-¡¡No puedes seguir haciendo esto, ya sabes lo que te puede pasar!!- Sara había comenzado a llorar y gritar de nuevo a Sergio, se encontraban en su dormitorio, mientras los pequeños jugaban y reían en el pequeño patio de la casa, con su vida falta de preocupaciones y dolor.
-¡¿Es que todavía no lo entiendes?! ¡Aunque pare ahora jamás estaré a salvo, es demasiado tarde!- Dicho esto se dirigió a la puerta, pero antes de salir dijo,
-Tan solo eran cien... -
Salió y cerró la puerta tras sus espaldas, para salir por la entrada trasera de aquella casa.Se dirigió a un bar al que acudía cuando discutía con Sara, la amaba de verdad, pero era imposible no pelear, ella no lo entiendía, o no quería entender.
Este sitio se encontraba a cinco minutos a pie, asi que se dirigió hasta allí, entró y se sentó en su acostumbrada silla.Estubo horas sentado allí, recostado contra la barra con un vaso en la mano, rodeado de alcohol y gente hablando, pensando en si había hecho lo correcto alguna vez en su vida, si aún merecía la pena todo, porque, sabía lo que le esperaba y no estaba seguro de querer llegar a eso.
Tras ese rato en el establecimiento salió del lugar, eran las once y media de la noche, seguramente todos estarían dormidos.
Entró por la puerta trasera tratando de hacer el menor ruido posible y subió las escaleras, pero antes de irse a su cuarto empujó la puerta que le separaba de sus hijos.
Cada uno estaba en su cama durmiendo plácidamente, tapados hasta el cuello con sus mantas, se dibujó una leve sonrisa en su cara, pensando que esos dos pequeños junto a su mujer eran las únicas decisiones correctas que había tomado nunca, y que solamente por eso merecía pasar por cualquier cosa, por dura que fuese.
Fue hasta su cuarto y entró sigilosamente. Sara estaba dormida y girada hacia el lado izquierdo de la cama, estaba sonriendo en sueños, se acercó hasta ella y depositó un suave y tierno beso en su mejilla. Acto seguido se metió entre las sábanas con cuidado y trató de conciliar el sueño.
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Dolor.
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Se despertó por un fuerte dolor en la parte posterior de su antebrazo izquierdo, al principio lo desconcertó, trato de hablar pero no pudo, era como si sus cuerdas vocales no reaccionaran, como si no acatasen sus órdenes.
A los instantes se dio cuenta de lo que estaba pasando, por su frente comenzó a aparecer un sudor frío, abrió los ojos totalmente y dirigió su mirada al foco del dolor, en su antebrazo, se estaba empezando a dibujar la marca, "esa" marca
"No puede ser... No ahora.... ¡No ahora joder! " pensó.
Trató de moverse pero fue en vano, volvió a cambiar de lugar su mirada, esta vez hacia la mujer que más amaba en el mundo, comenzaron a caer lágrimas por su rostro, no podía estar lléndose ahora, no quería dejarla, ni a ella ni a los pequeños, lo había calculado todo, estaba casi seguro de que no era el día, que aún le quedaba tiempo. Casi, no era suficiente, por ese error ahora se iría sin dejar el menor rastro, sin posibilidad de retorno, y la última conversación que le había dedicado a Sara...
Ahora las caían más lágrimas llenas de impotencia y dolor,era su final, pero su principio al mismo tiempo, el principio de su infierno, de su agonía y eterno sufrimiento.
Vio como poco a poco todo comenzó a tornarse borroso, y una vez más trató moverse y escapar tal y como lo había hecho la última vez, pero esta vez no funcionó.
Se iba, y no podía hacer nada, solo llorar, y lamentarse por milésima vez de sus actos, "Si tan solo hubiese escuchado... Era un maldito ingenuo.. "
"No trates de buscar lo que ya has encontrado... " esa frase no paraba de repetirse en su mente una y otra vez, era algo que no iba a olvidar, una frase sencilla a la que no le había dado la más mínima importancia, que podría haber cambiado todo si aquel chico ambicioso se hubiese detenido a escuchar de verdad, que iba a estar grabada ahí, por siempre.El dolor en el brazo se agudizó de nuevo, hasta el punto de volverse casi insoportable, sabia que de iba a acabar desmayado, quería llorar más, pero no podia, así que cerro los ojos con impotencia, y poco a poco dejó aquel lugar sin dejar, más que una marca, una simple marca.
Su cama, la habitación, la casa, todo seguía en calma, las cosas en su lugar correspondiente, y cada persona de esa casa seguía sumergida en su propio sueño, aquella noche fresca de otoño, nadie se había percatado de nada, nadie sabia que ese hombre arrepentido se iba, y no volvería jamás, si no que "viviría", si se le podía llamar así, dolor para siempre...
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100 ACTOS
Mystery / ThrillerAdrián se preocupaba solamente de su vida, sus problemas, de las mentiras, hasta que todo ocurrió, cambió su vida, su familia, su manera de pensar, todo, y era por su culpa...