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-¿Quieres a Tini, Jorge?-Le preguntó su hermanita menor. Él despegó la vista de la castaña que ya estaba alejada y miró a Jazzy.

-No, claro que no, ¿De dónde sacas eso?

-Mi mamá dice que los que se molestan se quieren-Dijo. Jorge rio-, y tú la molestas siempre, y te vi besarla ¡En la boca!

Jorge no quería decirle que un beso en la boca no significaba nada, el amor era una estupidez, era mucho mejor divertirse que amarrarse.

-Sí, pero eso no significa que la quiera.

-¿Entonces no pasa nada si yo beso en la boca a mis compañeros?-Preguntó extrañada.

-No, ni se te ocurra-Le dijo serio. Jazmyn soltó una carcajada-. Cuando seas grande entenderás.

Se quedó unos minutos más con sus hermanos en el parque y volvieron a casa. Buscó a Martina por las habitaciones hasta que la encontró en la cocina sirviéndose algo.

-¿Te enojaste?-Le preguntó él riendo. Martina lo fulminó con la mirada y volvió su mirada a lo que estaba haciendo.

Jorge se acercó a ella y se apoyó en el mueble. Mientras la miraba.

-Esta casa es bastante grande, puedes irte a molestar a cualquier otra parte-Dijo de mala gana.

-Pero yo quiero molestarte a ti-Se rio.

-Luces como un arrastrado.

-¿Me va mal ese papel? Generalmente no le ando detrás a las chicas.

-Es porque todas te andan detrás porque son unas putas regaladas sin cerebro-Dijo con una sonrisa sarcástica en el rostro. Jorge soltó una carcajada y la volvió a mirar.

-Qué tacto que tienes al hablar, preciosa.

-¿Puedes dejar de mirarme?-Preguntó cabreada.

-Que no te mire, que no te hable, que no te toque, que no respire cerca de ti... ¿Algo más, princesa?

-No me llames princesa.

-Anotado-Se rio-. Aunque sabes que no haré el mínimo esfuerzo por cumplir tus órdenes, Martina.

Ella lo miró mal una última vez y siguió con lo que estaba haciendo. Jorge se puso detrás de ella y apoyó sus manos sobre el mueble, uno a cada lado de Martina. La castaña miró los brazos de Jorge de reojo.

-¿Qué estás haciendo ahora?-Preguntó fastidiada-. Oh, estás comenzando a aburrirme-Intentó irse, pero los brazos de Jorge se lo impidieron-¿Quieres otro golpe, no?

Jorge miró sus labios. No tenía planeado besarla, pero esos labios carnosos parecían llamarlo a gritos. Los miró, luego la miró a los ojos.

-Ni si quiera lo pienses, Jorge-Le advirtió adivinando sus pensamientos.

-¿Pensar qué?-Le preguntó riendo.

-Perdón, olvidaba que no pensabas-Dijo cínica.

-Mucha razón, no sé pensar-Dijo y juntó sus labios con los de la castaña.

Tendría que haberlo empujado, haberlo golpeado o al menos haber salido corriendo, pero se quedó de piedra mientras los labios de Jorge delineaban los suyos con cuidado. Volvió al pasado, once años atrás, cuando le gustaba Jorge, su primer amor, su primer amigo...

Su primera desilusión...

-¡Eh! ¡¿Qué haces?!-Lo separó de un empujón y le dio una bofetada-¡¿Estás loco o algo?!

-Te dije que no pensaba... Au-Se sobó la mejilla.

-¡Pues empieza a intentarlo! ¿Cómo te atreves, eh?-Le preguntó enojada-. Jorge, tengo dignidad, tengo orgullo, y si crees que voy a caer como todas tus putas, te equivocas.

-Yo... Sólo ha sido un beso, deberías controlar tu temperamento...

-¡Y tú deberías controlar tus impulsos!-Gritó enojada-

-Eh, preciosa, cálmate.

-¡Y no me llames preciosa, maldita sea!

-Basta, ¿Que no sabes nada acerca de divertirse? Conmigo la pasarías bien, te lo aseguro-Esto último se lo susurró al oído. Martina abrió los ojos sorprendida y volvió a darle otra bofetada-¡Ya basta de golpearme!

-¡Y tú basta de darme razones!

Salió furiosa de la cocina. Jorge respiró hondamente unas cuantas veces, esa chica era demasiado complicada para su gusto, pero suponía un desafío, y él era adicto a ellos, era adicto a ganar, y no iba a dejar que una tonta apuesta pudiera con él.

<<Eso, lastima de nuevo los sentimientos de Martina, como lo hiciste hace 11 años, eso sí que es ser un hombre>>

Ignoró la voz de su conciencia, porque sabía que tenía razón... aunque... ¿Por qué la lastimaría? No había sentimientos involucrados, por parte de ninguno. Si lo conseguía, iban a pasar un buen rato, ambos.

La niñeraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora