Epílogo_ Y el tiempo pasó

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El tiempo pasó muy deprisa desde aquel festival de otoño... Las cosas siguieron igual, algún yokai hacía una trastada y Katie lo solucionaba, Jibanyan se comía todas las chocobarritas y ella le metía bronca... Y así un año, y otro, y otro... Hasta que Katie entro en el instituto.

Dudu se había mudado a otra ciudad por culpa del trabajo de su padre y, desde entonces, Oso estaba bastante decaído... Katie y Nathan, viendo el desánimo de su amigo, hacían lo imposible por pasar tiempo con él y así subirle la moral, cosa que su amigo agradecía.

Cada tarde, Katie iba a visitar a Orochi al estanque Siluro y charlaban un rato mientras Katie acababa sus tareas... Jibanyan y Whisper se quedaban en casa hasta que ella volvía.

_ Nathan me ha pedido salir._ Comentó Katie, pasando una página del cuaderno.

Hubo un silencio suave en el ambiente y, finalmente, Orochi asintió de forma ligera.

_ ¿Y qué le has dicho?

_ He aceptado._ Respondió, y le miró.

Orochi correspondió la mirada, con una expresión serena y acuosa, reflejando de soslayo las ondas que surgían por el viento en el agua del estanque. Tras mantenerle la mirada unos minutos, él sonrió.

_ Enhorabuena.

El viento se llevó las palabras del yokai... Katie, tras mantener la mirada unos instantes, la bajó al cuaderno, sin decir nada más.

Aquella tarde marcaría el futuro de Katie de ahí en adelante.

...

Los años siguieron avanzando y la relación de Katie y Nathan fue viento en popa... Ella jamás vio a Nathan como una posible pareja, pero viendo que jamás lograría sentir algo tan fuerte por nadie como lo hacía por Orochi, pensó que aquello era mejor que nada... Y el día que él le propuso matrimonio, aceptó sin dudarlo.

_ Bonito anillo._ Dijo Orochi, sentado en el árbol del parque Triángulo.

Katie estaba sentada en uno de los columpios, viendo como el grillete en su dedo anular brillaba con la luz del sol. Sin responderle, suspiró.

Orochi se sentó en el columpio de al lado, haciendo que las cadenas resonaran un poco bajo su peso.

_ Es increíble que ya hayan pasado 13 años..._ Comentó ella finalmente, sin dejar de mirar el anillo.

_ Así es..._ Respondió él, bajando la vista al anillo también._ El tiempo pasa muy rápido para un humano...

En la distancia, un perro ladró de forma jovial... Y las cigarras comenzaban a alegrarse del creciente calor del ya más cercano verano.

Después de un largo silencio, Orochi puso su mano sobre la de ella, estrechándola de forma suave. Katie se tapó la cara con la otra, notando como las lágrimas, cálidas y genuinas resbalaban por sus mejillas.

_ No entiendo cuando comencé a sentirme así..._ Orochi solo le escuchaba, en silencio_ No entiendo cuando mi vida se convirtió en lo que otros esperaban de mi.

_ ¿Acaso no es así la vida de cualquier persona?

Katie sollozó.

_ Ojalá hubiera nacido antes... Mucho antes...

_ Ojalá hubiera nacido después. Mucho, mucho después._ Le respondió él y le estrechó un poco más la mano.

La voz de la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora