¿Y ahora qué hago? ¿Qué debo responder yo a ésto? Luka es un gran chico.
Es más que eso, es de las mejores personas que conozco.
No quisiera hacerle daño, pero aquellas palabras no dejan de resonar en mi cabeza una y otra vez, y siempre con el mismo resultado.
El corazón se me acelera y siento una calidez en el pecho que no logro comprender.
No logro comprenderla, porque yo a quien amo es a Adrien.
Todo mi ser le pertenece desde aquel día, bajo la lluvia.
Entonces, ¿por qué no puedo dejar de imaginar a Luka con sus brazos alrededor de mi cuerpo, apretandome con fuerza mientras me besa? Es una imagen que mi mente se obsesiona en colar de vez en cuando entre mis pensamientos, los cuales hoy
-y desde hace varios días- le pertenecen a él también. Por suerte hoy le volveré a ver.
Hemos quedado las chicas en casa de Juleka para pasar la tarde, y yo me siento demasiado nerviosa.
Estoy segura de que si vuelvo a tratar con él con normalidad, todo ésto pasará y volveré a verle como un gran amigo, que es lo que siempre ha sido.
Un gran y guapísimo amigo.
Con unos ojos sinceros tan cautivadores que... Espera, Marinette.
Se te está volviendo a ir de las manos.
Tal vez no es tan buena suerte el encontrarme con él esta tarde.
Aun así, ya he quedado, no puedo decir ahora que no voy.
Me termino de arreglar para salir, con este nerviosismo que no me deja en paz desde hace rato, cojo mi bolsito y mi compañera pronto se mete en él, riendo entre sus patitas.
-¿Qué te hace tanta gracia?
-Nada, Marinette. Sólo estoy contenta.
No me lo creo. -Ya, claro. -En serio.
Pero antes de salir, quizás deberías ponerte la ropa del derecho.
¿Qué?
Corro a mirarme en el espejo, con el calor subiéndome por la cara.
Efectivamente, mi camiseta está del revés.
Llevo las costuras hacia fuera y los dibujos hacia dentro. Resoplo y empiezo a desvestirme de nuevo -Jolín, podrías haberme avisado antes.
-Es más divertido así, me hace gracia verte nerviosa.
-¿N... Nerviosa?
¿Por qué dices que estoy nervosia?
No tengo motivos.
Y mi querida amiga y compañera vuelve a reír mientras se esconde en el bolsito.
Suspiro, vencida por la pequeña criatura, y me vuelvo a colocar la camiseta, esta vez como debe. Ahora sí, estoy lista para ver a Luka.
Digo... A mis amigas, sí.
A ellas.
No tardo mucho en llegar a la casa barco de los Couffaine, y a medida que me voy acercando noto que mi corazón late con más fuerza.
En serio, ésto no está bien.
Yo quiero a Adrien, y pienso conquistarle.
Algún día.
Cuando sea capaz de hablar con él sin titubear. Anarka está en la cubierta del barco, leyendo un delgado libro con una cubierta muy sugerente. "Dragón", pone en letras rojas sobre una foto en blanco y negro de una pareja.
¿Me pregunto de qué irá? Parece totalmente emocionada con la lectura.
-Ho... Hola, señora Couffaine.
Levanta la vista del libro para mirarme manteniendo su sonrisa.
-Hola, pequeña. Juleka y las demás están abajo.
Pasa si quieres. -Gra... Gracias.
Por un momento me tienta preguntar dónde está su hijo, pero al final me guardo la pregunta para mí.
De todas formas, tarde o temprano acabaré viéndole. Estoy en su casa.
La tarde pasa muy rápido.
Las chicas no dejan de hablar sobre mil cosas, y eso hace que las horas se disuelvan con la conversación, las risas y las fotos que nos tomamos juntas.
No he visto a Luka, ni siquiera he oído su guitarra sonar en ningún momento de la tarde.
No debería afectarme, pero lo hace.
Tal vez es momento de aceptar que me apetecía mucho verle.
Alya me da un codazo y me guiña un ojo.
-Tranquila -me dice en un susurro-, estará al caer. ¿Cómo puede saber lo que pienso en cada momento?
-¿Qué? ¿Quién? ¿Cuándo?
No sé porqué me dices eso... Yo... Yo no estoy esperando ver a nadie.
-Claro que no, y todos los suspiros que llevas soltando toda la tarde cada vez que miras hacia la puerta, no son para nada un signo de ello.
-¿Cómo? Genial, ahora me arden las mejillas.
Debo estar como un tomate.
-¿Quieres que le pregunte yo a Juleka?
Mi vista se emborrona por un momento.
Estoy demasiado nerviosa para contestar, pero mi amiga no, y aprovecha que Rose está cantando una de las nuevas canciones de su grupo para hacer la pregunta como si fuera algo que no viene al caso.
-Creo que mi hermano tenía algo que hacer esta tarde -contesta pensativa- ,me dijo algo de una canción y una compañera de clase, así que supongo que será un trabajo del instituto.
-Vaya, qué lástima.
Me habría gustado saludarle.
El pecho me arde.
Siento que me falta el aire y mis oídos se taponan por la frustración que siento.
¿Cómo he podido ser tan tonta? Estaba claro que si ese perfecto chico se fijaba en alguien, desde luego no sería en la torpe y sosa Marinette.
Alya me pone una mano sobre la pierna y el sobresalto me hace saltar y quitársela de un tortazo. Cuando me doy cuenta de lo que he hecho, me levanto pidiendo disculpas y salgo a tomar el aire. Me empiezo a agobiar dentro del Libertad.
El sol ha caído hace rato, y algunas estrellas empiezan a asomar tímidamente.
La madre de mi amiga ya no está donde antes, lo cual agradezco porque no me apetece tener que poner buena cara con lo mal que me siento ahora mismo.
Me acerco al otro extremo del barco y me asomo por la borda para ver el ondulante río bajo mis pies. Transmite tanta calma... Noto que mi pecho se descomprime y empieza a entrarme el frío aire de la noche. Luka y yo, claro.
No sé cómo se me pudo ocurrir semejante sandez.
Es más, no sé cómo he podido crear esa fantasía en mi cabeza y hacerla crecer durante tantos días.
Sólo por un par de palabras bonitas que seguramente le habrá dicho a cualquiera, como a esa compañera con la que ha pasado la tarde.
-Una canción... ¡Bah! -¿Marinette? Me quedo helada durante un segundo.
¿Ese es Luka? Ay, madre... ¿Me habrá escuchado? ¿Y ahora qué hago? ¡Ya sé! No me moveré.
Si me quedo quieta estoy segura de que no me verá.
Noto una mano en el hombro y un millón de calambres en el pecho.
Me ha visto, mi brillante plan para pasar desapercibida no ha funcionado.
Tengo que enfrentarme a él.
Me giro de golpe y me quedo prendada de sus preciosos ojos.
-Lu... Luka, ¡qué sorpresa! ¿Cómo tú por aquí? ¿Habrá notado mis ligeros nervios?
Se ríe, creo que sí. -Bueno, vivo aquí.
Me parece que ha intentado ser gracioso.
Juraría que ha dicho algo divertido.
Pero no he escuchado nada, mi mente se ha centrado en ese baile hipnótico que han interpretado sus labios al hablar, que me hacen querer tocarlos.
Sacudo la cabeza para volver a centrarme y suelto una pequeña risita mientras intento cambiar de tema.
-¿Qué tal estás? Ha apartado la mirada, ¿eso es buena o mala señal?
-Em... Pues bastante bien, la verdad. Oh, mierda.
Eso significa que la tarde con su compañera de clase ha ido genial, se han confesado sus mutuos sentimientos y han pasado de hacer el trabajo de clase para estar todo el tiempo besándose sobre la cama de ella, y hablando sobre el nombre de sus futuros hijos y de su futuro hámster.
-Ah... Me alegro.
-Pensaba que ya te habrías ido.
¿Qué? Además de todo, ¿le molesto?
-Per...dona. No creo que tardemos mucho.
Es más, creo que me voy a ir ya, sí.
Me siento tan idiota... -¿Ya?
Esperaba poder estar un rato contigo.
Un momento, eso no me cuadra.
Vuelvo a mirarle y su gesto de tristeza se me hace tiernamente visible.
-¿Con...migo?
-jolín, ¿por qué no puedo dejar de tartamudear?
-Sí, desde que me pasó aquello... no hemos vuelto a hablar.
Y me gustaría saber que no me guardas ningún rencor por ello.
Me le como... ¿Cómo podría yo guardarle rencor a esta magnífica persona? -Para nada, no fue culpa tuya.
Lepidóptero fue quien...
-No, sabes que en parte sí lo fue.
Me dejé llevar por la rabia que sentía en ese momento y no supe controlarme.
Debí haber sido más fuerte, para proteger lo que me importa.
Mientras habla me acaricia la cara con esas diestra manos que posée mi guitarrista favorito.
No puedo creer todo lo que me está diciendo con ese gesto y esas palabras.
Tan sólo, no me lo creo.
Eso confirmaría que la fantasía que llevo teniendo todos estos días es real.
Pero yo no puedo corresponderle, a mí me gusta otro. Entonces, ¿por qué mi corazón late tan rápido? ¿Por qué siento tantas ganas de besarle?
¿Por qué no puedo dejar de sonreír como tonta mientras acaricio su mano sobre mi cara?
¿Su mano? ¿Estoy acariciando su mano?
Él está sonriendo, creo que le gusta.
A mí me está calentando el alma con esa sonrisa.
¿Y si...? Me voy acercando poco a poco a su boca, que me está llamando a gritos.
Veo que él se me acerca también.
-¿Lo que... Te importa? -pregunto inocentemente, sólo para asegurarme la respuesta.
-Tú. Y dicho ésto se lanza a besarme por fin. Escuchar eso hace que se me despierten sentimientos que jamás había esperado.
No puedo evitar corresponderle como si me fuera la vida en ello, él hace que así sea.
Mi vida, mi corazón, que antes eran indiscutiblemente de Adrien, ahora vagan por un mar de notas musicales y caricias contenidas que me hacen preguntarme cómo he podido obviar a este perfecto ser durante tanto tiempo.
Noto que me abraza. Está temblando, y eso me hace sentirme más importante aún.
Mis manos buscan su cuello, y cuando lo encuentran le rodeo con mis brazos para acercarme más a él. Afianza su abrazo por mi cintura con una ternura que me sobrepasa, sin dejar de acariciar el interior de mi boca con su lengua.
Es todo tan... Perfecto.
Cuando al fin nos separamos siento que mi cara arde, además de mi pecho.
¡Estoy tan contenta! Luka no deja de mirarme sonriente, y eso a mí me calienta el corazón.
Me toma la mano y me besa los nudillos, antes de levantarse y darme un corto beso en la frente.
-Estaré aquí para cuando quieras venir -susurra sobre ella-.
Y esperaré el tiempo que haga falta.
Me suelta la mano y se aleja de mí en dirección al interior del barco, dejándome sin capacidad de reacción.
Aún no me repongo de lo que acaba de pasar.
Oigo mi nombre a lo lejos, pero no consigo averiguar ni quién es ni qué quiere.
El reflejo de las farolas en el río me parece tan hipnótico como los ojos de Luka hace un momento, y no me deja pensar en otra cosa que ese beso.
Ese tierno pero apasionado beso que ha vuelto mi mundo del revés.
Bueno, para ser exactos, mi mundo venía estando de cabeza algunos días ya.
Lo de hoy ha sido el sumun.
Aún puedo sentir su mano sobre mi hombro.
Espera, tengo una mano de verdad sobre en hombro.
¿Pero quién...? Me giro para ver a Ayla al otro extremo del brazo que me está tocando, tratando de no reír mientras el resto de mis amigas se esconden las unas tras las otras para hacerlo más abiertamente.
-Marinette, ¿estás bien? -me pregunta mi mejor amiga, con un temblor en la voz que delata su risa contenida.
-Eh... Yo... Claro, ¿por qué no habría de estarlo?
-Llevas casi una hora aquí fuera tú sola.
Hemos salido llamándote y no había manera de que despertaras de esa especie de ensoñación en la que parecías estar
-me quedo muda un momento sin saber qué responder a sus acusaciones-.
¿Qué pasa? ¿Te ha comido la lengua el gato?
El gato no, pero...
El mero hecho de evocar de nuevo lo que había pasado entre Luka y yo me hace flotar en una nube a varios metros por encima del suelo.
Noto calor en mi cara. Oh, no.
Me voy a delatar yo sola...
Por suerte, la voz de Anarka nos interrumpe. -Chicas, ¿Os vais a quedar a cenar?
-Muchas gracias, señora Couffaine -responde Alya-, pero yo debo irme ya.
-Yo sí me quedaré -Dijo Rose.
Mylene asintió también, y ahora la mujer me estaba mirando a mí esperando respuesta.
Aquellos ojos, tan parecidos a los de Luka, me miran directamente.
Aquella mujer es la madre del chico al que acabo de besar, y por el que siento... No sé ni lo que siento.
La verdad es que me resultaría bastante incómodo sentarme en la misma mesa que él ahora mismo. Necesito espacio.
-Muchas gracias, pero yo también debo irme. -¿Segura, Marinette?-
me pregunta Alya- puedo irme sola a casa.
Llevas todo el día esperando ver a Luka, es tu oportunidad.
Está abajo, podrás cenar con él. -Está bien, no te preocupes por nada.
Mi amiga me mira extrañada, y de pronto pone esa típica mirada suya que te hace saber que no hay nada que se le escape.
Pero ahora no le puedo contar lo que ha pasado. Esperaré a estar a solas con ella.
Y no quiero perder más tiempo antes de poder hacerlo, así que me levanto y empiezo a despedirme de mis amigas.
Le hago un gesto con la mano a Anarka y cuando estoy saliendo del barco puedo ver la brillante mirada de Luka buscándome desde la escalera que baja al interior.
Las manos me empiezan a sudar y escucho el corazón en mis oídos.
¡Pero qué exagerado es mi cuerpo en cuanto a reacciones!
Noto un tirón de mi brazo.
Alya acaba de evitar que me trague una farola.
¡Bien por ti, Marinette!
Vuelvo la vista hacia la tentación azul, y veo que ahora ríe entre dientes mientras se lleva una mano al pecho.
Necesito contárselo a mi amiga o me va a dar algo...
Después de repetirle por tercera vez los detalles que recuerdo de aquel magnífico beso, Alya deja de gritar y se pone sería.
-¿Y qué piensas hacer, Dupain-Cheng?
-Si lo supiera no te estaría pidiendo consejo.
-¿Qué hay que saber? Tú le gustas, ¡y mucho! ¿Él te gusta a ti? Me llevo una mano al mentón y le doy golpecitos.
Esa era la pregunta clave. ¿Gustarme?
Claro que me gusta, no estoy ciega.
Pero... -No puedo hacerlo, Alya.
-¿Por qué no? Dame una explicación razonable por la que no puedas darte un respiro y salir con un increíble chico que te adora.
Me detengo y la miro inquisitivamente.
-Lo sabes bien.
Ella pestañea un par de veces antes de responder.
-¿En serio, Marinette?
-Mi corazón le pertenece.
-El suyo a ti no. Eso ha dolido.
No quiero saber nada más al respecto.
-Es tarde, me voy a mi casa.
-Marinette... -la oigo llamarme- Marinette, espera. Lo siento, no debí haberte dicho algo así.
-Pero lo has hecho -siento un pinchazo en el corazón-.
Y tienes razón, no puedo obviarlo.
Pero eso no hace que pueda dejar de amarle de un día para otro.
-Tal vez eso no, pero Luka sí.
Me paro en seco.
Eso que dice parece tener algo de sentido.
Arrugo la frente mientras sopeso la idea, pero enseguida la saco de mi cabeza y vuelvo a caminar.
-No pienso utilizarle de esa forma.
No se lo merece.
-¿Y qué se merece? ¿Indiferencia?
¿O se va a tener que conformar con tu amistad?
Oirá una y otra vez, día tras día, que sólo es un buen amigo, cuando sabes que no es así.
Jolín, cuando Alya se pone a pelear no hay quien la detenga. Escucho todo lo que me dice, pero ahora no quiero pensar en ello.
Me empieza a doler la cabeza de tantas vueltas que le estoy dando al asunto.
-Mira, mejor lo dejamos aquí.
Ya lo pensaré... En otro momento.
Ahora sólo quiero meterme en la cama y rezar para que por la mañana todo se haya arreglado.
No espero contestación, me doy la vuelta y me marcho hacia mi casa.
Necesito refugiarme bajo las sábanas y no salir de ahí hasta mañana.
El día amanece oscuro.
Ha debido llover durante la noche porque las calles están mojadas, y tiene pinta de volver a caer algo durante el día.
Será mejor que me lleve mi paraguas, porque...
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Luka & Marinette
أدب الهواة"Eres una chica extraordinaria, clara como una nota musical, sincera como una melodía, eres la canción en mi cabeza desde la primera vez que nos vimos" -Luka Couffaine Historia inspirada en el episodio Silencer Contiene spoilers🐍🐞