Capítulo 1

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La lluvia en Seúl caía fuerte. Las gotas golpeaban cada superficie y creaban diferentes sonidos en la ciudad. Cayó como ráfaga por la tarde, sorprendiendo a muchos, incluyendo a Jimin, quien maldijo el mal pronóstico de la tele mientras corría desde la estación de metro hasta su apartamento. Él no debería estar pasando por esto, no era él quien tenía que quedarse con el mal karma de su ex prometido. Él fue bueno, y supuestamente todo debía estar mejorando desde su ruptura.

Justo cuando empezaba a sentir la punta de sus dedos helándose —la primavera aún seguía siendo muy fría, por Dios—, distinguió a un hombre de cabello decolorado saliendo del edificio donde vivía.

—¡No cierre la puerta, por favor! —Jimin exclamó para llamar la atención del desconocido. 

El hombre se vio sorprendido por el grito y giró sobre sus pies para encontrar a Jimin con la mirada. Reaccionó rápidamente y sostuvo la puerta justo a tiempo para que Jimin llegara victorioso, como si de la meta de una competencia se tratara, al lobby del edificio.
 

—Gracias —jadeó pasando el dorso de su mano por sus labios mojados. Todo su cuerpo estaba empapado, pero había gotas gruesas rodando desde su cabello hasta su cuello. Estaba un poco avergonzado, así que llenó el silencio incómodo con su risa.

El sonido hizo al hombre fruncir los labios antes de hablar. 

—Sé más cuidadoso la próxima vez —contestó estoicamente sin quitarle la mirada de encima. 

Jimin asintió relamiéndose los labios, atrapando con su lengua las gotas que volvieron a deslizarse en su piel. No se perdió la manera en que él hombre siguió el movimiento con la mirada y fue entonces cuando él también empezó a detallarlo para encontrar tres de las cosas que más le gustaban: ojos lindos, hombros anchos y manos grandes. También había tinta negra que parecía perderse bajo la ropa; un detalle recién descubierto que empezaba a interesarle.

El momento se vio interrumpido por un sonido más fuerte que el de la lluvia. Quizás un trueno. Luego, alguien gritó desde afuera:

—¡Yoongi hyung!

El rubio reaccionó encogiendo los hombros ante el estruendo antes de dar media vuelta y correr hasta el auto que lo esperaba afuera, cabizbajo, para que Jimin no notara como sus mejillas se pintaban de rosa.

Yoongi tenía una razón sólida para sentirse avergonzado. Él sabía del vecino atractivo en el 234, lo vio por primera vez una semana después de mudarse al edificio. Para ese entonces, Jimin estaba menos mojado y más enojado. Yoongi no quiso husmear, pero justamente estaba saliendo de su apartamento, cuando escuchó la discusión.

—… estoy harto, por favor, vete —Jimin ni siquiera estaba alzando su voz. De hecho, se escuchaba bastante cansada y ronca.

—Esta no es la solución, no hagas esto. Jimin…

Pasaron unos segundos en silencio y Yoongi no pudo evitar asomarse al pasillo, solo por pura curiosidad. Al frente de la puerta de su vecino, vio a un chico alto y musculoso que intentaba entrar al apartamento, pero una pequeña mano lo empujó de vuelta al pasillo.

Yoongi apretó la mandíbula, cuando vio la figura pequeña y curvilínea de Jimin saliendo del apartamento.

Taejoon, te lo estoy pidiendo amablemente. Por favor, vete —volvió a pedir, pero esta vez dejó salir un sollozo—. Llévate tus cosas, vamos.

Jimin hizo un ademán con la cabeza y empujó con el pie una de las cinco cajas en el piso.

—¿Crees que estás siendo inteligente? —el hombre preguntó con evidente enojo— Min, no eres más que un malcriado, sabes que esto tiene solución.

Todo lo que he intentado olvidar [YOONMIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora