PRIMERA PARTE

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 Akaashi lloraba en silencio, las lágrimas le caían lentamente por la cara, temerosas, tímidas de dejarse ver. Su mirada estaba dirigida al chico de pelo negro y blanco que estaba recostado sobre esa fría cama de hospital. Las paredes eran blancas, las almohadas y las mantas también lo eran. El blanco lo abrumaba, lo hacía sentirse inseguro e incómodo. Tembloroso agarró suavemente la mano del chico que yacía a su lado.

Su mente volvía a las últimas horas, al lugar del accidente, al momento en que tal vez lo había perdido todo. Sus recuerdos eran borrosos y confusos; después de estar un año peleados por fin habían aclarado las cosas en esa noche calurosa, después de un año por fin sentía que volvía a respirar, el dolor del pecho se había evaporado y el corazón se le tranquilizó al escuchar esas palabras, "te amo, y siempre lo voy a hacer".

Pero nada tiene un final feliz.

Después del largo beso que ambos habían estado esperando, el precioso de los ojos redondos se separó de él y sonriendo se dio la vuelta sin apartar la mirada de la suya. Y acá es cuando todo se vuelve confuso para el pelinegro. El chico alejándose, una luz demasiado intensa, una bocina, un grito, unos ojos desesperados y...

"¡BOKUTO!" el grito más desgarrador que había salido de su garganta.

De acá en adelante solo recordaba sangre, mucha sangre, el cuerpo tirado, el auto desviado, los gritos que le destrozaban la garganta y la desesperación de mantenerlo vivo. Las lágrimas no lo dejaban ver y el dolor no lo dejaba pensar con claridad.

De alguna forma u otra habían terminado en el hospital, Akaashi no sabía cómo, ni cuándo, pero ahí estaban. El cuerpo le temblaba con cada sollozo, y hasta ahora no había sido consciente de dónde se encontraban. Seguía en shock por haber perdido todo lo que más amaba en un solo segundo. Al fin había podido recuperar a Bokuto, no podía dejarlo ir ahora, no después de todo lo que habían pasado juntos.

Ahora mismo debían de estar en la cama de Bokuto, desnudos bajo las mantas después de una noche tan esperada, entre besos y risas, hablando de lo miserables que fueron el tiempo en que no estuvieron juntos, deberían festejar con un vino caro y dormirse a altas horas de la madrugada. Pero las cosas no siempre salen como uno lo espera.

"Perdoname..." dijo entre sollozos y espasmos, se culpaba por lo que había sucedido esa noche. Pero Bokuto no podía escucharlo, aún no despertaba y nadie sabía cuando llegaría a hacerlo, si es que lo hacía en algún momento.

La noche los comía y una tibia luz de luna entraba por la ventana. Akaashi lo recorrió con la mirada. Una cinta gruesa blanca le rodeaba la cabeza y parte de su ojo, tenía más vendas repartidas por todo el cuerpo, desde su hombro hasta la rodilla. Los cortes aún seguían abiertos y la sangre brotaba de ellos, manchando su brazo con un carmesí aterrador; podía notarse las partes magulladas, su pierna rota, verlo en ese estado terminó por destruir lo poco que quedaba de Akaashi.

Al pelinegro le dolía el pecho, el pensamiento de una vida sin Bokuto lo atormentaba y no lo dejaba respirar. De pronto esos pensamientos se le vinieron encima y no lo dejaron salir por más esfuerzo que hizo. Akaashi empezó a respirar con dificultad, entrecortadamente, el pulso se le aceleró y sintió que el corazón se le salía del pecho. Soltó la mano de Bokuto sin darse cuenta y dirigió sus dedos a su propia garganta.

Sentía que algo lo atragantaba, no podía respirar y tenía la necesidad de sacarse algo de su cuerpo, aún no sabía que era, pero se lo estaba comiendo por dentro. Akaashi se agarró con fuerza el cuello y empezó a tirar intentando sacarse ese "algo", la fuerza de los arañazos le dejaron marcas y la sangre comenzó a salir de sus heridas. El sudor no tardó en llegar, le corría por la espalda hasta cada nervio de su cuerpo y la desesperación lo consumió. Intentó pararse para salir de la habitación, necesitaba el aire que ahí no lograba conseguir por más bocanadas que diese.

AMNESIA [bokuaka] [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora