Violar.

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       — Puedes salir ahora. Eres mío. Nada ni nadie va a cambiarlo, y, ahora que no puedes ir a yuuei... no tienes posibilidad de engañarme — dijo el rubio, acomodando sus prendas, para luego salir de la habitación.

Dejó la puerta abierta. Shouta no hacía más que mirar el techo. Estaba asustado. 

        — ¿Pu...edo... usar tu teléfono? — preguntó el azabache, tras haber bajado al primer piso, junto con Hizashi. 

         — ¿Para qué quieres mi teléfono? — respondió Yamada, algo molesto. 

         — Necesito hacer una llamada... no tomará mucho... 

El portador de los lentes le entregó su celular y Shouta comenzó a buscar en los contactos agendados.

Llamó al contacto guardado como "Nemuri" y pegó el teléfono a su oreja. 

Comenzó a sonar una melodía bastante desagradable desde el mueble de la cocina. 

          — ¿No te quedó claro que eres mío? — cuestionó Hizashi.

           — ¿C...Cómo? 

          — Tengo todo planeado, Shouta. Sabía que en algún momento llamarías a Nemuri desde mi teléfono, así que usé uno viejo, para poder controlar esta situación. Tú eres mío, Shouta. Me perteneces a mí, y no estoy dispuesto a compartirte con nadie más. 

El del pelo negro comenzó a llorar. Tiró el teléfono lejos.

Hizashi tomó de la muñeca de Shouta y tiró de esta con fuerza, recostando al contrario en el sillón, con violencia. 

Esta vez, Shouta intentó levantarse. 

Sabía que tenía que hacer algo; tenía que huír. 

Pero su pareja no se lo permitió. Hizashi bajó el cierre de su pantalón, y el de los de su novio. 

El rubio comenzó a frotar sus intimidades. Mic no era el único excitado, pero sí era el único que quería hacerlo. 

EraserHead intentó patearlo. 

Hizashi comenzó a ahorcarlo, mientras que con su mano disponible, retiró los pantalones y ropa interior del contrario, con mucha dificultad, y, acomodó sus propias prendas. 

Sin recurrir al jugueteo previo habitual, este introdujo su miembro por la entrada de su compañero, quien, soltó un quejido. 

                — B...Basta... no... — pidió Shouta, intentando patearlo, pero no podía. Sentía que su cuerpo no le pertenecía.

Yamada comenzó a embestirlo con fuerza.

                — ¡Suéltame! — pidió tras sentir como Present Mic lo masturbaba. 

                — A ti también te gusta... deja de fingir.



Violentómetro // EraserMicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora