2. La diversión hecha lágrimas.

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Juro que no podía parar de pensar en sus ojos mirándome así, en su mano acariciando tan despacio y dulcemente mi cara.

En el tacto de su beso en mi mejilla. Quizás para él solo fue un beso de amistad y agradecimiento por ayudarle en ese momento, pero yo sentí como unos fuegos artificiales explotaban en mi estómago.

Había escuchado muchas veces lo de "sentir mariposas en el estómago" pero jamás las había sentido. Intentaba quitármelo de la cabeza, pero cada vez que cerraba los ojos podía ver sus ojos, su sonrisa... O sentir esas cosquillas al recordar esa escena en su coche.

Tan solo por un inocente beso en la mejilla.

Logré dormirme después de darle mil vueltas al momento.

A la mañana siguiente cuando me levante. Tomé una ducha, me vestí y baje a la cocina a desayunar.

No ví a Alex al entrar lo que bajo un poco mi ánimo.

Me preparé un vaso de leche con tostadas y me senté en la mesa para comérmelo.

No se que tiene que es inevitable pensar en él y cada vez que lo hago mis labios dibujan sin darse cuenta una sonrisa.

Acabé mi desayuno y subí a mi habitación. Puse música y me puse a hacer la cama y hechar la ropa sucia a la cesta y la limpia al armario.

Salí de mi habitación para preguntarle a Kate cuando venía mi papa y ahí estaba él. Saliendo de su habitación.

-Heey. Dijo sonriendo mientras me miraba.

Le miré sonriendo como una completa estúpida y sin poder decir nada le salude con la mano.

Sí, lo se. Realmente estúpida pero tendría que verlas a ustedes en ese momento.

Estaba bajando las escaleras pensando lo idiota que era cuando escuché:

-Hey sonrisa bonita, esta noche un amigo da una fiesta y tengo que ir a comprar unas cosas, podrías acompañarme si no tienes nada que hacer. Me dijo frotándose el cabello.

-Claro. Asentí con la cabeza sonriendo y continué bajando las escaleras.

Sonrisa bonita, me dijo sonrisa bonita. Estaba emocionada pero confundida... Quizás le diga eso a todas las que conozca... Como un chico como el iba a fijarse en mí.

Estaba sentada en el salón leyendo un libro cuando bajo de las escaleras.

-¿Estas lista? Sonrió de lado mirándome.

-Claro, estaba esperándote. Le dije cerrando el libro y levantándome.

Subimos a su auto. Por el camino me contó que daban una fiesta porque un amigo suyo se mudaba a vivir a otro país y querían darle una buena despedida.

Llegámos al supermercado.

-Cogeré un carrito de compra. Dijo sonriendo mientras metía una moneda en el carro y lo sacaba.

-¿Que tienes que comprar? Sonreí caminando a su lado mientras andábamos por el supermercado.

-Bf... Resopló. Muchísimas cosas, empecemos por algo de comer.

-¿Que tal papas fritas? Le dije sonriendo.

-Wow, estuviste rápida ahí. Río y levanto la mano mostrándome la palma que yo le choqué riendo.

Fuimos al pasillo de las papas fritas y cogimos de toda clase.

-Parecemos los más gordos de todo el supermercado. Río a carcajadas contagiándome su bonita y ronca risa.

Queda una deuda de mil noches todavía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora