-Ho-hola Jo. -saludó demasiado tímido Ethan. Hace ya diez meses que había entablado una amistad con la castaña pero eso no significaba que no se sentía nervioso al hablar con ella.
-Ethan, ya te dije que no me gustan los apodos. -dijo seca Jody.
-Hum, lo siento. ¿Podría pasar? -preguntó un poco incómodo Ethan.
-Claro. -la castaña se hizo a un lado y el peli-negro ingresó con las manos dentro de los bolsillos. Pocas veces había entrado la casa de la castaña. A ella no le gustaba que la visitaran.
-Bueno, Jody, no sé como decirte esto. -susurró preocupado Ethan ya sentado en un viejo sillón.
-Sólo dilo Ethan, debo salir con Adrian dentro de un rato. -el oji-avellana hizo un puño sus manos y frunció el ceño.
-Adrian te engaña. -soltó con rápidez Ethan.
La sala se quedó en silencio. Uno muy tenso. Jody lo miraba fijamente y con la respiración agitada.
-Vete ahora mismo Ethan. -dijo furiosa pero a la vez calmada la oji-zafiro.
-Jody, no. Necesito que veas lo que él te está hacie-
-CÁLLATE MALDITA SEA Y LÁRGATE. -gritó ahora Jody, mientras señalaba la puerta.
-ÉL TE ENGAÑA. ¿NO LO ENTIENDES? ÉL NO TE QUIERE. Y TODOS SABEN DE SU JODIDA INFIDELIDAD.
-MIENTES. VETE AHORA MISMO ETHAN. NO TE QUIERO VER NI AHORA NI NUNCA MÁS. -Ethan sintió una presión en el pecho y asintió lentamente.
-Como quieras. -el peli-negro salió de la casa tirando un portazo y por fin soltando las lágrimas contenidas.
El muchacho sacó un cigarrillo y lo encendió. Luego tomó una larga calada para después exhalar el humo.
-Lo siento. -susurró mientras abandonaba el jardín de la castaña.