EPILOGO: No quiero nada sin ti

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La vida es como una montaña rusa, un día estás arriba y al siguiente abajo. Un día disfrutas de la subida y al otro gritas por el descenso. En un momento tu vida puede cambiar para siempre.

Jamás pensé que pudiera llevarme tan bien con él. Siempre lo vi como un imposible. Alguien difícil de alcanzar. Pero ese chico del que tantas veces hablé como si no me importara, hoy es la persona a la que más extraño, al que quiero a mi lado.

Ayer terminó el mundial de Rusia y proclamó al mismo campeón que hace 4 años. Si, Alemania lo consiguió de nuevo y fue más una cuestión de gana y garra que de técnica.

Fue un despliegue futbolístico enorme, una cátedra de fútbol desde todos los puntos de vista. Los alemanes arrasaron.

No se pudo escoger a una sola figura puesto que todos eran estrellas: todos brillaban con luz propia. En ese momento se habló del equipo que se formó, no de la estrella que aprovechó un balón que de casualidad llegó a sus pies.

Disfruté ese título como si fuera alemana, grité sus goles, coreé sus nombres, usé su camiseta y viví la final como si fuera mi selección.

Me alegré por todos, mis amigos; los que en algún momento se situaron detrás de mi micrófono para hablar de cuanto ansiaban repetir el título.

Muy pocos logran hacer lo que ellos hicieron…

Me pasé horas hablando en el canal de la magnífica selección alemana. Hablé con Marco y con muchos de sus compañeros, ellos estaban tan felices como yo. Y claro no todos los días eres bicampeón mundial.

Mario… Él es una historia aparte. No hablamos hace tiempo, para ser exacta desde que me fui de Rusia. Planeé una mejor despedida para nosotros, pero no podía interferir en sus entrenamientos, total ser campeón no es una tarea fácil.

Ese último día juntos fue como un sueño, pero no supero su actitud, estaba distraído, creo que no captaba su atención por completo.

Pero lo hecho, hecho está. No puedo cambiar el pasado ni porque quisiera.

Si tuviera el poder de regresar el tiempo, hubiera disfrutado cada segundo a su lado, me dedicaría a que siempre su sonrisa esté intacta, trabajaría en descifrar el hermoso color de sus ojos que brillan con una luz única, quizás tuviera la valentía para decir que lo quiero.

Pero ya es muy tarde, él ha seguido con su vida y yo con la mía.

- ¡Hey! Adri, lo hiciste muy bien hoy en el canal.

- Gracias Diego, ya me estoy acostumbrando de nuevo a estar detrás de una mesa.

La verdad es que a mí me apasiona más el trabajo de campo que estar detrás de una mesa leyendo noticias. No cambiaría por nada del mundo estar en el campo de juego relatando cada partido…

Pero hoy es un día más de trabajo y debo de estar contenta y orgullosa de todo lo que he logrado hasta ahora.

Después de Rusia he hecho una rutina: desayuno, llego al trabajo, almuerzo en el canal y regreso a casa. Las salidas se han limitado bastante para mí. Ahora estoy dedicada 100% a mi trabajo, o quizás tenga un estúpido sentimiento dentro de mí que me haga serle fiel a Mario, aunque no somos nada.

- Adrianna- Esa voz hace que me de vuelta enseguida. Siempre se le ha hecho difícil pronunciar mi nombre. Pero su voz hace que me congele, que mi cabeza de vueltas y que inmediatamente me sienta desorientada.- Lo siento.

Vamos Adri, ¡Reacciona!

- Mario… ¿Qué haces aquí?- di la vuelta lentamente para encontrarme con ese rostro que tantas veces había soñado tener cerca de mí. Aunque estuviera ubicado a unos metros de distancia, causaba estragos en mi cuerpo como si estuviera a centímetros de mí.

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⏰ Última actualización: Jan 05, 2015 ⏰

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