↝Nosotras↜ Jenlisa Fanfiction

↝Petición↜

 
I'm back.

Prometo comenzar a actualizar más seguido.

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  7:30 de la mañana, salí del taxi para poder pretender que había estado caminando hace un rato. Pasé frente a la casa de Lisa con mi morral colgando de mi hombro justo a tiempo, porque la rubia salía de su hogar a los tropezones. Sus llaves se cayeron y cuando intento tomarlas, su bolso cayó al suelo.

—¡Agh!—Gritó frustrada mientras veía como su pequeña cartuchera se abría y algunas cosas salían de ella.

  Un bálsamo labial rodó hasta la vereda, cerca de dónde estaba y me acerqué a tomarlo. En ese momento, Lisa pareció notar mi presencia porque su tan adorable voz llegó hasta mis oídos en forma de saludo y se acercó a mí aún con las llaves en sus manos y con una sonrisa en su precioso rostro.

—Hola Lili, no esperaba verte por aquí—Sonreí en retorno, me era inevitable.

—Pues, vivo aquí, me acompañaste ayer—Río—. Por cierto, ¿Lili?

—Oh, bueno... Creí que era un lindo apodo—Expliqué un tanto nerviosa, rascando mi nuca mientras sentía su mirada en mi perfil.

—No no no, si me gusta, me gusta mucho—Se apresuró a aclarar—. Sólo que yo no tengo uno para ti—Se quejó con un pequeño mohín en sus labios que sólo la hacía ver más adorable.

—No te preocupes, puedes inventar uno para mí, te doy tiempo hasta nuestra salida de hoy a la tarde para que lo pienses—Le guiñé un ojo y observé como sus mejillas se teñían de un rojo carmín, giró rápidamente la cabeza para que no pudiera notarlo.

—¿Acaso me estás invitando a salir?—Preguntó con su voz más pequeña de lo normal, notablemente más tímida que antes.

—Como amigas, claro—Expliqué para no espantarla tan rápido—. He oído que abrieron un nuevo parque de diversiones a las afueras de la ciudad y aunque probablemente sea un poco cliché, seguro que también es divertido.

—De acuerdo, sólo si prometes que me compraras algodón de azúcar—Añadió juguetona.

—Consideralo hecho Lisa—Le guiñe un ojo.

  Le extendí su bálsamo y ella lo tomó para guardarlo en el bolsillo de la chaqueta del uniforme mientras reacomodaba su bolso sobre su hombro. Comenzamos a caminar a un  ritmo bastante lento para mi gusto y no entendía porqué parecía los avanzar un kilómetro por hora si con las piernas tan largas que la rubia tenía, podríamos llegar en cuestión de 5 minutos, quizás menos. Lisa parecía ir demasiado entretenida como para notarlo, miraba las casas, los árboles y el paisaje en general, en realidad, más que una caminata al colegio parecía un paseo por la ciudad.

  Yo, en cambio, iba bastante entretenida mirando otro tipo de paisaje, pero igual de fascinante y hermoso como el que Lisa observaba. El mío se escondía detrás de mechones rubios de cabello, pines en forma de mariposas y brillo labial de un color durazno. Venía en forma de labios acolchonados, mandíbula afilada, ojos dulces y la sonrisa más brillante cada vez que veía un pájaro volar para salir de su nido.

  ¿Alguna vez creyeron en el amor a primera vista? Probablemente si me lo hubiesen preguntado una semana atrás, hubiese reído a carcajadas y burlándome porque tal cosa jamás podría existir. Yo solía creer que no se puede amar sólo con ver porque si no se conoce la personalidad, la persona que es, entonces no es amor, sólo simple atracción física. Pero ahora con Lisa... No creía que la idea podría ser tan descabellada, porque sino no habría explicación alguna para la sensación cosquilleante y cálida que se expande por mi pecho cada vez que la veo o del porqué cada vez que la veo sonreír, mi corazón explota y una breve mueca de felicidad se plasma en mi rostro.