tu número de Whathsapp?-dijo el adolescente sacando su celular de funda verde.

-¡Claro! Es 156859916. ¡Después hablamos!

-Ya te agendo. ¡Sí! ¡Nos vemos!

-¡Nos vemos!- finalizó Lucy con una sonrisa y suelta como nunca se había sentido. Agradecía tanto este encuentro. Todo acababa de empezar, pero, de alguna manera, sentía que  Dios la había sorprendido con ese chico Jack , y un extraño presentimiento le decía que él era ese cambio que ella esperaba. Podía sentri que una de sus fantasías, supuestamente utópicas se concretaba en en mitad de la calle 53, justo allí. Donde, siendo la calle de la escuela, nunca hubiese imaginado caminar tan plena y feliz. 

UNA CURVA EN EL CAMINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora