¿Estás Feliz Ahora?

Capítulo 18

Narra Daniela

Ya habían pasado varios meses desde que mi abuela y yo nos fuimos a vivir temporalmente a casa de Celestia. Mi abuela realmente estaba encantada con todos, al igual que yo.

Celestia y yo nos pudimos conocer mejor, y tengo que admitir que ya le tengo más confianza.

Pensé que hoy sería el día perfecto para contarle más sobre mí y mis papás, la razón por la cual presiento que no he sido del todo feliz. Ya lo había hecho antes, pero no a detalle, y pienso que hoy sería el día.

Sábado por la tarde. Terminamos todos de comer y Cele y yo subimos a su cuarto. Nos sentamos en la cama a platicar y decidí tomar el tema.

Daniela: Oye, Cele, ¿Y si vamos al parque?

Celestia: Oh... ¿Al parque?

Daniela: Si, es un lindo día, ¿No crees?

Celestia: Pues... ¡Me parece una gran idea!

"Tan alegre como siempre...", Pensé. Una sonrisa se formó en mi rostro al pensarlo. Me alegra que se lo haya tomado tan bien. Nos cambiamos para ir, la mamá de Celestia insistió que lleváramos a mi abuela, lo cual no tuve ningún problema. Gracias a Dios ya está mucho mejor.

El papá de Celestia nos llevó en el coche, aunque estuviera relativamente cerca. Nos bajamos y se fue. Mi abuela se sentó en una banca y, con un poco de pan que le regaló la mamá de Celestia, empezó a alimentar a las palomas.

Celestia y yo nos fuimos a los juegos. Nos subimos a un especie de castillo que tenía una un tobogán; antes de tirarnos en él, me senté frente a ella para hablar.

Daniela: Celestia, quiero hablar contigo.

Celestia: ¿Qué pasa?

Daniela: ¿Recuerdas esa plática... Qué tuvimos sobre mis padres?

Celestia: Uhm... Un poco, ¿Por qué?

Daniela: Bueno, ya que te tengo mucha confianza. Te lo quiero contar todo.

Ella me miró sorprendida, y luego se acomodó para prestarme total atención. Le conté sobre mi mamá, mi papá, incluso de mi abuelo. Le conté que veía muchas fotos de ellos estando juntos. Le conté cómo es que empecé a vivir con mi abuela. Le conté todo. Ella quedó aún más sorprendida; llevó sus manos a su boca y se quedó pensativa.

Celestia: Con razón tu trauma empeoró...

Daniela: ¿Lo consideras una trauma?

Celestia: Pues si, estuviste así por muchos años. Sólo pensabas en ello y, en mi opinión, la culpa la tiene tu abuelo.

Daniela: Tienes razón. Pero... ¿Sabes? Siento que ahora soy más feliz.

Celestia: Lo he notado -me sonrió y tomó mis manos-.

Daniela: Y es gracias a ti, mi Celestia, que he podido sonreír más. Aunque... No siento que ya sea completamente feliz.