Cada vez que hablabas de tus anécdotas
Había un pequeño invierno que parecía incesante
Un pequeño frío desprendía de tu boca
Cada que vez hablabas de ella
No lo notabas
Porque te habías acostumbrado
No se podía predecir el momento en que podría salir el sol
Pero yo estaba ahí
Quería ser tu sol
Para derretir esa boca