Capítulo 59

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[Editado]

REGRESA El - QUE - NO - DEBE - SER - NOMBRADO

El viernes por la noche, Cornelius Fudge, ministro de Magia, corroboró Que El-que-no-debe-ser-nombrado ha vuelto a este país y está otra vez en activo,según dijo en una breve declaración.

«Lamento mucho tener que confirmar que el mago que se hace llamarlord…, bueno, ya saben ustedes a quién me refiero, está vivo y anda de nuevo entre nosotros —anunció Fudge, que parecía muy cansado y nervioso en elmomento de dirigirse a los periodistas—. También lamentamos informar de la sublevación en masa de los dementores de Azkaban, que han renunciado a seguir trabajando para el Ministerio. Creemos que ahora obedecen órdenes de lord…, de ése.

»Instamos a la población mágica a permanecer alerta. El Ministerio ya haempezado a publicar guías de defensa personal y del hogar elemental, queserán distribuidas gratuitamente por todas las viviendas de magos durante el próximo mes.»

La comunidad mágica ha recibido con consternación y alarma la declaración del ministro, pues precisamente el miércoles pasado el Ministerio garantizaba que no había «ni pizca de verdad en los persistentes rumores de que Quien-ustedes-saben esté operando de nuevo entre nosotros».

Los detalles de los sucesos que han provocado el cambio de opinión del
Ministerio todavía son confusos, aunque se cree que El-que-no-debe-ser- nombrado y una banda de selectos seguidores (conocidos como «mortífagos»)consiguieron entrar en el Ministerio de Magia el jueves por la noche.

De momento, este periódico no ha podido entrevistar a Albus Dumbledore, recientemente rehabilitado en el cargo de director del Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, miembro restituido de la Confederación Internacional de Magos y, de nuevo, Jefe de Magos del Wizengamot.

Durante el año pasado, Dumbledore había insistido en que Quien-ustedes-saben no estaba muerto, como todos creían y esperaban, sino que estaba reclutando
seguidores para intentar tomar el poder una vez más. Mientras tanto,

_____ estaba sentada en la cama de Draco leyendo El Profeta cuando el entró quitando el periódico de sus manos para leer por el mismo lo que sucedía

— ¿Tu padre? — la chica menciono — podemos quedarnos en tu casa si aun quieres

— Sí puede ser buena idea... Mi madre está sola — murmuró

____ se había levantado y besado al chico para explicarle que iría a caminar un poco mientras el intentaba calmarse un poco después de lo sucedido.

Recorrió despacio el vacío pasillo echando vistazos por las ventanas por las que pasaba; vio a unos cuantos estudiantes que volaban sobre el estadio de quidditch y a un par de ellos nadando en el lago, acompañados por el calamar gigante.

No estaba segura de si quería estar con gente o no; cuando tenía compañía le entraban ganas de marcharse, y cuando estaba sola echaba de menos la compañía.

Había ido a ver a su hermano y así ambos habían desicido ir a visitar a Hagrid, pues no había hablado con calma con él desde que el guardabosques había regresado.

Harry acababa de bajar el último escalón de la escalera de mármol del vestíbulo jutno a ____ cuando Draco , Crabbe y Goyle salieron por una puerta que había a la derecha y que conducía a la sala común de Slytherin.

Harry se paró en seco; lo mismo hicieron Malfoy y sus compinches. Lo único que se oía eran los gritos, las risas y los chapoteos provenientes de los jardines, que llegaban hasta el vestíbulo por las puertas abiertas.

Draco echó un vistazo a su alrededor y ____  comprendió que quería comprobar si había por allí algún profesor y luego miró a Harry y dijo en voz baja

—Estás muerto, Potter.

—Tiene gracia —respondió él alzando las cejas— No sabía que los muertos pudieran caminar.

Harry jamás había visto tan furioso a Malfoy, y sintió una especie de indiferente satisfacción al observar cómo la ira crispaba su pálido y puntiagudo rostro.

—Me las pagarás —contestó Malfoy en un susurro— Vas a pagar muy caro lo que le has hecho a mi padre

—Mira cómo tiemblo —respondió Harry con sarcasmo— Supongo que lo de lord Voldemort no fue más que un ensayo comparado con lo que me tienen preparado ustedes tres. ¿Qué pasa? —añadió, pues Draco, Crabbe y Goyle se habían encogido al oír a Harry pronunciar aquel nombre— Es amigo de tu padre, ¿no? No le tendrás
miedo, ¿verdad?

— Harry debes de parar — _____  miro a Draco y se acercó a él tomando su brazo

—Te crees muy hombre, Potter —replicó Draco, y avanzó hacia Harry. Crabbe y Goyle lo flanqueaban— Espera y verás. Ya te atraparé. No puedes enviar a mi padre a la prisión y…

—Eso es precisamente lo que he hecho —lo atajó Harry.

—Los dementores se han marchado de Azkaban —continuó Draco, impasible— Mi padre y los demás no tardarán en salir de allí.

—Sí, no me extrañaría. Pero al menos ahora todo el mundo sabe que son unos cerdos.

Draco se dispuso a coger su varita, pero Harry se le adelantó: había sacado la suya antes de que Draco hubiera metido siquiera los dedos en el bolsillo de su túnica lo que provoco que la chica se interpusiera entre ambos.

— Paren ambos ¡Ya! — la chica los miró a ambos levantando su carita hacia ella misma — Le duele más que me lastime yo para de idiotas

—¡Potter! —se oyó entonces por el vestíbulo.

Snape había aparecido por la escalera que conducía hasta su despacho, y, al verlo, Harry sintió un arrebato de odio muy superior al que sentía hacia Malfoy. Dijera lo que dijese Dumbledore, él nunca perdonaría a Snape, nunca

—¿Qué haces, Potter? —le preguntó el profesor con su habitual frialdad, y se
encaminó hacia ellos.

—Intento decidir qué maldición emplear contra Malfoy, señor —contestó Harry con fiereza.

—Guarda inmediatamente esa varita —le ordenó Snape a ambos taladrándolo con la
mirada— Diez puntos menos para Gryff… —empezó a decir dirigiendo la vista hacia los gigantescos relojes de arena que había en las paredes, y esbozó una sonrisa burlona— ¡Ah, veo que ya no queda ningún punto que quitar en el reloj de Gryffindor! En ese caso, Potter, tendremos que…

—¿Añadir unos cuantos?

La profesora McGonagall acababa de subir la escalera de piedra de la entrada del castillo; llevaba un maletín de cuadros escoceses en una mano y con la otra se apoyaba en un bastón, pero por lo demás tenía buen aspecto.

—¡Profesora McGonagall! —exclamó Snape, y fue hacia ella dando grandes
zancadas—. ¡Veo que ya ha salido de San Mungo!

—Sí, profesor Snape —repuso ella, y se quitó la capa de viaje—. Estoy como nueva. Ustedes dos, Crabbe, Goyle… —Les hizo señas imperiosas para que seacercaran, y ellos obedecieron, turbados y arrastrando sus grandes pies—. Tomen. — Le puso el maletín en los brazos a Crabbe y la capa a Goyle—. Lleven esto a mi despacho. —Los dos alumnos se dieron la vuelta y subieron la escalera de mármol haciendo mucho ruido—. Muy bien —dijo la profesora McGonagall mientras miraba

The Magic Love  [Draco Malfoy Y Tu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora