↝Lisa↜

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48 horas pasaron desde que la vi por última vez, todo un fin de semana. No pude dejar de pensar en ella ni por un segundo, no importa lo que hacía, de repente invadía mi mente. Los únicos momentos en los que pude encontrar un poco de paz en mi tormento, era cuando dormía e incluso así, de algún modo me despertaba con hermosos orbes ámbar en mi cabeza.

Ya era Lunes por la mañana y me encontraba caminando hacia la escuela. Iba muy lento considerando de que ya iba tarde pero me gustaba disfrutar del paisaje y no sólo me refiero a las zonas verdes y el cielo, todo el panorama me parecía excepcional, incluso las cosas que podemos considerar asquerosas como los callejones sucios y los montones de basura acumulados tienen su encanto. Rosé a menudo me decía que estaba loca por encontrar interesante un montón de suciedad y desechos pero la belleza es subjetiva, y no eran esas cosas en específico lo que encontraba fascinante, sino el conjunto y la imagen en general que daban. A simple vista, para la gran mayoría de las personas, los callejones son lugares peligrosos en dónde suceden las peores cosas y deben evitar a toda costa pero es curioso que para muchos también sea un hogar. Los graffitis en la pared, las manchas en el suelo, las pertenencias perdidas, todo allí tiene una historia más profunda de lo que creemos. Todo lo podrido y lo roto también puede ser bello.

Salí de mi ensoñación cuando llegué a la puerta de la prepatoria, miré mi reloj de muñeca y me sorprendí al ver que conseguí llegar unos cinco minutos antes de que tocara la campana. Observé a mi alreador, buscando a mi grupo de amigos pero con la esperanza de encontrarme con la desconocida una vez más. Tuve éxito en la primer tarea, pude localizar la cabellera marrón de Tzuyu a la distancia, no era muy difícil porque destacaba entre el mar de gente por ser extremadamente alta comparada con el resto de las chicas de por aquí. Me acerqué sosteniendo fuertemente las correas de mi mochila y evitando chocar con más personas de lo necesario.

-¡Buen día!-Saludé efusivamente cuando llegué.

Todos me respondieron al unísono, excepto por Kai que se acercó a mi con una sonrisa en su rostro y me besó apasionadamente.

-Buenos días-Susurró sobre mis labios cuando se separó.

Le devolví la sonrisa, una falsa como todas. Kai podía ser atractivo pero algo a lo que jamás podría acostumbrarme sería a la textura áspera de sus labios y su tacto tan rudo, por más que no sea intencional. El único motivo por el cuál había decidido envolverme en una relación amorosa con él era porque todos creían que eramos la pareja perfecta y además, también me ahorraba a molestos pretendientes que no entienden un no por respuesta. A veces me sentía mal por el chico, creo que el en realidad desarrolló sentimientos por mí.

-¿Dónde está Irene?-Cuestioné cuando noté la ausencia de mi mejor amiga pelinegra.

-Uh, ya sabes-Rosé habló-. Ligando por ahí, creo que fue con la nueva.

Un cosquilleo recorrió la boca de mi estómago cuando una imagen mental, muy poco agradable, cruzó por mi cabeza.

-¿Ah si? Creo que debo ir a buscarla.

Todos me miraron un poco raro pero si tenían preguntas al respecto, optaron por guardarselas para sí mismos.

-Yo te acompaño-Se apresuró a decir Tzuyu, llegando a mi lado mientras yo empezaba a caminar hacia el lado contrario de dónde estábamos-. Tengo muchas ganas de ver a esa chica otra vez, Dios, es demasiado hermosa-Murmuró como si fuese un cómplice.

Bueno, supongo que eso nos hace dos pero jamás lo admitiría en voz alta.

-Calmate un poco Tzuyu, hueles a desesperación-Le dije mientras arrugaba mi nariz.

-Habla la que se le quedó mirando como si fuese la última botella de agua en el desierto y tu estuvieses muriendo de sed.

-Ya te dije que no fue así, imbécil.

↝Nosotras↜ Jenlisa FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora