-Carlos-
-Mami… por favor… no te vayas, que papi y yo te vamos a echar de menos.-
Aquellas palabras me mataron, me trajeron recuerdos de un pasado que no me gustaba rememorar, que por algún motivo preferí enterrarlos en lo más profundo de mi corazón, pero me había olvidado de un detalle, y era, que a pesar de Pablo tan solo tener 4 años cuando pasó todo aquello y de que este tampoco hablase del tema, él también había perdido una madre, y de una manera para nada bonita. Decidí removerlo para conseguir que se despertase, vi cómo este comenzó a abrir sus ojitos llenos de lágrimas conectando con los míos, pero rápidamente interrumpió el contacto visual para esconder su rostro en mi pecho, sollozante. Aquello hacía que el alma se me cayera al suelo, comencé a acariciar la espalda de mi hijo, intentando tranquilizarle, cuando noté que su reputación se reguló me fijé en que se había quedado dormido, suspiré y comencé a mirar por la ventana de la habitación, la conversación que tuve con Miki vino a mi mente, tal vez llevaba razón y necesitábamos ir a aquella terapia. Miré mi alianza y la besé para luego mirar a Pablo y besar su cabecita también, tenía que hacer todo lo posible para que fuera el niño más feliz del mundo aún sin Laura, unas cuantas lágrimas se escaparon de mi mejilla, las limpié para cerrar los ojos y caer rendido por el cansancio.
A la mañana siguiente noté como mi hijo se revolvía sobre mí, abrí los ojos sobando estos para mirar a mi hijo el cual me observaba haciendo un puchero.
-¿Qué ocurre Pablo?-
-¿Me das el desayuno Papi?-
Giré mi rostro fijándome en que nuestros desayunos estaban ya listos, miré a mi hijo y asentí sonriente para incorporarme mejor y comenzar a desayunar ambos. En mitad de este me quedé observando a mi hijo viendo los dibujos.
-Pablo.-
Este desvió su mirada de la tele y me observó curioso.
-Cuando terminemos de desayunar me voy a vestir y vamos a hablar con una psicóloga ¿Sí? Se que a veces te pones triste y papi no quiere eso.-
Mi hijo frunció el ceño para suspirar algo triste.
-Papi… que aunque me haga el dormido sé que tú también lloras… también te tiene que ayudar a tí, o si no voy a abrir la boca allí.-
Suspiré asintiendo.
-Está bien cielo, hablaremos con la psicóloga los dos.-
Mi hijo asintió, cuando terminamos de desayunar lo dejé viendo los dibujos para ir al cuarto de baño, procediendo a darme una ducha rápida y cambiarme, colocándome una camisa de Ralph Lauren, unos pantalones vaqueros ajustados y unos castellanos. Cuando estuve listo salí y cogí y fui hasta la consulta de la chica, llamé a la puesta y me asomé, cuando vi que solo estaba ella pasamos.
-Claudia-
-Soy Carlos, y él es Pablo, mi hijo, y creo que necesitamos tu ayuda.-
Asentí para mirar a ambos con una sonrisa.
-Adelante, yo soy la psicóloga Claudia González, dígame.-
-Pues verá, todo iba bien… mi mujer, mi hijo y yo éramos muy felices… pero un día por la mañana, mientras yo estaba en el trabajo y Pablo en el colegio...-
Cortó el muchacho para tapar los oídos a su hijo, cosa que me llamó la atención.
-Violaron y mataron a mi mujer, esta iba a comprar un pastel para el santo de nuestro niño… y le quitaron la vida...-
El chico finalizó, rompiendo a llorar, haciendo que el pequeño al verlo llorar comenzara a llorar también, abrazándose el uno con el otro. Había escuchado muchas historias de muertes trágicas, pero como esa ninguna, y tenía que mantener la compostura.
-Yo… lo siento mucho, este tipo de pérdidas, tan trágicas, duelen mucho, y no le voy a mentir, su hijo y usted nunca lo van a olvidar, pero tienen que aprender a convivir con ello ¿Suelen hablar de ella?-
Este me miró y negó, secándose las lágrimas, una vez estuvo ya más calmado, bajé la mirada al pequeño, el cual lloraba en silencio, lo cual me sorprendía, demostrando bastante madurez para la edad que tenía.
-Peque dime ¿Tú que es lo que sientes?-
-Echo mucho de menos a mami… sus abrazos, cuando me contaba cuentos, cuando me hacía sus natillas caseras… me prometió que siempre iba a estar y es mentira...-
El niño estalló en llanto, el corazón se me encogió y luchaba por qué las lágrimas no se me escapasen.
-Mira pequeño… Mami se fue… pero desde un lugar muy lejano os está cuidando a ti y a papá.-
Dije para luego mirar al padre, quién sujetaba a su hijo algo más calmado.
-Teneis un problema… os cuesta hablar de ella mucho entre vosotros de ella, tenéis que empezar poco a poco… os propongo algo, por ahora solo hablareis de ella aquí, vendréis cada mañana, y cuando comenceis ha aceptar más la muerte de ella estaréis preparado para para hablar de ella y afrontar la vida con su perdida.-
El hombre miró a su hijo para luego mirarme a mi.
-Está bien, creo que por hoy ha sido suficiente.-
Dijo mirando a su hijo el cual seguía llorando desconsolado para levantarse del asiento.
-Un placer doctora Claudia-
Dijo tendiéndome la mano, acción que yo repetí estrechandola con la mía.
-El placer es mío.-
Les sonreí y estos finalmente se fueron.
¡Hola! Siento mucho la tardanza, he estado liada organizando la presentación de mi TFG, ya por fin soy libre, gracias a los que os gustó y votásteis el primer capítulo, este es más corto, pero la cabeza este mes no ha dado para más, espero que lo disfrutéis, y si os gusta votad, comentad y compartid el libro con quiénes creáis que le pueda gustar. Un beso.
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Terapias. (Carlos Right y Claudia González)
FanficSiempre se ha recomendado ir a terapia, pero... ¿Qué ocurre cuando tú terapeuta también necesita sanar heridas?