O C H O

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Salió de su oficina cuando uno de los miembros del club le hizo saber que Steffano estaba en el bar y necesitaba hablar con él y su invitada, la razón por la cual no lo llevaba a su oficina era por cuestiones de seguridad, no sabía quien era su invitada y no dejaría que una extraña conociera el club por dentro, facilitando posibles ataques si descubrían puntos y el no permitiría otro ataque al club, ya alguien importante había resultado completamente mal, habían perdido a alguien por confiar en alguien quien no debería.

Salió y vio algunas de los hermanos bailando, cuerpos sudorosos frotándose con otros, el olor a cigarrillo, licor y sexo era lo inundaba el lugar, miró a la mesa en la que se supone que estarían,  Steffano no se encontraba allí pero si vio la espalda de una chica, extrañamente familiar, solo que la persona allí no era que desentonaba en el lugar, sin embargo desentonaba con las mujeres que estaban allí, iba demasiado vestida para ese lugar e internamente sonrió ¿de verdad a Steffano le gustaba aquella mojigata? o su amiga, solo buscaba algo de diversión con otra mujer, eso explicaría que hacía allí y de esa forma tan ridícula vestida.

Sin embargo su culo entallaba en ese Jeans jodidamente sexy, y esas piernas aunque no eran largas tenían la capacidad de imaginárselas enrolladas en su cintura, mientras él envestía en ella, bombeando duro.

Toco la parte delantera de su pantalón re-acomodando su polla dura, jodidamente ¿cómo una mujer en espaldas que no conocía su rostro le hacía tener una erección a gran escala?, no parecía ser su tipo y menos con ese corte que ni de casualidad le llegaba a los hombros, sus pequeñas ondas dejaban al descubierto parte de su cuello, su piel parecía ligeramente bronceada y ello hizo que la similitud con alguien más se hiciera más fuerte.

Se acercó a ella:—Así que tú eres la que trae de nervios a mi tesorero.

* * *

Miró la chica con desagrado, ¿cómo algo tan pequeño podría tener tanta fuerza?

—Prez—Steffano llamó su atención, lo miro con ira

—Llévenlos a ambos al sótano, ata a ...— se negó a decir su nombre, ¿cómo después de tantos meses podría llegar a hacer lo que hacía con su cuerpo?, ella le debía un respuestas y se las sacaría no importaba si debía de ser a la fuerza.

—Prez— la voz asustada de Stefano se caló en sus oídos.

—¿Sabes lo que le pasan   a los que nos traicionas?— lo miró y él chico trató de zafarse del agarre que lo tenían los otros hermanos

—No es así, ¡demonios!— gritó cuando él le dio la espalda— Prez, por favor ¡jodidamente escucha!— pero entonces el había ingresado de nuevo a la oficina.

Todo empezó a volver a como en el primer día, la primera vez que la vio.

Tomó su escritorio y lo volteó, un grito de ira salió de sus labios, sus puños empezaron a golpear y destruir todo a su paso, no se dio cuenta en que momento sus ojos se aguaron, pero de algo estaba seguro : no derramaría una lágrima, no, ya había sufrido suficiente por culpa de ella.

Le sacaría toda la verdad, e incluso resolvería todo el maldito misterio que los acompañaba, debía de darle paz a él, paz; para que así pudiera descansar en paz.

—¿Qué está sucediendo?— la dulce voz de su hermana lo volvió a la realidad.

—No es nada pequeña— frunció el ceño al ver a su VP abrazando a su hermana pequeña por la cintura— ¿qué carajos?— refunfuñó acercándose a su hermana y halandola, así terminando con el abrazo que tenían ellos dos— jodidamente no toques a mi hermana—su hermana sonrió con ternura y besó su mejilla, aun no se acostumbraba a verla con el embarazo, sin embargo todos la hacían sentirse cómoda con el, y había algo que le era imposible de negar y ello era que su VP era el que la hacía sentirse más cómoda con el.

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⏰ Última actualización: Apr 17, 2021 ⏰

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CAUTIVADO CON TÚ MIRADA [SAGA CAUTIVAME #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora