PARTE TRES

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Hyungwon siempre lloraba como un niño cuando los recuerdos del pasado llegaban a él, aunque Hoseok se había encargado de que recibiera la mejor atención psiquiátrica posible, el joven siempre se cerraba como una almeja, y ahora que estaba durmiendo en la cama donde él y Hyunwoo se había revolcado anoche, se veía tan angelical que todas las imágenes de su amante se borraron de su mente.

– Dices que Kihyun te llamo. – dijo mirando a Jennie que como el contemplaba al joven dormir.

– Si, dijo que Won–ie necesitaría de mí. Cuando llegue Kihyun me dejo entrar y después se marchó... Won–ie solo me dijo que le había dicho toda la verdad y que le llamara a usted. No sé a qué se refiere.

Pero Hoseok sabía.

Contemplo a su amigo con ojos tristes, sería difícil irse a trabajar y dejar a Won–ie aquí en su apartamento. Así que se quedaría con su amigo y apoyaría a Jennie como mejor sabía hacer. Ni siquiera el mismo había tenido el valor de compartir directamente el pasado que le ligaba a Won–ie con Hyunwoo, no creía nunca tener el valor para confesar tal cosa, y allí estaba su valiente amigo, abriéndole su corazón al hámster rabioso de Yoo Kihyun.

– ¿Qué más te dijo Kihyun?

– Mmm... dijo que debía ir a trabajar, que Wonho sunbaenim necesitaba que todo estuviera listo para el lunes. – recito Jennie, sus labios fruncidos.

– Vale, puedes salir un momento, Jennie, me cambiare e iré a la compañía y luego volveré, cualquier cosa que pase en esa brevedad de tiempo asegúrate de llamarme enseguida.

Su cabeza era un completo desastre, deseo haberle dicho a Hyunwoo que se quedara con él, le necesitaba, pero debía ser fuerte, no podía estar dependiendo de Hyunwoo, no después de la escena de anoche. Debía ser más fuerte, incluso si se sentía demasiado agotado emocionalmente para pensar en otra cosa que no fuera echarse en la cama con Hyungwon.

Los empleados que trabajaban los sábados pertenecían solo a los departamentos esenciales, aquellos que trabajaban hasta tarde y debían entregar reportes diarios, él trabajaba los sábados por costumbre desde los tiempos de Son Eunwoo, pero hoy pensaba quedarse en casa después de enfrentar a Kihyun, al que encontró en una conferencia telefónica, peleando con el dueño del domo que pondrían en funcionamiento para su brillante idea.

Entro en la oficina y se sentó frente a este, sin dejar de mirarlo mientras el hombre hacia su trabajo.

– ¿En qué puedo ayudarle?

– Hyungwon te confiesa su pasado y tú huyes.

– Me mintió por dos años.

– Tenía miedo.

– ¿Y qué? – la respuesta de Yoo Kihyun le sorprendió. – ¿y qué? No confió en mí, no confió en mí por dos años en los que pensé que le tenía, y luego va y me lo confiesa como chantaje emocional porque cree que le engaño con tu secretario, algo que admito se me paso por la cabeza como un pensamiento intrusivo, pero que nunca lleve a cabo. ¿Crees que no me duele? ¿Qué debía quedarme con él y decirle que?

– Debiste quedarte. – Wonho y Kihyun se voltearon a ver a Hyunwoo en la puerta de la oficina. – ¿Qué es esto? – pregunto, entrando en la habitación y colocando el proyecto que tanto había tenido emocionado a Wonho el día anterior y que hoy parecía una noticia del pasado.

– ¿no le dijo? – Kihyun pregunto, sorprendido, viendo entre sus dos Hyung.

– Ah... lo olvide. – rasco su nuca.

– Sin su aprobación no podemos iniciar... – Kihyun se froto la frente.

– ¿Entonces, es verdad? ¿Vamos a organizar juegos internos? – Hyunwoo sonaba tan diferente a su personalidad callada y pasiva que incluso Kihyun lo noto.

White SugarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora