Cielo, ¿Segura de que no importa si te quedas sola?
Sabes que puedes ir con nosotros a cenar, es un día especial y debemos aprovecharlo, sabes como es tu madre con estas cosas.- No papá, estaré bien y tengo algo planeado para mamá, debo quedarme vayan tranquilos y diviertanse mucho.
- Está bien linda ten mucho cuidado y no abras la puerta a nadie a menos que sea algún vecino o nosotros ¿Vale?
-Vale papá
Me sonrió con dulzura y depositó un beso en mi frente, para luego tomar su sombrero y bufanda y salir agarrado de mano con mamá; los vi hasta montarse en el auto y luego este mismo alejarse y perderse el último rastro de los faros en la primera curva, deseaba poder ir con ellos pero también deseaba sorprender a mamá pues también me sentía mal por el comentario que le habia hecho horas antes sobre sus girasoles y necesitaba compensar eso.
Todo parecía ir perfecto, el pastel se estaba horneando, habia puesto los globos y el letrero de feliz cumpleaños y por su puesto habia llevado los girasoles hasta la mesa donde pondría el pastel después de decorado y estaba a punto de terminar de adornar la mesa de dulces.
A lo lejos escuché el teléfono de la casa sonar pero tenía en mente terminar todo antes de que mamá y papá llegaran y al terminar devolvería la llamada a quién fuera que quería comunicarse con nosotros, escuché el teléfono sonar un par de segundos más y como lo esperaba dejó de sonar después.
Sin embargo para mi sorpresa casi de inmediato el teléfono volvió a sonar pero por segunda vez volví a dejar que se colgara, pero me extrañó notar que tras un corto tiempo el teléfono volvió a sonar no una ni dos veces sino cinco veces más, definitivamente debía parar y contestarlo o continuaría sonando el resto de del tiempo y no tenia la suficiente paciencia como para aguantar el molesto ruido que este teléfono hacia al estar una llamada entrante.
La última vez que sonó me hizo dar un respingo desde dónde estaba y fuí apresuradamente hasta el para atenderlo, tomé el teléfono y lo acerqué a mi oreja.
— Buenas noches, ¿quién habla?
— Buenas noches, por favor con la señorita Sirinah Jirám
— ¿Quién la busca?— los nervios comenzaban a apoderarse de mi, pero sobre todo el miedo, ¿Como es posible que un desconocido supiera mi nombre?
— Verá señorita, soy el oficial James y necesitamos comunicarnos con ella para decirle que debe venir al hospital, se trata de sus padres y...
Ni si quiera dejé que terminara, colgué al escuchar que se trataba de mis padres; no quería imaginarme lo peor pero el miedo empezaba a dominar mis entrañas, sentía mi cuerpo volverse metal pesado y la temperatura del ambiente parecía haber bajado hasta llegar a menos cero.
Hice un esfuerzo sobrenatural para tomar mi abrigo y salir de casa, el temblor en mis manos me habia vuelto torpe y de mi mente estaba borrado cualquier número que intentara recordar, de pronto me encontré corriendo necesitaba un taxi y ni si quiera sabia como conseguirlo, mi lógica estaba totalmente atrofiada y solo podía pensar en mis padres.
Un taxi se detuvo tal vez por que notó la angustia que reflejaba mi rostro, estaba tan lejana al presente que tratabille al montarme y con toda la poca voz que logré sacar de mi le pedí al taxista que me llevará al hospital, aún cuando me encontraba en aquel taxi rumbo a donde estaban mis padres no dejaba de sentir mi estomago revolverse tan desagradablemente; producto de los nervios que ahora dominaban incluso mi respirasión, necesitaba saber si estaban bien, necesitaba verlos sonreir y respirar.
Al llegar al hospital bajé del taxi tan deprisa que incluso olvide agradecer al amable señor por su servicios como transporte, pero era algo sumamente dificil concentrarme en lo que pasaba a mi al rededor cuando mi mente solo se encontraba centrada en mis padres y en saber que ellos estaban fuera de peligro, al entrar al hospital divisé muy cerca de la recepción a una enferma que se acercaba a ella con un montón de expedientes en sus manos.
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Quiero ser un girasol
Fiksi Remaja-Sirinah... mantén la calma cariño, vamos, respira profundo, solo es una flor, ella no puede hacerte nada, mirala, no tienes que tocarla- su voz me parecia tan distante que en pequeños lapsos sentia que no la escuchaba. - No puedo hacerlo Ximena- di...