Día 3

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Daniel no se podía creer lo que Ángel le había dicho.

—Daniel!— Le gritó su compañero Javier. —Todo bien?, llevo hablándote desde hace rato.—

—Perdona, estaba algo distraído por algo que acaba de suceder antes de que llegara aquí— Daniel se encontraba limpiando la mesa. —No debería tomarle mucha importancia, pero no puedo dejar de pensar en eso—

—¿Es una chica?— Javier se acercó a él, se sentó en la mesa donde estaba limpiando.—Y dime, ¿se te declaró? ¿Es eso?—

—Tenemos suerte de que el gerente no este aquí, probablemente le molestaría que estuviésemos platicando en horario de trabajo—Daniel rió y su compañero también, ambos se llevaban muy bien a pesar de el poco tiempo de conocerse

—No creo que le importe mucho, dicen que es un tipo agradable.

—Eso espero. Realmente me gustaría conocerlo. No lo he visto en el local.— Dalas había terminado de limpiar, ahora solo estaba esperando que viniese algún cliente para atender.

—Lo conocerás pronto. Se fue a arreglar unas cosas al lugar donde vive.— Javier contemplaba a Daniel. Realmente le agradaba...demasiado.

—Bueno, supongo que este día tendremos poca gente no?— Daniel habló. Realmente había poca gente.

—Espero que eso cambie más tarde. Normalmente hay más gente en la noche. Ya sabes, citas, y aniversarios. A la gente le gusta por el ambiente. — Javier se levantó, iba a la cocina. —Cuando gustes, puedes venir a la hora de comer. Te prepararé algo.—

—Gracias Javi— Dijo Daniel.

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Ángel se encontraba en su casa. Al igual que Daniel, su horario de dar clases había acabado. Estaba en casa, viendo que ver en Netflix.

Realmente quería a Daniel. Lo amaba. No creyó que este joven pudiese enamorarlo. Pero ahora que se le confesó, simplemente se sentía mejor. 

Nunca creyó hacer eso con alguien. Nunca antes se había sentido de esta manera. Nunca antes había amado tanto a alguien. Y el habérselo encontrado de nuevo lo ponía demasiado feliz. Esperaba que Daniel sintiese lo mismo que él.

Después de alimentar a Mussolini, decidió salir de casa. Quizás daría un paseo en bicicleta, o tal vez iría a comprar comida. 

Se decidió por la segunda opción. Conocía un buen lugar.

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Ángel llegó a el restaurante que estaba cerca de su casa. Le gustaba el servicio para llevar, eran rápidos y la comida era deliciosa.

Entró, y pudo ver que no había casi nadie. Simplemente le gustaba estar en ese lugar. El ambiente era tranquilo y no estresante. Recordó que aquí tuvo su primera cita...pero no duró mucho. De igual manera, no dejaría de venir por eso. Le encantaba el lugar. Se acercó para poder pedir lo que comería. Sin embargo, Daniel le vio entrar, y Ángel le pudo ver. 

Daniel simplemente no sabía a donde esconderse. A donde fuese que el estuviese, Ángel estaría presente. Realmente el destino le jugaba una buena broma.
Ángel sonrió al verle, y él estaba mas que feliz por volver a encontrárselo.

—Te ves lindo con tu uniforme—Angel vio la vestimenta. Todo lo que Daniel se pusiera, le quedaba bien. Sin embargo, Daniel se sonrojó.

—Daniel, ¿Qué pidió el cliente?— Javi se acercó, y pudo notar el ambiente que generaba tanto Ángel como Daniel. —Daniel, si quieres ve a limpiar la parte de la bodega, no es mucho.— 

Solo una vez mas--Dralas [EN CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora