Levantarse, estudiar, y trabajar, día tras día, mes tras mes, se había convertido ya en costumbre.
Michael con 17 años, polímata o superdotado, estudiante de segundo año de medicina, se encuentra haciendo prácticas en el Hospital Central.Ya por la noche, acababa de terminar el turno del día y de llegar a casa, como de costumbre su madre seguía trabajando en el taller haciendo otro turno extra en un intento de ganar más dinero para el tratamiento de Gee, Gerard.
El hermano mayor de Michael, con 19 años, sufre de cáncer de hígado, y se encuentra en radioterapia.
Michael decidió estudiar medicina, por el mero hecho de ayudar en el desarrollo para tratamientos contra el cáncer, para evitar que más gente padezca lo que su hermano esta sufriendo.Él mismo visita todos los días a su hermano, el tratamiento que recibe tiene varios efectos secundarios, a demás de la pérdida de pelo, y daños en la piel, también a lo largo del tiempo puede provocarle esterilidad, pérdida de memoria, o en algunos casos, un segundo cáncer provocado por la radiación...
Mike intenta entretenerlo y crear el máximo de recuerdos con él y no piensa desperdiciar ni un segundo de ello.¿Es feliz? No es la definición que el utilizaría, claro que el deseaba muchas otras cosas, claro que deseaba que no hubiesen pasado muchas otras, relacionadas con el pasado de su madre, de la situación de su hermano...
Muchas veces simplemente se sentía vacío, como si nada de aquello mereciese la pena, era la sensación que más odiaba, el simplemente se sentaba y creía pensar en todo, pero en realidad no pensaba en absolutamente nada.
A todo esto también pasaba mucho tiempo solo, le daba tiempo a pensar, pero al fin y al cabo no podía evitar desear estar acompañado, con una vida mejor, en una situación diferente...Salió de su red de pensamientos cuando percibió un aroma a quemado. Al estar tan absorto, la pequeña tortilla se había tornado de un color negruzco, obligándole a tirarla.
Aunque, al no tener apetito, simplemente se retiró de la estancia.Fue hasta su habitación y se tumbo en la cama con unos apuntes que tenía que repasar, pero al igual que antes se volvió a perder en sus pensamientos, era algo que le ocurría frecuentemente desde hacia un tiempo.
Esta vez se acordó de ese chico del Hospital, le había parecido agradable y tierno, creía entenderlo bien, había algo en el que le resultaba tan familiar...hacia tiempo que no conocía a alguien así, y quería aprovechar para acercarse un poco mas, tal vez...Llamaron a su puerta sacándolo por segunda vez de sus pensamientos.
-¿Michael? -
Su madre, Julia, estaba asomando la cabeza por una rendija de la puerta.
Al ver que el chico estaba despierto en la cama entró del todo y se acurrucó a su lado izquierdo.
Con la mirada fija en una de las paredes de tono azulado preguntó,
-¿Que tal el turno de hoy? -
-Bien, supongo, nada nuevo... ¿Y el taller?-
Miró a su madre, había abierto los ojos con una expresión divertida a la vez que empezaba a rodar estos provocando unas suaves carcajadas.
Ambos sabían que en el taller el "jefe" daba cada día nuevas anécdotas que contar debido a su característica actitud.-Creo que Gee hoy estaba un poco más animado... -añadió Mike con una suave sonrisa.
Su madre se acercó de nuevo y lo abrazó
-En serio, no sabes lo que me ayudas-Después de esto depositó un beso en su frente y se marchó de la habitación con un "buenas noches", dejándolo de nuevo con sus pensamientos.
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Adrián estaba tumbado por segunda noche en esa vacía sala de Hospital.
Un agente de policía un tanto desagradable, al que habían nombrado en repetidas veces Agente Jack, le había confirmado que habían dado con el paradero y habían contactado con uno de los hermanos de su madre, Marc.Nunca había tenido la oportunidad de conocer a ninguno de sus tíos maternos, incluso, conocía de su existencia desde hacia tan solo 2 días.
Su madre nunca había querido contarle los hechos relacionados con su pasado, y a pesar de que había accedido a contárselo, sabía que no había podido terminar, y sobretodo, le preocupaba que de repente, sin ninguna razón aparente hubiese decidido contárselo.
Eran casi las dos de la madrugada, incapaz de conciliar sueño a pesar de las pocas fuerzas que tenía después de las pruebas y la transfusión de sangre a su hermana pequeña, se dedicó a cojer el único cuaderno que tenía a mano, y, dibujar aquella marca una y otra vez.
No podía quitársela de la cabeza, ni de día ni de noche, ni despierto ni dormido, había estado pensando tanto en ello, hasta el punto que ya lo normalizaba.
Quizás, había pensado, era un vago recuerdo de su niñez, o quizás una simple pesadilla que se repetía una y otra vez, aunque lo único que podía oir en esos sueños en la noche era un susurro incomprensible de palabras mezcladas, un murmullo.
No controló el tiempo que estuvo asi, y, finalmente, cayó dormido encima del pequeño cuaderno.
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De nuevo ese sueño se repetía, la marca estaba ahí, grabada a fuego, a veces podía sentir como si estubiera en su propia piel y le quemara la clara superficie. Incluso si se concentraba podía saber de donde provenía el dolor, su brazo izquierdo.Tenía una forma extraña, era, un seis de lado con uno de los palos demasiado largo, y de ese mismo salía una línea triangular que acababa en el principio de la forma.
La voz que alcanzaba a escuchar era un casi indudible sonido, una voz que no parecía humana por el grave tono que utilizaba. Lo que más confundia al chico, era que parecía hablar su mismo idioma pero aún así, no conseguía saber lo que decía, ni siquiera asemejarlo a algo.
Había días que tras ese sueño se despertaba y estaba sentado, al lado de la puerta, en el pasillo, como si cada vez se acercara más a un lugar al que quería llegar su cuerpo atraído por algo extraño...
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100 ACTOS
Mystery / ThrillerAdrián se preocupaba solamente de su vida, sus problemas, de las mentiras, hasta que todo ocurrió, cambió su vida, su familia, su manera de pensar, todo, y era por su culpa...