-Carlos-
¿Por dónde empezar…? Mi vida, ahora mismo era una mierda, era el padre de un niño que tenía una enfermedad cardíaca, no un pequeño soplo en el corazón, no, era algo más, mi amigo, el doctor que llevaba a Pablo, mi hijo, me lo había explicado un millón de veces, pero yo solo entiendo de los papeles de mi empresa, la cual yo dirigía, siempre fui nulo en todo lo que tuviera que ver con la salud, solo entendí que la enfermedad de mi hijo solo la tenía una persona entre un millón ¿Por qué le tuvo que tocar a él? ¿No le pudo tocar a uno de esos violadores o asesinos que salen en televisión diariamente? Pues no, por alguna razón metafísica que desconozco le había tocado a Pablo, un niño que aún no había llegado a sus 8 años, que es súper listo y siempre anda curioseando, que nunca duda en ayudar a alguien si está a su lado y que sobre todo, cuida de mí, su padre. Aunque él no lo sepa, siempre me hago el dormido cuando él despierta por la mañana, debido a que tiene que tomarse las medicinas que le dan las enfermeras, ya que cuando se van, él se levanta y con delicadeza me arropa con la manta y besa mi frente, y yo en esos momentos, me derrito de orgullo, ya que solo somos él y yo, siento que él es la única familia que necesito, él es el mecanismo que hace que yo siga para adelante.
Ahora que ya sabéis en el punto en el que estoy, en este juego llamado vida, comencemos. Estaba hablando con Miki, mi mejor amigo y el doctor de Pablo, al cual en este momento le estaban haciendo unas pruebas en otra sala y por ello, nos encontrábamos los dos solos en la habitación.
-Carlos ¿Por qué no has pensado en ir a las terapias? Ya sabes que son gratuitas… van en el precio de lo que cuesta que esté aquí Pablo… y joder Carlos, tú ya estás tocado por lo de Laura y aunque te lo calles sé que Pablo también te pregunta por ella, y ahora esto… todo el tema de la enfermedad de Pablo… Os vendrá bien a los dos-
Suspiré llevando mis manos a mi rostro, frustrado, no me apetecía ir a una psicóloga, tanto Pablo cómo yo estamos bien, superaremos esta enfermedad, y con respecto a Laura… prefiero no tocar ese tema, aún duele todavía.
-Miki… no necesitamos ninguna terapia… Pablo delante de mí no menciona a… a Laura.-
Tragué con cierta dificultad.
-Y con lo del problema del corazón de Pablo confío en tí… eres el mejor cardiólogo de España ¿No?-
Este suspiró asintiendo.
-Con eso me es suficiente… solo necesito saber que la única familia que tengo va a estar bien… Si Pablo va bien, toda mi vida irá bien.-
Suspire, frustrado, Miki ya había tenido esta conversación conmigo miles de veces, pero no lo entendía, yo necesitaba pasar este duelo yo solo, no me gustaba dar pena a nadie, ya que de la pena no se come, así que preferí cambiar de tema.
-Bueno ¿Las cosas con Natalia cómo van? Vi que pusiste algo en el grupo de WhatsApp, pero era tarde y me quedé dormido, así que prefiero preguntarte a ti.-
Mi amigo suspiró negando, su relación con la morena no estaba pasando por el mejor momento.
-Discutimos otra vez, ya sabes, lo mismo de siempre, que trabajo demasiado, pero el alquiler no se paga solo, y con lo que ella gana tengo que echar horas extras si o si, cantar en un bar está bien para ganar unos eurillos, pero no para enfrentarse a los problemas de la vida real, y eso ella parece que aún no lo entiende.-
Suspiré y posé mi mano en el hombro de mi amigo, apretándolo suavemente.
-Es su sueño Miki… es normal que le guste su trabajo en el bar… podrías decirle que busque otra cosa aparte… a lo mejor así se soluciona un poco la cosa.-
ESTÁS LEYENDO
Terapias. (Carlos Right y Claudia González)
FanficSiempre se ha recomendado ir a terapia, pero... ¿Qué ocurre cuando tú terapeuta también necesita sanar heridas?