𝑼𝒏𝒂 𝒎𝒐𝒏𝒕𝒂𝒏̃𝒂 𝒓𝒖𝒔𝒂 𝒅𝒆 𝒆𝒎𝒐𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔

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Aquella noche había sido una de las más tranquila que habían tenido Adrien Agreste desde que comenzó su carrera de héroe. Después del incidente de clase, Chloe le había dejado claro que no le interesaba acercarse al famoso modelo por más que insistiera, lo que llevó a este momento. El famoso héroe parisino se encontraba corriendo por los techos en dirección al hotel de la rubia, necesitaba hablar con ella aunque fuera de esta forma.

Al llegar al balcón de la rubia, descubrió la puertas de este entreabierta y las luces apagadas dentro. Con sigilo se introduzco en el interior y miró a su alrededor, la habitación estaba un poco desordenada desde la última vez que estuvo aquí (obviamente en su apariencia de Chat Noir) pero sin rastro de la rubia. Aprovechando que no estaba, decidió buscar por su cuenta entre las cosas de esta en busca de algún indicio de esperanza de su antigua yo pero no encontró nada. Desde el punto de vista del modelo, sabía que parte de lo que le estaba pasando a su amiga era culpa suya y debía hacer algo para recuperarla. Claramente no rompería con Marinette, su amor por ella era lo único que lograba darle fuerza para levantarse cada mañana por lo que necesitaba hacer que Chloe lo viera como él lo hacía con ella, como un hermano.

Sus pensamientos fueron detenidos por el fuerte sonidos que se escuchaban desde el pasillo de la suite, alertando al héroe de la presencia de alguien acercándose y sin pensarlo se escondió debajo de la cama en cuanto la puerta se abrió. Entrando a la habitación, el mayordomo ayudaba a una Chloe mareada quien era sujetada por los hombros para evitar que se cayese al suelo.

- ¡JeAn! Te he dicho que no necesito tu ayuda, puedo caminar sola. Ves...- dijo la rubia apartándose del hombre unos centímetros tambaleándose hasta apunto de caerse, menos mal que Jean tenía buenos reflejos y la sujetó a tiempo.

- No dudo de usted, señorita Bourgeois. Pero no puedo evitar ayudarla, es mi deber como tu mayordomo personal-responde Jean negando la cabeza.

Hasta ahora, el felino no había sido descubierto por los sujetos en la sala pero necesitaba salir de aquella situación antes de que lo descubran y se filtren en las noticias que Chat Noir es un acosador. A Ladybug no le gustaría mucho eso.

- ¿Sabes qué? Eres la única persona que puedo confiar en estos momentos, aparte de Sabrina ¿si...? ¡Hip!- dice Chloe agarrándose al brazo de Jean.

- Me siento alagado, pero...- "deberías".-Pero, perdona mi entrometimiento, ¿no confiás en el chico de cabello pelirrojo?- pregunta el mayordomo mientra dejaba con cuidado a la chica sobre la cama y evitando que se resbalara fuera de esta.

-¿Qué chico?- preguntaba Chloe, quien estaba muy borracha para imaginar que estaba hablando de Nathaniel.

-Su "novio", señorita- dice finalmente Jean. Adrien, quien estaba atrapado debajo de la cama, no pudo creer lo que escuchaba. ¿Acaso Chloe, la extrovertida amante de la moda, estaba en una relación con Nathaniel, el chico más discreto que conocía? Por una parte, podría ser todo un estratagema para vengarse de él y Marc Anciel, quien había terminado muy mal con el pelirrojo el año anterior. No era un secreto que Nathaniel era bisexual. Y por si no fuera lo primero, se sentía sorprendido y triste por no saber eso de su mejor amiga.

-¿Hablas de Nathaniel?-dice la rubia cayendo en la cuenta de quien hablaba su mayordomo.

- Si ese es su nombre, si. ¿Confiás en Nathaniel?-

- No se, osea es un chico y...eso- dice únicamente Chloe agarrando su almohada. El mayordomo al ver que no podría sonsacarle nada, decidió dejar a la rubia sola en su habitación. Bueno no tan sola, Adrien aún se encontraba atrapado debajo de la cama de la chica.

Tras irse Jean, Chloe empezó a pensar en Nathaniel, quien era la pieza estrella de porqué estaba así ahora mismo. ¿Qué derecho tenía para presionarla a abrirse? No eran amigos. La verdad es que ahora no sabía si era ella o el alcohol pero se sentía vulnerable, porque había empezado a sentir un poco de culpa al recrear lo que había pasado. Él solo intentaba ser un buen compañero, no tenía porque haberle echado de la habitación pero ya no se podía hacer nada. Ya se disculpará mañana, pues Chloe ya había empezado a caer en los brazos de morfeo mientras pensaba en cómo haría para recompensarlo. No fue minutos después, cuando no se escuchaba nada más que la respiración lenta de la rubia que Adrien vio su oportunidad para escapar.

Perfecta [MLB]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora