Hoseok aun dormía, estaba enrollado en posición fetal y no parecía tener intenciones de despertarse temprano, era Domingo y tenía un evento al que atender; Hyunwoo se preguntó brevemente si levantarlo, antes de decidirse a hacer su rutina matutina sin molestar a su pareja. Desayuno un batido de bananas y se metió a la piscina, haría una hora de nado continuo, pues tenía que preparar su cuerpo para la competición que estaba decidido a ganar, si pensaba en la opinión de sus padres, estaba obligado a hacerse con el primer lugar.
Tan emocionado como estaba por el prospecto de demostrar cuan bueno era en esta disciplina, se sumergió en el agua, agradeciendo lo rápido que era en el agua y como sus músculos estaban relajados por el maratón de sexo que había tenido con su pareja el día anterior, sentía que podía volar.
Al finalizar su entrenamiento, se dio una ducha para quitarse el agua clorada y se cambió, no importa el ruido que hizo, Hoseok no se movió, saco a Gyeoul de su encierro y la llevo a su lugar de descanso diario, asegurándose que tuviera agua y comida, y salió del edificio.
Rara vez caminaba por la ciudad, pero quería desayunar algo que había estado toda la semana esperando, así que se dirigió en búsqueda de la tienda donde vendían sus sándwich preferidos, y en el camino se detuvo en la tienda de peluches donde siempre tenían un producto nuevo del muñeco favorito de Hoseok, ese oso de peluche amarillo y con pañal ahora tenía una nueva versión en gigante donde estaba disfrazado de conejo, pensó que no había nada más perfecto en el mundo para Hoseok que ese peluche.
Compro flores, porque Hoseok se quejaba siempre de él ama de casas no tenía buen gusto para los ramos que ordenaba, y pidió flores lilas, regresando a casa como si fuera a celebrar un aniversario. Atravesó el vestíbulo y subió el ascensor sin encontrarse con nadie.
Cuando llego a la sala, se detuvo al ver a Hoseok así sentado, revisando su celular, lucia tan desaliñado que era adorable, no tenía camisa, aunque usaba los pantalones de chándal gris que se ajustaban a su figura muy bien. Tan grande y tan bebito, eso era todo lo que podía pensar.
Dejo la comida en la cocina, sabiendo que su amante estaba demasiado dormido para darse cuenta de que había regresado a la casa, y luego volvió a él, poniéndole el peluche al frente.
– ¡Bebegom! – Exclamo, sus ojos iluminándose para luego su boca abrirse. – ¡Bebegom de conejo! – Dijo, dejando su celular a un lado y tomando al peluche para abrazarlo con fuerza. – ¿Cómo lo conseguiste de conejo? ¡Es hermoso! – Exclamo emocionado, abrazando con fuerza el muñeco. – oh, trajiste flores.
Hyunwoo coloco las flores sobre la mesa y se sentó al lado de su conejo que ahora parecía más despierto.
– Gracias. – dijo con su tierna voz, mirando a Hyunwoo con tanto amor que le cortaba la respiración al moreno. ¿Cómo era merecedor de la atención de Hoseok? ¿Cómo se había ganado ese amor?
Sin pensarlo, saco su teléfono del bolsillo de su pantalón, buscando la cámara, mientras Hoseok le veía, curioso de lo que iba a hacer.
– ¿Por qué ahora? – Hoseok pregunto, después de dejar que su amante le tomara una foto, y no solo una foto, la primera foto que le tomaba desde que estaban juntos.
– No sé. – respondió, aunque si sabía porque, la conversación con Changkyun el día anterior le había dejado pensando en cosas que siempre buscaba ignorar.
– ¿Cómo que no sabes? ¿Por qué ahora? ¿No podías tomarme una foto cuando estoy bonito? Ven, dame, quiero borrarla. – Hyunwoo se rio, levantándose del sofá mientras escuchaba los reclamos de Hoseok. – ¡Hey, a donde vas! Salgo feo en esa foto, dame. – se quejó, intentando levantarse, pero enredándose en las sabanas y volviendo a caer en el sofá.
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White Sugar
RomancePor una parte, tenemos a Wonho es un empresario de Korea que heredo un Chaebol por su inteligencia y esfuerzo, lo que le ha llevado a ser respetado en los círculos que se maneja ahora, con un pasado manchado por la tragedia que oculta con pasión. Y...