Capítulo 3

23 4 0
                                    

¡Fue muy divertido! Jugamos algo llamado Las escondidas, luego Las atrapadas, Encantados, etc. Me divertí mucho, pero me dieron ganas de ir al baño.

Celestia: Chicos, voy al baño. Ahorita vuelvo.

Ellos asintieron y siguieron jugando; yo estaba buscando el baño, pero mientras lo buscaba, vi que dos chicas estaban molestando a una niña que parecía de mi edad, las otras dos parecían ser más grandes, aunque del mismo año. Ellas se reían de la niña y le decían cosas feas, la niña sólo se agarraba el brazo y agachaba la cabeza; después de decirle muchas cosas, la empujaron y ella cayó. Me molesté y decidí defenderla, así que fui corriendo hacia donde estaban.

Llegué y me puse en frente de las chicas más grandes, mientras ponía mis manos en la cintura y decía muy molesta.

Celestia: ¡Oigan! Es malo molestar a otras personas, ¿saben?

Chicas: Jajaja, miren, esta niñita se quiere hacer la heroína ¿Qué vas a hacer?

Su voz amenazante hizo que me sintiera inferior. Ambas comenzaron a reír, yo estaba pensando en un plan, hasta que se me ocurrió algo.

Chicas: Jajaja.

Celestia: Lo mejor que puedo hacer es acusarlas con la maestra para que se lleven un buen reporte.

Ellas me miraron con desagrado, luego se vieron entre sí y empezaron a reír otra vez.

Chicas: Bueno, queremos ver que lo hagas.

Ambas se cruzaron de brazos mientras me miraban nuevamente con desafío. Bajé un poco la guardia, pero no lo demostré, al contrario, apreté mis puños y busqué a una maestra y, cuando la vi, empecé a gritarle.

Celestia: ¡MAESTRAAAAAAA!

Chicas: Eh... ¡Ok, ok! Vámonos, sólo estan molestando.

Las chicas se fueron, me sentí aliviada. Volteé a ver a la niña que estaba tirada, se estaba sobando la cabeza. Le extendí mi mano y ella la tomó, luego la ayudé a levantarse.

Niña: Gracias, no dejaban de molestarme.

Celestia: No hay problema, ¡Me alegra ayudar!

Ella se quedó seria, no sabía si estaba bien o mal, así que decidí empezar una conversación.

Celestia: Por cierto, me llamo Celestia.

Niña: Oh, me llamo Daniela...

Celestia: ¡Wow, qué nombre tan bonito!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Celestia: ¡Wow, qué nombre tan bonito!

Daniela: Gracias, el tuyo también.

Ella mostró una mini sonrisa y luego miró para otro lado. Iba a seguir con la conversación, pero tocaron el timbre. Ella vio a sus compañeros y salió corriendo, sin embargo, tenía muchas ganas de ser su amiga, así que la agarré del brazo. Ella miró perpleja.

Celestia: Oye, eh... ¿Quieres ser mi amiga?

Daniela: Si, claro.

Me puse feliz y le sonreí, pero ella se fue corriendo y yo me quedé viendo cómo se iba... Una de mis compañeras me vio y me dijo que se hacía tarde para la clase, yo asentí y nos fuimos juntas al salón.

En la clase, sólo estaba pensando en Daniela. Era mi oportunidad para hacer una verdadera amiga; arranqué una hoja de mi libreta y me puse a escribir preguntas para temas de conversación. Cuando la hoja estaba llena, me puse a pensar en mis respuestas.

La clase acabó cuando menos me dí cuenta, así que agarré todas mis cosas y fui corriendo a la salida a ver si podía encontrar a Daniela. Después de unos minutos, la vi saliendo de su salón y fui hacia ella; Daniela me vio y se quedó parada mientras yo me le acercaba.

Celestia: ¡Hola, ¿me recuerdas?! Soy la chica que te salvó hace rato en el recreo -exclamé-.

Daniela: Em... Te llamas Celestia, ¿cierto?

Celestia: ¡Si! Oye, ya que somos amigas podemos compartir gustos -saltando de emoción-.

Daniela: Em... Claro.

La verdad, no sabía si le estaba cayendo mal o si así es su actitud, ya que nunca mostró alguna expresión de emoción ni una sonrisa. Decidí calmarme y hablarle más tranquila para evitar caerle mal.

Celestia: Y... -sacando la hoja- ¿Te gusta el helado?

Daniela: Si, de fresa y vainilla.

Celestia: ¡Genial! A mi me gusta de fresa y chocolate.

Daniela: Wow, ya tenemos algo en común.

Celestia: ¡Si!

Ella volvió a mostrar esa mini sonrisa y después se puso a jugar con sus manos. ¿A caso no puede sonreír bien?

Celestia: Y... -sacando otra vez la hoja- ¿Tienes mascotas?

Daniela: No...

Celestia: Oh, ¿Por qué?

Daniela: Mi abuelita y yo no tenemos tiempo para cuidarlas.

Celestia: Entiendo.

Daniela: ¿Y tú?

Celestia: ¡Si, tengo un perrito llamado Ame!

Daniela: Oh, qué lindo.

Iba a seguir platicando con ella, pero llegó mi mamá por mí y, obviamente, tenía que irme.

Celestia: Lo siento Daniela, ya me tengo que ir. Mañana platicaremos con más tiempo -sonriendo-.

Daniela: Si, claro.

Me despedí de mis otras amigas de clase y luego me subí al carro.

En el camino, le venía contando a mi mamá todo lo que me pasó hoy y sobre cómo salvé a Daniela de unas chicas más grandes y molestas. Mi mamá me dijo que se sentía orgullosa de mí y que le alegra que haya hecho una nueva amiga que fuera de otro salón.

Estaba muy feliz ¡Al fin podré hacer una verdadera amiga! O eso espero...

✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧✧

Hola! Espero que estén disfrutando de mi tercera historia, la estoy haciendo con mucho esfuerzo y dedicación para que sea de su agrado.

También espero poder escribir como si estuviera narrando una niña de 11 años, ya que soy más grande pero hago mi mejor esfuerzo 😁.

Antes de despedirme, quisiera darle las gracias a @_maionesa_ por sus dibujos! Están muy bonitos y me ayudan mucho con la historia.

Gracias por leer! Y nos vemos en el próximo capítulo 😉.

¿Estás Feliz Ahora?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora