Capítulo 1

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—Wei Ying. Hoy conseguí para ti una jarra de la Sonrisa del Emperador. —La voz de Lan WangJi era suave, pero aún así, lograba penetrar en el silencio de la habitación.

Su mirada se mantuvo fija sobre la mesa, allí, una pequeña tasa de jade blanca estaba siendo llenada con ese alcohol que tanto disfrutaba beber la persona que hacía su corazón enloquecer y a su mente perder la razón.

Mientras terminaba de servir, sin atreverse a mirar a su lado, ofreció el vaso.

—Lo conseguí especialmente para ti. Tío no se ha enterado. Wei Ying, puedes beberlo, prometo no decirle a nadie.

Luego de un momento de silencio que, aunque fue breve, para Lan WangJi fue insoportable. Dejó salir un suspiro de sus finos y pálidos labios antes de añadir:

—Si no lo quieres, lo beberé por ti. —Todavía no reunía el coraje para mirar a su lado, pero aún así, tomó el vaso y bebió el contenido de un solo trago.

El calor subió desde su pecho hacia su garganta y, desde su garganta a su rostro.

Sus ojos ardieron y sus párpados eran como dos piezas del metal más pesado que pudiera existir, obligándolo así, a cerrarlos.

—Wei Ying, no le diré al tío que hay alcohol aquí, así que... por favor, bebe.

Tal vez fue producto del mismo alcohol, pero el abundante ardor en sus ojos solo fue capaz de aliviarse luego de que la humedad de las lágrimas hicieran presencia.

—Por favor, vuelve...

Lan WangJi, no tardó en quedarse dormido.

—WangJi. —En medio de la oscuridad, una voz llena de cariño lo despertó de su sueño. Cuando abrió los ojos, lo primero que vio fue a su hermano mayor.

—Hermano.

—WangJi, necesito que me hagas un favor... ¿puedes hacerlo? —La mirada que había en el rostro de Lan XiChen estaba llena de preocupación y, aunque sería bastante evidente para cualquiera, pasó desapercibida ante Lan WangJi.

—Mm. —Fue todo lo que Lan WangJi contestó y Lan XiChen le dedicó una sonrisa.

Ya había pasado mucho tiempo desde que Lan WangJi se acostumbró a dormir tarde y así mismo, a despertar tarde, yendo en contra de las reglas que había respetado al pie de la letra en el pasado.

Incluso ahora, se había quedado dormido en el suelo, con su rostro apoyado sobre la mesa donde había bebido la noche anterior.

—WangJi, tú anoche...

Lan WangJi tardó en notar que la evidencia estaba frente a sus ojos y cuando lo hizo, rápidamente intentó excusarse:

—Hermano, es mi culpa. Por favor, no castigues a Wei Ying.

Esas últimas palabras parecieron destrozar aún más a Lan XiChen. Obligándose a sonreír, ayudó a su hermano menor a levantarse del suelo y posteriormente, a arreglar sus túnicas.

—No lo haré, WangJi. Ahora, por favor, ven.

Después de que Lan XiChen entregara las instrucciones a Lan WangJi, él salió de Gusu con su Guqin en la espalda y Bichen en la cintura.

Aunque el día estaba soleado, por donde sea que mirara, todo lo que antes solía ser de vívidos colores, ahora era opaco. El sol que antes solía ser caluroso ahora parecía estar hecho de hielo, porque todo lo que podía sentir era frío.

No tenía las energías suficientes para montar su espada, por lo tanto, le tomó todo un día llegar al pueblo más cercano a su destino.

Lan XiChen ya se había asegurado de que guardara dinero, de lo contrario, lo habría olvidado una vez más. Con su bolsa en mano, Lan WangJi no se preocupó por lujos y pidió una habitación en la primera posada que encontró.

A mitad de la noche, todavía no era capaz de conciliar el sueño, así que se levantó, bajó las escaleras y se dirigió a la cocina.

—¡Oh! Pero si es nuestro bello huésped. ¿Qué le trae aquí a estas horas de la noche? —Una de las dueñas de la posada que se encargaba de vigilar por la noche estaba comiendo algunos bocadillos mientras tomaba té.

Como era de esperarse de Lan WangJi, él no respondió.

—Uhm, ¿será que el joven maestro no puede dormir?

—Mm.

—No te preocupes querido, puedo ayudarte con eso. Aquí servimos un delicioso té que puede ayudarlo a dormir.

Mientras la señora hablaba, la mirada de Lan WangJi recorrió la cocina. La oscuridad era pesada esa noche debido a la ausencia de la Luna, sin embargo, estaba entrenado para estas situaciones y fue capaz de distinguir una puerta en el fondo, allí colgaba un letrero que decía "biblioteca".

Debido a la poca atención de WangJi, la señora no tardó mucho en darse cuenta de que parecía estar más interesado en otra cosa.

—Joven maestro, puede entrar si desea.

—¿Puedo? —Cuando WangJi giró la mirada hacia la dueña de la posada, sus ojos se iluminaron con la luz de la única vela que había en el lugar.

—Adelante.

—Mm. —Asintió agradecido y entró.

No era un lugar amplio y limpio como la biblioteca de El Recesos de las Nubes, pero había libros y pergaminos suficientes para distraerlo y hacerle olvidar la amargura que cada día lo ahogaba.

Un libro con notas musicales llamó su atención. Lo sacó y cuando lo abrió se dio cuenta de que eran canciones.

"Lágrimas, risas, tristeza y alegría
todo es difícil de olvidar.
No supe cuan profundamente enamorado estaba
y solo comprendí tras tu..."

Sobre la última palabra escrita en el viejo papel, algo cayó, mojando y borrando los caracteres, haciendo imposible la continuidad de su lectura.

Con cuidado, pasó sus mangas sobre sus ojos y desfundó el Guqin que llevaba en la espalda. Recordó la melodía que hace tiempo había compuesto para esa persona, pero no tenía una letra. Se sentó en el suelo y comenzó a tocarla. Sin embargo, por más abría la boca, ninguna palabra salía.

Respiró hondo y volvió a intentarlo.

Sus dedos rasgaron una vez más las cuerdas del Guqin, pero una vez más, ninguna palabra salió. Su mente estaba en caos.

Continuó intentando, pero al mismo tiempo, comenzó a frustrarse. 

—¿Por qué?...

Espinas recorrían su garganta y bajaban hasta su corazón, pinchándolo e hiriéndolo sin piedad.

—¿Por qué no puedo continuar la canción? —Sus uñas se enterraron en la madera del Guqin. —¡¿Por qué no puedo?! —El siempre tranquilo y recto Lan WangJi, se estaba saliendo de sus cables y enredándose en ellos. Inclinó el rostro hacia abajo. —¿Por qué no puedo continuar?... ¿POR QUÉ?

En ese momento, golpeó con el puño el estante que estaba detrás de él y un pergamino cayó sobre el Guqin.

Tomó una bocanada de aire llena de frustración y quiso coger el pergamino solo para tirarlo hacia la otra esquina de la habitación, pero el título que ahora estaba a vista llamó su atención.

"Su Alteza Real el Príncipe Heredero que complació a los Dioses y se convirtió en el Dios Recolector de Chatarra".

Salvado por un dios recolector de chatarraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora