S I E T E

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El timbre del apartamento sonó, su manos intentaron temblar; pero después de unas bocanadas de aire logró controlarse su estomago estaba revuelto, la emoción la embargó, sabía que la tendría con ella al fin, pero eso no quería decir que dejara su búsqueda de lado llegaría al fondo de todo. Y si tendría que llevarse al propio lucifer por delante lo haría, llegaría al fondo de toda esta mierda que estaba rodeando a su prima.

Camino a paso apresurado a la puerta con el corazón latiendo tanto como si estuviera en medio de una emboscada, trato de regular su respiración que en algún momento empezó a tornarse mas rápida y pesada, sacudió su cuerpo y después de tomar otra bocanada de aire puso la mano en el pomo y lo giró, si antes su corazón había latido rápido, ahora parecía como si fuera a salirse de su pecho; frente a ella había una mujer de edad promedio con una pequeña volita en sus manos, rodeada por una cobija color rosa que ella misma había comprado, era ella. Por fin la conocería.

—Buenas tardes— palmeó su espalda internamente en señal de felicitación por no haber tartamudeado, no sabía como alguien tan pequeño hacía que su mundo se parara, se apartó de la puerta para que la señora pasara, la mujer ingresó con su postura erguida, se sentía intimidada, de todo ello dependía la seguridad de su futuro, todo su futuro dependía de ello, el hecho de la investigación, de lo que sucedida con su prima y aunque tenía complicada la investigación porque la habían retirado de todo ello, solo para hacer realidad el deseo de su prima.

—Buenas tardes señorita Reed— la señora entró aun con el pequeño bulto y  se sentó en el mueble— se supone que debía ir por ella, pero como sabemos que es confidencial con quien se ha quedado sus jefes han movido sus hilos y aquí estamos— un pequeño quejido hizo que su corazón se arrugara

—¿Desea tomar algo?— la señora negó con la cabeza y estudió el apartamento, pero el llanto se hizo presente— permitame por favor, mientras le enseño el lugar— la señora Barraud se acercó a ella y depositó la bebé en sus brazos, su corazón se calentó y el bebé aunque siguió llorando, su llanto fue mermando hasta un pequeño quejido, sus grandes ojos color cafés la miraron y su pequeña boquita vuelta un diminuto puchero color rosa, le sonrió e hizo un  pequeño chasquido con la lengua, que hizo que el puchero de la pequeña que había acabado de despertar, ahora fuera una sonrisa, mostrando toda su encía.— acompáñeme por favor— dijo 

Guió a la señora  Barraud por el pasillo de su apartamento enseñándole cada parte de su pequeño hogar, la pequeña hacía sonidos tiernos, mientras su boquita se abrió en un bostezo, abrió la puerta de la habitación de la bebé que contenía una cuna, una silla mecedora, un cambiador, un closet y estaba pintado con una pintura especial para bebés,había un pequeño comunicador al lado de la cuna, era ideal .

Barraud asintió complacida por lo que veía:—Veo que estás más que preparada para la llegada de la bebé

—La verdad si, cuando era más joven fui niñera y sé todo sobre los bebés, he adecuado este lugar para la pequeña.

—Seré sincera con usted, sus superiores han movido los hilos correctos además de ser apta y tener la carta de ella, es la mejor opción de la pequeña. y la cita de hoy lo definiría todo y encuentro el hogar apropiado, por el día de hoy me la tengo que llevar  porque es el protocolo— por fin después de los días con cara de póquer que le había dirigido al no creerla acta para ella, le sonrió— creo que estás lista y pasaré mi informe, y después de este fin de semana la tendrás contigo.— sus sonrisa y sus ojos se aguaron de felicidad, tendría una parte de mi ella consigo.

Después de que la visita se fuera, pudo respirar tranquila, había conocido a la bebé y era tan  feliz, no podía creer que parte de sus esfuerzos dieran frutos y si tal vez por ella estaba dejando atrás años de carrera, pero valía la pena el sacrificio y aunque para ellos era peligroso que estuviera en la investigación, le era imposible no investigar por su cuenta que había pasado con ella, el objetivo principal de llegar a Francia era encontrarla, pero todo ello quedó en pausa cuando llegó una carta anónima a nombre de ella asegurando lo de la pequeña y pidiendo a ella  que se hiciera cargo y ella lo haría, porque su ella era su otra mitad.

CAUTIVADO CON TÚ MIRADA [SAGA CAUTIVAME #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora