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☾ Capítulo 1; Ligeramente confundidos ☽


—¡Jin Ling! —Un muchacho corría tras otro que apresuradamente huía, demasiado frustrado para actuar a conciencia, con una mejilla enrojecida y un perro a su lado. —¡Jin Ling, detente! —volvió intentar el más alto, pero el otro no tenía intenciones de escuchar, por lo que lo único que pudo hacer fue continuar corriendo tras él, aun sabiendo que su madre se molestaría ante su irresponsabilidad.

Para cuando Zizhen logró alcanzar a Jin Ling, las delicadas facciones del heredero de los Jin estaban ya empañadas de un tono rosado, debido al tiempo que llevaba corriendo, también jadeaba del cansancio.

—¿Por qué corriste así? —preguntó Zizhen, tratando de respirar normalmente, mientras Jin Ling fruncía el ceño, frustrado.

—¿Por qué me seguiste? —respondió a su vez, con su usual tono malhumorado.

Jin Ling era así, con un orgullo equiparable al de su tío y una terquedad permanente, pero Zizhen a diferencia de los demás jóvenes de su edad, parecía tener siempre una respuesta para él y una paciencia interminable para su difícil carácter.

—¿Entonces debí dejar que mi amigo corriera solo en la madrugada a quién sabrá dónde? —Jin Ling desvió la mirada, molesto aún con su tío, frustrado tras todas las cosas que se habían dicho de su tío más pequeño y ahora tremendamente abochornado ante lo dicho por su compañero. Nunca aceptaría que había sentido cierto calorcito muy bonito en su pecho al ser llamado amigo y que sus orejas se habían puesto completamente rojas—. Además, no me respondías. ¿A dónde vamos? —¿O dónde estamos?, se preguntó Zizhen mentalmente.

Hada miraba hacia el frente, con su peluda colita inquieta.

—No te incumbe —respondió, desviando la mirada hacia otro lado y cruzando sus brazos sobre el pecho. Tenía la intención de seguir caminando tras Hada, pero por alguna razón Jin Ling se sentía casi intimidado bajo la mirada penetrante de Zizhen, quien ahora había enarcado una de sus cejas y su expresión parecía un poco seria. Al final se rindió ante el otro.

—Estoy buscando a Wei Wuxian.

Respondió, dando media vuelta y comenzando a seguir a Hada, Zizhen caminó a su lado. Estuvieron en silencio por un buen rato, pues el más alto no deseaba incomodar al Jin, sabiendo de la relación difícil que este tenía con su familia. Por otro lado, a pesar del silencio, el recorrido no fue incomodo en lo absoluto para ninguno.

Un buen rato después llegaron a un pueblo y ambos se sintieron desconcertados al ver que Hada trotaba hacia un templo. —¿Hada, estás segura de que aquí está Wei Wuxian? —preguntó Jin Ling extrañado.

Cuando llegaron a la puerta del lugar Hada comenzó a ladrar, resaltaba ante el silencio de la madrugada —¡Hada, cállate! ¡¿Quieres despertar a toda la calle en medio de la noche?!

—Jin Ling, baja la voz también —dijo Zizhen, en un tono de voz normal, pero con el ceño fruncido, había algo extraño con aquel lugar y Hada parecía sentirlo también.

Dentro del lugar todos los hombres en el patio ya preparaban sus arcos, mientras que Lan Xichen, sin su poder espiritual y Wei Wuxian, escondido, se preocupaban por los desafortunados niños fuera de la puerta.

Ya en la puerta, Jin Ling ignoró lo dicho por su amigo y volvió a exclamar ante los ladridos de Hada: —¡Shhh! ¡Shhh! ¡Si vuelves a ladrar te cocinaré! ¿A dónde intentas llevarme?

Ambos jóvenes siguieron ahí, observando como Hada seguía ladrando, corriendo en círculos y rasguñando la pared. Jin Ling preguntó en voz alta —¿Es aquí?

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