Capítulo 3

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Emily

Dejé caer mi bolsa en el sofá de la sala, no podía explicar el alivio que sentí el por fin llegar a casa, era un lugar casi tan pequeño como el lugar que compartía con Azul solo que en este no había todos esos colores llenos de vida para alegrarme los días.
—Mamá quiere que te llame James, no digo que está mal, pero creo que tienes más cara de Trevor—la voz de Jordan venía del cuarto del bebé, como siempre este hombre hizo que mi madre se fuera a su casa para descansar, la quiere de una forma en que me alegra porque sé que sus padres no son precisamente un ejemplo para dar amor.

La risa de mi pequeño hombrecito James me hizo casi correr a la habitación, me encontré ansiosa por verlos juntos, igual que siempre estaban tumbados sobre la alfombra acolchonada de color azul suave, Jordan le muestra un libro de texturas que buscó por todos lados porque leyó que para los tres meses eso era lo adecuado.

—Mira quién llegó ¡Es mamá! —se levanta con James en brazos y camina a mí, me recibe con un beso en la frente. Pone a James pegado a mi pecho para guiarme a la cocina.

—¿Tienes mucho tiempo aquí? —le pregunté mientras él tomaba un plato y comenzaba a servirme la comida. Me acomodé en el comedor mientras James jugaba con mi cabello de forma delicada.

—No mucho, decidí venir con James desde que saliste de la oficina, la verdad es que no quería dejarlo solo—vi la duda en su mirada cuando colocó el plato en el microondas, tenía algo rondando por su cabeza, pero no sabía cómo expresarlo, me di cuenta en todo este tiempo de que no siempre tenía las palabras adecuadas como todos creían, Jordan es más de lo que permite que otros vean y eso a veces me molesta porque nadie cree en mí cuando les digo que este hombre es tan maravilloso que después de ir a trabajar viene conmigo para ayudarme con James, que lleva a mi mamá a sus citas médicas mensuales, que me apoya en la casa a pesar de que no tiene ninguna obligación y si llegan a creer un poco de lo que hablo vuelven a desconfiar cuando digo que al final del día cuando la luna sale él de manera respetuosa y amorosa se despide de nosotros para volver a su departamento.

Las mejores noches son las que pasa con nosotros, la habitación de invitados es de él, pero no la usa al menos de que yo se lo pida o los primeros días que James tuvo sus cólicos, así de valioso es este hombre que nadie puede ver.

—Me fue bien—digo rompiendo su tortura de dudas.

—Entonces ¿Lo hiciste?

—¿Me conoces?

—Por supuesto que lo hiciste—me regaló una sonrisa al poner mi plato frente a mí—Por cierto, sé que estás tratando de dejar todo esto de las fresas, pero vi esto y supe que te encantaría—sacó del refrigerador una pequeña tarta con fresas y no pude contener mi grito de felicidad, desde mi embarazo tuve que dejar muchas cosas para regresar a mi peso ideal, cuestiones de salud más que nada.

—Gracias, Jordan. Amo cuando haces estas cosas—retiró a mi pequeño James de mis brazos y quedamos los tres en un cómodo silencio que el timbre de mi puerta rompió por completo.

A veces no puedo creer que sea real, tiene sus defectos, lo que me parece maravilloso es que no me los está ocultando como muchos esperan, él admite y reconoce que le está costando trabajo dejar de ser la persona que era antes.

—Iré yo, tú termina—asentí de acuerdo con su idea hasta que escuché las voces de Jayden y Azul, por el tono de Jordan supe que no era agradable el cómo contó las cosas Tyler. Tampoco es como si todo esto fuera agradable para alguien.

—¿No crees que es hora de dejar de dar vueltas? ¡Lárgate de una vez! —ese era Jayden, lo único que evitaba que este se lanzara sobre su hermano mayor es que Azul tenía su mano derecha en su pecho tratando de evitar que se le fuera encima, me quedé tras la puerta para escuchar un poco antes de ponerlo en su lugar.

Todo de míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora