El comienzo.

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Nací para ser vendida, era mi anhelo ser comida, quería ser sabrosa y poder saciar tu hambre aunque sabía que nunca podría, no fue culpa mía.

vivía en un lindo cultivo de frutas, concretamente de cítricos que luego eran exportados a diferentes mercados por todo el país, era un hecho que todas íbamos a tener un extenso viaje apelotonado hasta llegar a una tienda o sucursal, así que no le temíamos a ser separadas, pero si formábamos un vinculo con aquellas mandarinas más cercanas, yo tenía más contacto con mi madre árbol y cinco de mis treinta hermanas, pero también contaba con primos y tíos naranjos, pomelos y toronjas, en lo personal hablaba constantemente con una tía...

Mi gran tía naranja, casada con mi tío árbol, una mujer erudita, siempre me comentaba sobre el mal de los hongos, estos horrorosos seres que atormentaban a todas las frutas, ella me narraba cada que era posible la tormentosa historia de una de mis primas lejanas, pomelo, quien tenia contactos intensos con un fusarium, lamentablemente ella, ni ningún familiar, esta para confirmar la veracidad de aquella historia; pomelo, tenia una relación estrecha con aquel fusarium a pesar de que ella desarrollo terribles manchas blancas en su cuerpo, las escondía con maquillaje y seguía deleitándose con aquel moho, nadie en su familia sabía sobre el peligro que este causaba así que lo invitaron a su casa a cenar, la peor decisión que tomaron, era un hombre sencillo y común pero a la vez ruin, el mal que le hizo a esa familia, tan funesto. Días después de que el fusarium visitara la casa de los Citrus estos empezaron a formar unas machas blancas, ellos, a diferencia de su hija pomelo no ignoraron estas alteraciones y fueron rápidamente con un medico, al parecer este infame hongo había albergado en sus cuerpos que perduraría en ellos muchos años, solo estuvieron en contacto unos segundos para acabar con sus vidas contagiándose lúgubremente de "fusariosis" la enfermedad con la que nació aquel hongo, en desesperación esta familia se aisló por el bien de sus conocidos, aunque avisaron a la policía de este misterioso y terrible sujeto en forma de canoa, no se pudo localizar, a pesar de ser uno de los habitantes mas comunes no pudieron ubicar con el que los había contagiado para siquiera preguntarle si sabía sobre una cura, ninguno de ellos sobrevivió.

Las frutas por naturaleza no somos retraídas ni malas, somos seres naturales y pacíficos, vivimos en armonía con otras frutas descendientes y mezclas de nosotras, nos tomamos el tiempo de conocer a nuestros ancestros y a nuevas especies, y eso hice yo, quería conocer el mundo, expandir mis conocimientos, siempre tomaba precauciones con ayuda de mi tía, aprendí a evitar a los insectos pero a hacerme amiga de las abejas, aprendí sobre todas las mezclas de cítricos en el mundo, aprendí que algunas tienen formas graciosas pero no debo reírme de ellas, aprendí que me puedo enamorar de alguien relativamente igual a mi, empece a juntarme con un naranjo dulce, como indica su nombre era la persona más dulce que jamás haya conocido, era tan encantador, pero a la vez tan melancólico, su desinterés y tristeza era tan contagiosa que era imposible acercarme pero a la vez era tan atrayente, como dije, jamás tuve que haberlo conocido.

La venganza de la mandarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora