2 parte

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Luka y yo llevamos varios meses saliendo y la vida es maravillosa.
Todo es perfecto.
Todo, menos mi compañero de batallas.
Lleva una temporada que no levanta cabeza.
No hace sus usuales bromas, no suele coquetear, tropieza a menudo, y parece que ha perdido peso.
Voy a encontrarme con él para hablar y ver si le puedo ayudar con lo que sea que le está pasando.
Estoy sentada en lo alto de la torre Eiffel disfrutando de la preciosa vista de París en el ocaso, cuando un taciturno Cat Noir cae detrás de mí.
-Buenas noches, gatito.
-Hola, mi lady -se sienta a mi lado y deja caer sus pies por el borde de la plataforma-.
¿Querías verme?
-Verás, no sé cómo abordar ésto.
Llevas... Un tiempo que pareces, no sé, distraído.
Suspira mientras agacha la cabeza.
Estoy en lo cierto, le pasa algo.
-No es nada, podré... Superarlo, algún día...
-¿Puedo ayudarte? Sabes que eres muy importante para mí, haré lo que sea necesario.
Piensa un momento mientras juguetea con sus dedos en el metal.
-No importa. Ella... Ella es feliz así.
Yo debo aceptarlo.
-¿Ella? ¿Todo ésto es por una chica?
-asiente con pesadez- ¿Qué ha pasado?
Bueno, puedes contarme lo que quieras, no te sientas obligado.
No soy quién para...
-La tenía y la dejé escapar -¿Cómo?-.
Ella... Ella estaba enamorada de mí, en el fondo siempre lo supe aunque no quisiera hacerle caso.
Estaba cegado con... -me mira de soslayo- con otra chica. Y ahora la he perdido.
-Bueno, sólo tienes que buscar la forma de encontrarla de nuevo.
Si ella estuvo enamorada de ti... Me está resultando bastante difícil lidiar con ésto.
Cat es una persona fuerte y extrovertida, no hay nada con lo que no se atreva, y que no pueda superar.
Y ahora parece ser que se ha visto rebasado por su propio corazón, ese que le da su adorable personalidad.
-Es tarde, Ladybug. Ella tiene a alguien.
Me di cuenta demasiado tarde de lo mucho que la amaba.
Pobre gatito... Pongo una mano sobre la suya y la aprieto para darle ánimos.
-Tranquilo, verás como todo se soluciona. Conseguirás olvidarla y pasarás página. Créeme, sé de lo que te estoy hablando.
Él sacude la cabeza de lado a lado.
-Llevo más de dos meses intentando hacerlo -ajam, más de dos meses-, y lo único que consigo es frustrarme más cada vez que los veo juntos al salir del instituto -al salir del instituto, correcto.
Siempre supuse que Cat y yo tendríamos una edad similar-.
El otro día incluso tuve que ver cómo ella le llevaba a la panadería de sus padres a conocerlos -panadería, sí.
Un momento...-. Y yo sólo puedo ser un mero espectador ante la preciosa historia que debería estar viviendo yo con Mari... Con ella. -¿Mari... Qué más? -pregunto muerta de curiosidad.
-Si te lo digo podré en peligro mi identidad real.
-Tienes razón, lo siento.
Parece que esa chica va en serio con su pareja.
-Sí... -su gesto se ensombrece- muy en serio.
Lo sé, yo estaba delante cuando ella le dijo que le quería por primera vez.
No puede ser, simplemente, ésto no me puede estar pasando a mí.
Vale que soy torpe y lenta para muchas cosas, pero es que todo esto es demasiado obvio hasta para mí.
Y si es verdad lo que estoy creyendo, el destino tiene un sentido del humor muy peculiar... -¿Cómo... Sabes que fue la primera vez que se lo dijo?
-Por su sonrisa, sus reacciones, su mirada cargada de lágrimas de emoción... Era tal como yo la había imaginado tantas veces, diciéndome esas mismas palabras a mí. -
¡Joder, Adrien! No me vengas ahora con éstas. Ups, creo que me he pasado.
Cat se inclina hacia atrás y me mira con los ojos desorbitados.
-¿Qué has dicho? -Nada... -a ver cómo salgo yo de esta ahora... -No, sabes quién soy. -¿Yo? No sé de qué me estas hablando...
-Sí lo sabes.
¿Desde cuándo? -No pienso contestar.
No pienso contestar-Ladybug, ¿desde cuándo sabes quién soy? 
No puedo evitar mirarle a esos hipnóticos y tristes ojos de gato.
Sigue teniendo efecto en mí.
-Desde... La pastelería. -¿La pastelería? ¿Qué pastele...? -mierda, creo que ya se ha dado cuenta.
Abre mucho los ojos y me mira con horror-¿Marinette? -Oye, esto ha sido un terrible error, yo... -no deja de resoplar mientras intento hacer que me mire- yo no quería averiguarlo, sólo pretendía... Ayudarte.
-Ahora lo veo todo claro.
Nunca has querido ayudarme, sólo reírte de mí y hacerme pagar el tiempo que no te hice caso como tú querías que lo hiciera, ¿verdad? -¿Qué? Claro que no, no seas bobo.
Me preocupas como compañero y amigo. Quería ayudarte, y me cuentas la historia de nuestra vida.
¿Cómo no quieres que lo averigüe? -Joder, Marinette. ¿Qué posibilidades había de que tú fueras ella? -Las mismas que había de que me amaras por ser quien soy, y no por este traje.
Me duele el pecho. No puedo respirar.
Traer de nuevo todo ésto del pasado me está resultando muy difícil.
No puedo evitar que resurjan antiguas inseguridades, miedos, y todo el dolor y la frustración que sentí durante tanto tiempo.
Me abrazo en un mísero intento de sentirme protegida contra aquella parte de mi historia y me giro para dejar de mirar a Cat... A Adrien a la cara.
Las lágrimas se me escapan y no quiero que lo vea. -Ma... Marinette, ¿estás bien?
En cuanto noto su mano en mi hombro le doy un tortazo para apartarla.
Se queda mirándome sorprendido por mi respuesta, pero no me arrepiento de ella.
-No tienes derecho a hacerme ésto, Adrien.
Yo te quise, te quise muchísimo.
Habría dado cualquier cosa porque me miraras, porque vieras con un poco de cariño alguna parte de mí.
Y cuando consigo pasar página, continuar con mi vida sin apuñalarme el corazón a diario, de repente te enamoras de mí y encima tengo que sentirme mal por haber dejado de amarte.  -No, Marinette, eso no es así.
Jamás he pretendido hacerte daño.
Ni siquiera quería que te enteraras, y menos así. -¿Y qué pensabas hacer?
Todo esto te está afectando, nos está afectando como compañeros -acabo de verle recibir un golpe directo, y se ha resentido-. Tienes que hacer algo para volver a centrarte o Lepidóptero puede acabar con nosotros en un descuido que tengamos.
Clava sus brillantes ojos en mí, veo determinación en ellos.
¿Se habrá dado cuenta de que tiene que olvidarme?
Espero que sí, todo sería mucho más fácil. -Claro que voy a hacer algo, y lo voy a hacer ya.
Da tres pasos hacia mí, exterminando al momento la distancia que nos separaba; coloca una mano en mi cintura y de un rápido tirón me pega a su cuerpo, sin dejarme apenas darme cuenta de que su lengua está invadiendo mi boca.
Oh, Dios... Es tan cálida... Tan exigente... Tan voraz.
Siento que mis piernas flojean ante aquello que llevo tanto tiempo soñando, tanto tiempo imaginando. Ahí está, Adrien Agreste volcado totalmente en mí, buscando hacerme adicta a esos perfectos labios que atraen a cualquiera. Y sin darme cuenta, llevo un rato correspondiendo a ese necesitado beso.
Una de mis manos sube hasta su cara para delinear el antifaz que le oculta, y es entonces cuando me doy cuenta de lo que estoy haciendo.
Me he dejado llevar, y eso no es bueno.
Pongo las manos en su pecho y le separo con brusquedad.
Sus tiernos labios siguen buscando los míos aún en el aire, y tentada estoy de ir a su encuentro.
Pero recapacito.
Adrien no es la persona de mi vida.
Yo amo a Luka.
Llevamos juntos algo más de dos meses, y estoy completamente enamorada de él.
Es la persona con la que quiero despertar el resto de mis días.
Adrien perdió su oportunidad.
-Cat, sabes que no puede ser.
Intento ser lo más comprensiva posible.
Él agacha la mirada, sonriente.
Ése es mi compañero, el que no ve una derrota, sino un cambio de planes.
-Lo sé, bichito.
Pero no creo que pueda olvidarte.
De hecho, no quiero hacerlo.
Seguiré aquí, esperando por ti, hasta que decidas darme una oportunidad, o mi corazón se marchite.
Me acaba de partir el corazón.
-Cat... -Te quiero, Marinette.
Y antes de que pueda decir nada más, me planta un casto beso en la mejilla y salta por la barandilla de la plataforma, dejándome sola, angustiada, confundida, y con el corazón resentido.
Aún permanezco un rato más en la torre antes de volver a casa, pensando, pero cuando voy a hacerlo, escucho algo que me llama la atención.
Una melodía conocida para mí suena en una guitarra cercana.
Busco con la vista hasta que encuentro a mi chico tocando sentado en el césped del parque.
Necesito estar con él un rato, necesito sentirme cobijada bajo ese amor que me profesa, para poder continuar con mi vida después de lo que acababo de pasar.
De varios saltos me planto delante de él, que me mira sorprendido.
Ya estoy acostumbrada a que la gente me mire así cuando llevo el traje puesto.
-¡Ladybug! ¿Algún problema por aquí?  Mira hacia todos lados, supongo que buscando algún Akuma del que huir.
-No, tranquilo.
Sólo pasaba por aquí.
¿Puedo sentarme a escucharte tocar?
-¿La heroína de París quiere escucharme tocar la guitarra? Menudo honor.
Si tú supieras lo que quiere hacerte ahora mismo la heroína de París...
-Esa melodia que estabas tocando...
-Ah, es una canción que he compuesto para mi chica, Marinette.
Aún la estoy trabajando un poco, pero ya casi la tengo.
Es cierto que le he escuchado tocarla en más de una ocasión, pero no sabía que la había compuesto para mí... 
-Eso es muy bonito, debes de quererla mucho.  -Es... El amor de mi vida.
La chica perfecta. 
Ay, que me da... Si me tiro encima de él para comermele a besos, ¿será demasiado raro? 
-¿Sabe ella que hablas así a sus espaldas? -digo riéndome para intentar relajarme y no pensar en su boca con cada palabra que dice.  -¡Espero que no!
No sé qué pensaría de que le dijera estas cosas sobre ella a otra chica.
Vuelvo a reír.
Es tan mono... Necesito sentirle, aunque sea como heroína y chico de la calle.
Me acerco a él y apoyo mi hombro en el suyo mientras sigue tocando.
Su olor es tan calmante para mí que me cuesta horrores no abrazarme a él y quedarme así lo que queda de noche.
Noto su calor a través de mi traje, y es como un bálsamo que me reconforta de pies a cabeza.
Nos quedamos así hasta que termina de tocar la canción y aparta la guitarra a un lado.  -Eres precioso -¡Uy, que la lío!-.
Digo... ¡Es preciosa! La canción, claro. 
-Es lo que ella me inspira.
Es... Ella es lo mejor que me ha pasado nunca.
Me llena el corazón oírle decir esas cosas.
Sin pensarlo agarro su cara y me lanzo a sus labios, pero cuando me doy cuenta de que no me corresponde al beso me separo y le miro con terror.
Al final la he tenido que liar.
-¡Lo siento! Yo... Es que has dicho unas cosas tan bonitas que... Bueno, me dejé llevar.
Por favor, no me lo tengas en cuenta y.... ¡Que te vaya bien en tu relación!
Saco mi yoyo y lo engancho del primer lugar que encuentro para largarme de allí sin mirar atrás.
¿Podría haberlo hecho peor?
Estoy segura de que no. 
Llego a mi casa y me destransformo.
Tikki no hace más que reírse a mi costa, y yo sólo quiero morirme... Quisiera llamar a Luka para saber qué tal está, pero fui yo la que le pidió la tarde para solucionar unos asuntos, si ahora voy detrás de él parecerá muy desesperado.
Juego con mi móvil debatiendome entre llamarle o lanzarlo por la ventana, cuando me doy cuenta de que la luz que me indica que tengo notificaciones parpadea.
Lo desbloqueo, sonriendo como siempre al ver la foto de mi atractivo chico de fondo de pantalla, y miro mis mensajes.
Tengo uno suyo en el que me dice que me echa de menos y que se le está haciendo interminable una tarde sin verme.
Ha sido hace unos minutos, después de que Ladybug le besara.
¿Eso es bueno o malo? Piensa en mí, pero no me dice que otra chica le ha besado.
Veo que está en línea, pero no contesto.
Sigo comiéndome la cabeza en mi absurdo mundo de absurdas conclusiones.
Oh, me está escribiendo.
¡Mierda! Bloqueo el móvil con rapidez, haciéndome la despistada, cuando un segundo mensaje me llega.
-Blue temptation: por cierto, que sepas que a la heroína de París le ha gustado tu canción. Se ha emocionado escuchándola, hasta creo que se le ha ido un poco de las manos.. Jeje Será capullo... Ya me tiene sonriendo a la pantalla otra vez.
Le contesto.
-Yo: ¿Tengo que ponerme celosa?
-Blue temptation: Por supuesto que no, mi princesa.
Tú eres la única que me importa. 
Me le como entero... Necesito verle, creo que voy a... Oh, otro mensaje.
-Blue temptation: Estoy cerca de tu casa, te importa que pase a saludarte antes de volver a la mía?  Mi corazón explota de júbilo. Siempre sabe lo que necesito.
-Yo: Me encantaría verte ahora.
El timbre de la puerta suena.
¿En serio? Río mientras bajo las escaleras para abrir a mí encantador y bromista novio, quien está esperando con su guitarra en la espalda y las manos en los bolsillos.
Me tiro a besarle mientras le meto en casa y cierro la puerta para evitar miradas indiscretas.
Cuando me separo de él para respirar aprovecha para hablarme.
-Yo también me alegro de verte, preciosa.  -Ven, vamos a mi cuarto.
-¿A tu cuarto?  Sé que ahora mismo se está haciendo mil preguntas en la cabeza.
Yo me estoy planteando otras mil cosas.
Pero lo único a lo que hago caso es a calmar mi necesidad de él, a poder abrazarnos, besarnos, acariciarnos... Sin que nadie nos interrumpa.
Mis padres están en la cocina preparando la cena cuando pasamos por allí.
Cuando al fin cierro la trampilla y me giro, me encuentro con un colorado Luka que jadea a mis espaldas por la carrera.
-Marinette, tus padres... 
-Abrázame, por favor -le ruego. 
No se lo piensa.
Se quita la guitarra y me envuelve con sus fuertes brazos.
Empieza a darme besos en el pelo, y yo siento que me vuelve el alma a su sitio.
Mi lugar está ahí, en brazos de mi músico preferido, dejándome llevar por sus mimos y llenándome de su amor.
Porque nunca antes me había sentido tan querida por nadie, y sé que nunca me volveré a sentir así con otra persona.
Siento la púa que me regaló clavándose en mi pecho, y sólo quiero llorar de felicidad.
-Eres lo mejor que me ha pasado
-le digo parafraseandole a él mismo-.
Te quiero, Luka. Y te voy a querer siempre.  Coloca un dedo debajo de mi barbilla y alza mi cara para que le vea.
-De eso me voy a encargar yo. Pienso hacer que te enamores de mí cada día, no lo olvides.

Luka & MarinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora