•~Capítulo I~•

30 5 3
                                    

"—Un dia como hoy, en 2.000 años más, cuando la luna se tiña de sangre mis hijos saldrán a cazar y vuestra raza perecerá, no habrá escapatoria alguna a menos que me muestren de que sois dignos de amar y ser amados, hasta ese momento la maldición de la luna seguirá y todos pasarán lo que yo, vuestro primogénito morirá  a los 17 años de la peor forma posible y el sufrimiento llenará vuestras almas hasta destruirla por completo–"

—¡Y así termina la historia—entusiasmada una bella niña de cabello de cereza y ojos como el cielo narraba aquella historia a su clase; una leyenda, la cual fue pasando entre las generaciones de su familia mediante un libro.

—¡Que tontería Sophie, esa historia no tiene sentido!— exclama una de las niñas que se encontraba ahí.

Ante este comentario un niño se levantó listo para defender a la niña —Mi hermana no esta mintiendo— afirmo aquel pequeño con facciones idénticas a la niña— llevamos una marca de luna en nuestro hombro.

Ante esto, el pequeño mostró la marca que pintaba su hombro, recibiendo risas y burlas por parte de los demás niños, quienes no creían que esto fuera verdad. Los pequeños mellizos simplemente callaron y bajaron su mirar rojos de vergüenza, esperando que aquellas burlas cesarán.

Una hermosa mañana pintaba los cielos, decorada con el el dulce cantar de las aves afuera de la ventana de un joven de cabellos de fuego, el cual dormía en total calma intentando ignorar el molesto despertador que sonaba sin parar molestando notor...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Una hermosa mañana pintaba los cielos, decorada con el el dulce cantar de las aves afuera de la ventana de un joven de cabellos de fuego, el cual dormía en total calma intentando ignorar el molesto despertador que sonaba sin parar molestando notoriamente al dueño de rojiza cabellera quien estaba a punto de destruirlo con tal de continuar en los brazos de Morfeo.

En el justo momento, entro a la habitación una bella muchacha, con un balde lleno de agua fría; agua que tiro sin miedo alguno sobre el joven —¡Andrew Monteith!— gritó molesta la chica —Mueve tu trasero amargado o llegaremos tarde.

Una esplendida forma de obligar a salir de la cama a alguien.

A pesar de estar totalmente empapado, el joven vaciló entre seguir durmiendo o levantarse de su cómodo santuario, claramente opto por la segunda opción aunque no fuera de su agradó, era mejor a que su hermana volviese a entrar para esta vez matarlo.

Al momento de empezar a desvestirse y entrar al baño el joven paro unos minutos al notar aquella marca de luna menguante la cual reposa en su hombro izquierdo, ante esto, un largo suspiro resonó en la habitación.

Una vez arreglado y listo para el instituto decidió bajar, encontrándose con su hermana comiendo con rapidez en la mesa mientras de fondo sonaba el noticiero meteorológico.

—¿Dónde están los viejos? ¿Aún no vienen?

—Hasta que decides bajar— reprocha la femina de forma serena—  y respondiendo a tu pregunta, aun no vienen, sabes que su trabajo amerita mucho tiempo.

El Augurio de la Luna Roja Donde viven las historias. Descúbrelo ahora