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.—Hinata-sama... ¿Qué le sucede?— Preguntó el castaño al acercarse a ella, quien estaba sentada en el césped de su jardín con sus rodillas abrazadas.
—Neji-niisan... No es nada, sólo me desperté de un mal sueño— Mintió, a decir verdad era que el Uchiha se había ido, hace cuatro horas había ido a dejarle la comida pero nadie abrió. Usó su Byakugan y no había rastro de él en la casa, se fijó en su lugar de entrenamiento y tampoco estaba.
Entró a la casa donde se encontró con una nota en la mesa "No me sigas". Dándose cuenta que había cumplido lo que dijo el día anterior.
Él no quería irse y no tenía idea de cómo lograría ella irse a su dimensión. Sollozó en el sofá por sus hijos y su marido, los extrañaba tanto, necesitaba escucharlos.
—¿Quiere que entrenemos? Siempre le levanta el ánimo— Ofreció Neji tendiendo-le una mano para que se levantara, ella lo miró asintiendo formando en sus labios una sonrisa y sosteniendo su mano levantándose.
Ambos practicaron su Taijutsu por horas hasta que comenzaba a anochecer, se detuvieron jadeando.
—Eso fue... Hinata-sama ¿Ha estado entrenando mucho? Su velocidad y fuerza aumentó desde la última vez, felicidades— Neji se secó la gota de sudor que escurrió desde su frente hasta su cuello.
—Um, sí... I-iré a darme un baño, gracias por entrenar conmigo Neji— Hinata hizo una reverencia y fue a su cuarto tan rápido como pudo.
Aún no se acostumbraba a Neji, sí. Lo había extrañado mucho pero tenerlo de regreso se sentía extraño.
—Oh, Boruto... ¿Qué haces despierto?— Preguntó Naruto al llegar a la casa, ya eran más de las doce de la noche.
—¿Aún nada?— Ignoró la pregunta de su progenitor y caminó detrás de él hacía la cocina.
—No... Sasuke es el único que podía viajar entre dimensiones y sin él es muy complicado—
—Hima ha estado muy triste— Naruto lo miró y se sirvió un vaso de agua, lo tomó de un solo trago.
Todo esto se estaba volviendo tedioso.
—Boruto...— El mencionado lo miró. —Quisiera que ustedes se quedarán en casa del abuelo Hiashi... Yo no puedo cuidarlos y no me gusta que estén solos.
—¿Ahora piensas en alejarnos? Bien— Tenía ganas de llorar, extrañaba tanto a su madre, sus comidas, su voz, sus mimos, su rostro, su preocupación y atención. Era la primera vez que ella los había dejado y se sentía como un niño indefenso.
Después de todo, aunque no contara con Naruto como padre, siempre agradeció tener a Hinata como madre, pero ella no estaba... Ella se había ido y había muy pocas posibilidades de que volviera.
—No pienso alejarlos Boruto comprende que-
—¡¿Comprender qué?! ¡Ví como un agujero se tragaba a mí madre! ¡Sólo una tarea tienes que hacer y es cuidar a tus hijos! ¡Y no puedes hacer eso! ¡Himawari ha estado llorando todos los días! ¡Es sólo una niña que necesita apoyo porque su madre ya no está aquí y tú piensas en mandarnos con el abuelo!— Sabía que todo lo que provenía de su boca eran incoherencias... Sólo quería desahogarse.
—He estado todos estos días agobiado en la oficina nada más que buscando pergaminos para traer a tu madre de nuevo. Los mando a casa de su abuelo porque odio ver como una niña de la edad de Himawari se esté encargando de la casa. Ella sólo debería jugar no cocinar... No pienso abandonarlos, Hinata volverá... Es una promesa—
Ambos quedaron en silencio y Boruto subió a su habitación sin darse cuenta de la presencia de su hermanita pues estaba metido en sus pensamientos.
Por otro lado, Naruto se tiró al sillón agotado, todo esto era una maldita mierda, extrañaba a su mujer. Le hacía mucha falta tenerla a su lado.
Sentir su aroma, su voz, su presencia. Miró por dónde Boruto se había ido, ahora se asomaba una cabeza temblorosa. Sonrió con tristeza y abrió los brazos en señal de que su pequeña se acercara.
Himawari corrió a sus brazos comenzando a llorar, le acarició la cabeza y la estrechó en sus brazos.
—M-mamá... Ella... Ella v-volverá ¿Cierto papá?— La voz se la pequeña era entrecortada y eso le destrozó el corazón. Tenía que encontrar la manera de traer a Hinata de vuelta.
—Ella volverá... Lo prometo—
...
Dos años.
Dos malditos años habían pasado.
Naruto por su parte estaba metido en la oficina, aún no había dejado de lado el tema de su mujer y su mejor amigo, pero al ser Hokage tenía que atender a su pueblo.
Su cabello estaba igual de largo que estaba en su adolescencia sólo que con alguna que otra cana, no le preocupaba. Debajo de sus ojos se habían formado ojeras visibles, Shikamaru se encargaba a veces de las cosas y lo obligaba a dormir aunque sea dos horas, eso era lo que lo mantenía cuerdo.
Por otra parte, la relación con su primogénito había sido rota por éste. Ya no le hablaba o siquiera lo miraba, ellos dos luego de un mes se fueron a vivir en el distrito Hyūga en la casa principal, estando al cuidado de Hiashi y Hanabi.
Himawari estaba decaída pero siempre que él la iba a visitar se ponía muy feliz, a veces nostálgica. Aún seguía preguntando cómo le iba en la investigación, no quería mentirle o darle falsas esperanzas así que siempre omitía preguntando sobre otra cosa. Claro que la pequeña se daba cuenta y lo dejaba pasar, lo sabía.
Volvió a casa esa noche, esa casa donde había formado una familia con Hinata, esa que ahora se encontraba con capas de polvo y se veía más oscura.
Bostezó y dejó el ramen que le había sobrado en la mesa. Se sentó en el sillón dejando caer todo su peso.
Y así es cómo finalizaba otro día en el que no avanzaba en nada.
...
Holaa *le tiran un ladrillo* ¡Hey!
Bueno ajsja
Perdón por no haber actualizado antess
Desde agosto, je. ¿Cómo pasa el tiempo, no?
Lamento haberlo hecho corto al capítulo pero quería que tuvieran algo que leer
Nos vemos en otra actualización :D
ESTÁS LEYENDO
Viraha Sasuhina
RandomHistoria sin fines de lucro. Uso de los personajes de Masashi Kishimoto para fines de entretenimiento al lector. Pareja Sasuhina con contenido Naruhina