El día en la escuela había sido diferente a todos los anteriores. Lucy se sentía orgullosa de si misma, y también sentía que se había quitado una mochila de encima. ¡Al fin había dicho lo que tanto ansiaba desde que sus compañeros empezaron a molestarla! Todavía no dejaba de pensar en la cara de Thom cuando le contestó a su burla. Se sentía fuerte y segura, tanto como para afrontar la clase de Educación Física, que estaba a tan solo 5 minutos de iniciar. Lucy caminó hasta su casillero y buscó ropa más cómoda para poder moverse mejor. Reacomodó su vincha, sin siquiera atinar a sacársela. Lo único que se quitó fue la gomita que tenía en su muñeca, para que Trembly no la obligara a usarla cuando la retase. En ese momento, una chica del curso, Lila, le habló:
-Hola, Lucy...Fuiste muy valiente al enfrentar a Thom.
-Hola Lila, ¡gracias! Lo sé... No veía la hora de decirle lo que sentía.
-¡Me parece maravilloso! Pero, ¿no crees que deberías atarte el cabello? El pesado de Trembly va a castigarte.
-No me ataré el cabello, por nada del mundo. A mí me gusta así y a...- Lucy casi suelta que a Jack también, pero se lo reservó, no quería que nadie se enterase de su encuentro, aunque le sería dificil lograrlo. Casi imposible.
-¿Y a? ¿Y a quien, Lucy? Cuéntame, yo no se lo diré a nadie.
-No- Se negó.
-Bueno...-se entristeció la joven- Ahora, ¿quieres venir a mi casa esta tarde? Estoy libre hasta las 06:00.
-¡Sí!- Lucy se preguntó si habría sido su actitud de firmeza la que estaba echando fuera su cotidiana y estresante soledad, pero no quería pasar de estar feliz y sentir el orgullo (sano) de haber logrado algo, a engreírse y agrandarse. No le gustaba la gente así, y no quería caer en el montón. Sabía que no era bueno, y además no lo soportaba. Odiaba sentir que su yo crecía por el mal camino. Lucy siempre pedía para ser humilde y solidaria.
-¿Vienes conmigo después de la escuela? Avísale a tu madre- Reanudó Lila la conversación mientras sacaba una gomita para el pelo y Lucy pensaba:
-Am...Sí, cuando termine la clase de Eduación Física le enviaré un mensaje o la llamaré para avisarle que no alomorzaré en casa hoy.
Wow...A Lucy se le dibujó una sonrisa de la nada cuando leyó un nuevo Wattsapp de Jack. Fue como si algo estalllara en su interior. Aunque ya tenía que entrar en el gimnasio, no pudo evitar leer: Hola Lucy, ¿cómo estás? ¿Quieres que nos veamos el viernes, en la plaza de la calle 60? ¡Saludos!
¡Sí!!! Nuevamente algo estalló en el corazón de la joven y lo transmitió a través de la sonrisa que a Trembly, que justo pasaba por ahí, no le gustó nada:
-¿De qué te ríes, Lucy? Será mejor que los pospongas porque la clase está a punto de iniciar. Tienes tan solo 5 minutos. O no...Mejor 3- Grrrrrr, ahora una llama de enojo comenzaba a surgir en ese corazón. ¡¿Por qué?! Otra vez comenzaba a pensar que Trembly era su karma o un enviado del infierno para hacerla sufrir. Parecía estar feliz siempre que le quitaba algo que le gustaba. Lucy sentía que su odiado profesor lograba su objetivo (o sea quitarle la sonrisa), cada vez que le decía algo, y que lo hacía apropósito. Recordó que hoy no iba a dejar que sus enemigos influyeran en su estado de ánimo, así que sin siquiera mirar a los ojos a Trembly, que se fue a buscar el irritante megáfono que usaba para atraer la atención de sus alumnos, contestó: ¡Hola Jack! Muy bien, a no ser porque la clase de Eduación Física está por empezar :P ¿Y tú? ¡Estoy libre el viernes así que no tendré inconveniente en vernos! ¿A qué hora nos encontramos? Solo debería preguntarle a mis padres.
Lucy no pudo ver la respuesta de Jack, los 3 minutos que Trembly le había concedido ya habían pasado y la clase estaba empezando:
-¡Atención! ¡Atención! Alumnos, acérquense- Vociferaba el profesor a través del megáfono que TODOS odiaban.
-¡Hoy practicaremos Handball!- Anunció el hombre con su voz ronca y desagradable, echando una sonrisa maliciosa a Lucy. El bien sabía lo mucho que odiaba ese deporte, pero se acababa de dar cuenta de algo más importante para él. Su alumna más "rebelde", como solía llamarla aunque no hiciera nada, había traído el pelo suelto y no se lo iba a dejar pasar:
-¡Veo que decidió lucir su cabello suelto! Qué lindo...- Dijo mientras se acercaba a la cara seria de la adolescente- Bueno, le informo que está en MI clase y en MI clase no permito modelos...
Como no lo hubiera hecho antes, Lucy contestó:
-Profesor le aviso que yo no soy modelo ni me gustaría serlo...Solo que considero que, en un país completamente libre en este aspecto, podemos peinarnos como queramos, ¿no es así? Además, nose porque se la agarra conmigo- Lucy tenía millón de cosas que marcarle a Trembly si quería. Comer pan como vikingo en medio de la clase, gritar a los alumnos que algo no les salía bien o que no eran unos aficionados del deporte, usar el megáfono a todo volumen en un gimnasio que no es tan grande y para pocas personas, ir completamente desalineado al trabajo y hablar como alguien sin eduacación no entraba entre las reglas permitidas de la Escuela Ross, y sin embargo él las rompía. Ningún profesor de ningún colegio tiene que tomar de punto a un alumno, poque ningún alumno tiene derecho a ser el blanco de los castigos de un profesor sin autorización para exigir algo a los niños. De todas formas y más allá de todo esto, Trembly no quería cambiar:
-No me interesa lo que usted piense, Señorita Williams. Yo soy la autoridad y usted es inferior a mí. Completamente inferior y no tiene ningún derecho a decir que algo no le gusta de mi clase porque al fin y al cabo, no tiene ningún sentido...Si yo haré lo que quiera, y más si es usted quien me lo pide- La ira de Lucy aumentaba cada palabra que pronunciaba el profesor. Había que tomar diez cuchillos para cortar la tensión de esa situación. Trembly, además de autoritario y maleducado, era competitivo y ni en sueños dejaría que una niña de 14 años le ganara, porque para él todo eran batallas, y nada más que batallas. Trembly usó toda su clase para sermonear a Lucy en un discurso completamente injusto, en el cual no hubo tiempo para intervensiones de los alumnos. No lo permitió. El fue el único que habló, y Lucy respiró de alivio cuando sonó el timbre. Salió corriendo del gimansio, sola, para evitar volver a cruzarse con Trembly. La felicidad que Lucy sentía ese día se había derrumbado en un abrir y cerrar de ojos. Estaba triste y angustiada, y lo que menos quería era ir a casa de Lila Porter. Tan solo ansiaba tirarse en su cama y encender el aire acondicionado. Escribir en su diario y escuchar música, sin interrupciones, pero no iba a poder hacerlo...Lucy envió un mensaje a Claire diciendo: Mamá, hoy no almorzaré en casa. Lila me invitó a su casa hasta las 05:00 así que, más o menos a esa hora llegaré. Besos. No pasaron más de cuarenta segundos hasta que la madre de la joven respondiera: ¡Está bien, Lucy! Puedo pasarte a buscar por la casa de tu amiga porque luego tengo que ir al centro a hacer más entregas, ¿me acompañas?. La única respuesta de Lucy fue un Sí, está bien :) y con eso llamó a Lila para partir:
-¡Lila! ¿Nos vamos?
-¡Sí! Vámonos- Y eso fue lo que hicieron, abandonado el portón azul de la salida del gimansio a la calle.
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UNA CURVA EN EL CAMINO
Genç KurguLucy era una adolescente como cualquier otra, con sueños, dudas, tristezas, alegrías, pero que frecuentemente solía sentir que su vida era un tanto aburrida…Que a sus días les hacía falta algo de aventura, de acción. Ya se había hecho cosa de todos...