Capitulo 3. "Ausencia " Parte I.

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Requiem por Sakura

"El espíritu santo solo cura a personas que merecen vivir, no a desgraciados"

Capitulo III. 

"Ausencia "


-¿Cómo era el nombre, Sasuke?—

-Amalia, Amalia J. Mars— 

El rubio suspiro posando la mano en su barbilla fingiéndose concentrado, junto con una ventisca me golpeo el sonido de su voz.

-Aquí esta—Muerdo mi labio inferior mientras me acerco pausadamente, en efecto, la inscripción se halla grabada en el pavimento de la cruz. Las flores están secas y el día  nuboso hace harto efecto nostálgico, casi siento pena por la pobre mujer que descansa en aquel agujero frio al tiempo que me pregunto como se sentiría estar en su lugar, si acaso ella podía ver las flores que cada dos semanas Sakura  le traía y ahora, que la ultima se hallaba incapaz de moverse, si acaso Amalia Mars notaba su ausencia. Porque yo la notaba como desquiciado.

Me estaba resultando re contraproducente intentar distraerme haciendo las cosas que estaba dejando pendientes pero de algún modo agradecía tener el diario en mis manos,  a través de el me di cuenta de que todos estos meses había sido un completo estúpido egoísta. Me había encerrado en una prisión mental en la que todo lo que importaba éramos yo y mi dolor, Sakura se había quedado en segundo plano, supongo que siempre fui una persona débil en todo sentido.

-¿Y ahora que?

Pregunto mi blondo amigo sacándome de mis pensamientos,  le mire de reojo fingiéndome lo mas inocente que pude.

-Al hospital.

-De nada sirve que vayas diario al hospital si todo lo que haces es sentarte en la sala de espera a mirar a la gente, Sasuke.

Había alguien que me lo recordaba a diario, y yo sabia que de nada serbia sentarse sin hacer nada pero estaba al tanto de mi endeblez también, por lo que no seria factible caminar hasta mi propio fin. La realidad era horripilante y tan próxima que anoche (aunque dolió) la repetí una y mil veces en mi cabeza para que se grabara;  "Ver a Sakura perdida en esa cama es mi muerte segura, sin ilusiones, sin su pequeño Sasuke, y el echo de que quizás cuando ella despierte yo ya no este a su lado nos llevaría a ambos a la locura" y luego estaban las despedidas, por otro lado tal vez seria mejor que me muriera antes de que a ella volviera la conciencia. Sin lugar a dudas me encontraba en un torbellino de emociones contradictorias, antes había pensado que quizá cuando ya no estuviera en el mundo Sakura reharía su vida, encontraría a un hombre que la amara tanto o mas que yo (cosa humanamente imposible)  pero según su diario, el panorama no era muy alentador.

Ella se formulaba incluso a veces que su vida se extinguiría con la mía,  porque ya no tendría razón de vivir. Yo no quería eso. Yo no quería verla deprimida o sola por el resto de sus días, y justamente a eso la había orillado.

Si que era un estúpido, un puto estúpido.

 -¡Sasuke! ¡Mierda, estaba hablando contigo!- El gritoneo de Naruto me aturdió cortos tres segundos, respondí negativamente y luego volví a mis asuntos, que consistian en maneobrar por la cuesta camino al auto. -  Estaba preguntándome... si no es a Sakura a quien planeas ir a ver. Sino a Saori. Dijo al cabo de un rato.

El interrogatorio premeditado me ofendió, pero Naruto no andaba completamente perdido. La chica de cabellos rojos me había llamado por la mañana para que tomásemos un café y al transcurso de estos tres dias  había descubierto que era una persona grata, una chica bastante distraída además pero agradable.

Requiem Por Sakura. Libro II.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora